Mientras los golfistas tucumanos finalizaban la segunda ronda, a unos metros de la cancha observaba paciente el portorriqueño Armani Pérez Hernández. A pesar de que el oriundo de Aguadilla no superó el corte, se mostró feliz por el gran nivel que viene apreciando en el 56° Abierto del Norte-Copa Macro y sobre todo por su estadía en Tucumán, un lugar que lo cobija y le permite olvidar las distancias con su tierra.
“Aquí practico un poco mejor que en Puerto Rico porque tengo más gente con quien jugar, al más alto nivel. Me impulsa a ser mejor jugador y a pensar en la cancha”, explicó Hernández, que actualmente se entrena con César Monasterio. “A él lo conocí en el Puerto Rico Open, mientras le llevaba los palos a Andrés Romero. ‘Pigu’ me lo presentó, nos hicimos muy amigos y empezamos a entrenar juntos acá en Tucumán”, agregó el golfista, que participó en el Abierto de Misiones y en el de Las Termas de Río Hondo.
“Esta es mi tercera vez en Tucumán, estuve de agosto a diciembre del año pasado, después volví de abril a mayo y ahora llegué en agosto. Ya conocí el Cristo de San Javier y quiero ir a Tafí del Valle”, anticipó Hernández, de 23 años.
Sin embargo, no siempre estuvo el golf en la vida de Armani. Nacido en el pueblo de Moca, por el béisbol, el básquet, el skate, la natación y el voley. “Vengo de una familia de deportistas”, sostuvo el golfista, que sufrió diferentes lesiones en su carrera y viene de una rotura de ligamentos en las manos.
Todavía recuerda la primera vez que se asomó al golf. “Empecé a ir a un club que se llama Punta Borinquen y los primeros palos que tuve los heredé de mi madre. Eran unos hierros que mi mamá tenía guardados por ahí”, apuntó.
Con un nombre parecido al apellido del arquero de River, Armani dijo que es un apasionado del fútbol y sobre todo de Lionel Messi. “Estuve la semana antes de que se jugara la final del Mundial y tuve que ir a la boda de un amigo. Eso me dolió -se lamentó. Tengo amistades y familia cerca de Miami, así que seguro voy a ver un partido”.