Los habitantes del pueblo de Villa de Medinas tardaron horas en recuperarse. Algunos, al pensar que se trataba de una cuestión política, hasta intentaron evitar la detención de Diego Figueroa (foto pequeña), el delegado comunal que está acusado de ser el líder de una organización que cometió un secuestro a fines del año pasado en el sur de la provincia.

El 22 de diciembre de 2022, los hermanastros V.G. y F.F., oriundos de Aguilares, hijos de un reconocido comerciante de esa ciudad, abordaron un auto rural conducido por J.O. para dirigirse a Alberdi. En esa localidad, se iban a encontrar con una mujer que les abonaría la compra de materiales de construcción que había adquirido en el local familiar.

Cuando llegaron al lugar pactado, nunca se presentó la supuesta compradora, pero sí observaron un auto oscuro. De ese vehículo descendieron varios hombres armados. Los redujeron a los golpes a los tres y, después de transitar por varios lugares de la zona durante unos minutos, fueron llevados a un galpón desconocido.

A las pocas horas, el padre de los hermanastros comenzó a recibir llamados de los captores, que le pidieron $9 millones para que sean liberados. Después de arduas negociaciones, las víctimas fueron dejadas en libertad horas después.

La denuncia fue radicada por la madre de los jóvenes ni bien se enteró de lo que había sucedido. Al confirmarse que se había tratado de un secuestro extorsivo, tomó intervención en el caso el fiscal federal Agustín Chit. Con la secretaria Julia Vitar dieron intervención a los especialistas del Departamento Antisecuestros Norte de la Policía Federal.

Investigación y caída

Durante semanas los investigadores trataron de identificar a los autores. Cuando consiguieron los datos, iniciaron la etapa de recolectar las pruebas en contra de los sospechosos.

Según las fuentes,.los acusados cometieron un grosero error: no sólo se quedaron con el celular de una de las víctimas, sino que lo siguieron utilizando. Esa fue la punta del ovillo que les permitió llegar hasta los acusados de cometer el delito.

Con la información de ese teléfono, lograron ubicar dónde estuvieron el día en el que se cometió el hecho y establecer quiénes eran los que podrían haber participado. Por esa razón solicitaron pedidos de allanamiento y órdenes de detención en contra de los acusados.

Las medidas se concretaron ayer antes de que amaneciera. Los federales se presentaron en la casa del delegado comunal, donde lo detuvieron a él y a su hijo, cuya identidad no trascendió por el momento. “Cuando estábamos concretando esa medida, en el lugar se presentaron varios vecinos tratando de impedir que lo arrestáramos. Hubo como una manifestación, pero al explicarles cuál era el motivo de nuestra presencia en el lugar, paulatinamente se marcharon hacia sus hogares”, destacó una fuente policial.

Pero ese no fue el único problema que afrontaron los miembros de la fuerza. Otro de los acusados se ocultó en un cañaveral acompañado con dos hombres que estaban armados con machetes. “Al principio no querían saber nada con entregarlo, pero cuando se dieron cuenta de que estaban rodeados y que sus vidas corrían peligro si no deponían su actitud, decidieron rendirse y logramos cumplir con su detención”, explicó el mismo vocero. Las autoridades confirmaron que en los allanamientos secuestraron varios teléfonos celulares entre los que se encontraría el de la víctima. “Creemos que tenemos fuertes pruebas en su contra”, indicó un investigador.

Anoche se supo que la abogada Paula Morales Soria asumirá la defensa de Figueroa.

El pueblo de Medinas, ubicado a 11 kilómetros al sudeste de Concepción, por la ruta 329, se estremeció con este caso policial y que causó un importante impacto en lo institucional. La detención de su delegado comunal se concretó a poco más de una semana de celebrar su tradicional fiesta de la Virgen de la Merced. La fiesta patronal convoca a miles de fieles de distintos puntos de la provincia que llegan en procesión a pie.

“Fue una invasión de federales que se desplegaron en el domicilio de Figueroa, próximo al hospital, y de otros cuatro hombres de su entorno, uno de los cuales es conocido como ‘Toro Chuleta’. Nadie puede creer que se lo haya detenido a Diego. No parecía un mal tipo”, dijo un vecino que prefirió no identificarse.

Según comentaron los lugareños. Figueroa antes de salir electo comisionado por primera vez, se desempeñó como empleado del ingenio La Trinidad. También abordó el negocio de la comercialización de azúcar, según contaron y al principio todos pensaron que su detención se podría haber producido por irregularidades en la comercialización de ese producto. Nadie sabía que el hombre que se preparaba para iniciar su segundo mandato estaba involucrado en un caso de secuestro extorsivo.