“Tucumán produce más energía que la que consume”, dice cada tanto tiempo el vicegobernador, y agrega: “produce entre 1.300 y 1.400 megavatios y los tucumanos, cuando hace mucho calor, llegamos a consumir 750 megavatios. Entonces, muchos se preguntan por qué se corta la luz o hay bajas de tensión que dañan los artefactos eléctricos que tenemos. Porque, si bien generamos energía, tenemos que seguir haciendo las inversiones para poder bajarla en la provincia y poder distribuirla”. Esto quiere decir dos cosas: que no tenemos aún líneas suficientes de transporte de energía para entregarla en todas las zonas de la provincia que la necesitan, y que el sistema actual, con la potencia que tiene, se ve sobreexigido en momentos de alta demanda, como ser el tórrido verano tucumano. Por ello hacen falta inversiones.

De eso se habló hace dos días en la Primera Cumbre de Innovación & Transiciones Energéticas en Tucumán, en la que disertó la secretaria de Energía de la Nación, quien habló de una “transición justa hacia un desarrollo integral y sostenible de la matriz energética”, en el marco del Plan 2020 – 2030. Ella firmó el inicio de tres nuevas obras: la ampliación de la Estación Transformadora Lules; la Línea de Media tensión en 33 kv entre Trancas y Benjamín Paz, que abastecerá al penal de Benjamín Paz; y el Plan Federal III - El Bracho - Villa Quinteros. De ellas, la más importante es la que une El Bracho con Villa Quinteros. Con esa línea de transporte de energía, de 54 kilómetros, que reemplaza la ya existente que tiene más de 60 años y no tiene buen rendimiento, se refuerza la entrega de energía prácticamente a todo el sur provincial. La obra es necesaria para descomprimir las líneas que salen desde El Bracho, y, así, mejorar el abastecimiento del servicio eléctrica en épocas de alta demanda (invierno y verano); mitigar los efectos de las bajas tensiones y, en ocasiones, responder a la demanda con el fin de evitar la sobrecarga del servicio.

Hay que decir que estas líneas de transporte son fundamentales para una provisión adecuada de la demanda en la sociedad, y cuando están afectadas por sobrecarga (falta de capacidad) o por accidentes como, por ejemplo, una quema de cañaverales, pueden causar un apagón en media provincia. Cabe recordar la emergencia de hace dos años por la rotura de un cable subterráneo causada por obreros sanitarios al sur de la capital.

La otra obra de transporte que se anuncia es la repotenciación y normalización de la estación transformadora Lules, que mejora la capacidad de transporte en la zona sur de la capital y en Lules. Esto permitirá capacidad hasta que esté la otra línea. La obra de El Bracho-Villa Quinteros demorará unos dos años hasta que esté en funciones.

Estas obras estaban previstas desde hace tiempo. El NOA, en este sentido, ha tenido una evolución dispar, producto de las asimetrías en la organización de planes de desarrollo energético, en los que hay muchas carencias. En 2006, por ejemplo, Tucumán tenía la estación de El Bracho, casi en soledad, de la cual se transporta energía hasta fuera de la provincia. Hoy Santiago del Estero tiene dos estaciones como la de El Bracho. En 2006 Tucumán ya tenía el proyecto de la estación de El Espinillo, en el este de la provincia, pero todavía no se ha definido presupuesto para ella en la Nación. Esta estación permitiría aliviar todo el Norte tucumano, que depende del transporte que recibe desde Güemes y Metán, en Salta.

Las estaciones transformadoras y las líneas de transporte (como la de El Bracho a Villa Quinteros) permiten ampliar la capacidad para cualquier tipo de consumo; además mejoran la calidad del abastecimiento; y esa ampliación de la capacidad no sólo satisface la demanda domiciliaria sino que permite avizorar facilidades para desarrollo empresario. Conviene, entonces, seguir con atención los pasos del plan federal del Consejo Federal de la Energía Eléctrica y programar en función de las necesidades actuales y futuras de la provincia.