Los 40 km de la ruta 334, que une a La Cocha con Taco Ralo, fueron pavimentados hace 49 años, según recuerdan los lugareños. Representó un enorme logro para la comunicación terrestre de unas 500 familias desperdigadas en ese tramo. Gente que en esa época, cansada de los trastornos que les generaba el camino cuando llovía, realizó diligencias hasta ver cristalizado ese viejo anhelo que les trajo alivio.  

Hoy el tiempo parece haber retrocedido y anclado a cuando la carretera era de tierra. Es que queda un reducido vestigio de la obra vial. De los 49 km sobrevive una precaria capa asfáltica de apenas ocho kilómetros. Los padecimientos volvieron a renacer.

Los torrentes de agua de lluvia que bajan de las fincas agrícolas, los desbordes de acequias, los transportes pesados de granos  y la falta de mantenimiento, hicieron estragos en esta vía. “Para los que vivimos en la zona es un drama permanente trasladarnos para llevar a los chicos a la escuela, salir de compras, al médico  o hacer otras diligencias en La Cocha o en Taco Ralo. Hasta movilizarse en motocicleta es un problema. Y para colmo solo tenemos un  colectivo al día”, expuso Aida Carrizo, del paraje La Florida. “Aquí estamos abandonados por la comuna de Taco Ralo y por la provincia. Si por lo menos enripiaran este camino nuestros tormentos no serían tantos”, observó.

Aislados

A lo largo de la 334 y desde el este se encuentran El Quebrachito, Achila, Los Gómez, La Chilca, El Jardín, Alto Verde y Achira.  Entre el río San Francisco y el arroyo El Palancho, al oeste, están El Mistol, La Esperanza, La Florida y Puesto Los Pérez. Son las familias de este último tramo las que sufren en los tiempos de lluvias las consecuencias del pésimo estado de la ruta y de los desbordes del San Francisco al este, y el Palancho al oeste.

Estos dos últimos pasos se los cruza por un badén que desaparece cuando llegan las crecientes. “Quedamos atrapados entre dos cauces y no podemos salir a Taco, ni a La Cocha. El aislamiento a veces dura semanas y en ese lapso nadie se puede enfermar. Los más expuestos son los mayores. Es un drama de casi todos los años. La única respuesta que recibimos esos días son las bolsas con alimentos y después los funcionarios desaparecen”, expuso Yanet Medina, también de La Florida.

En la zona funcionan las escuelas Alfonso Carrizo y la 184 de Puesto Los Pérez. “Recuerdo como si fuera ayer cuando inauguraron esta ruta. Fue un día de mucha felicidad. Por fin teníamos un camino pavimentado. Ya no era una penuria ir a La Cocha o a Taco Ralo. Pero como a los 10 años comenzaron los deterioros que se fueron agravando de a poco”, relató Enrique Pérez.

“Los desmontes descontrolados de los finqueros, sin ningún tipo de estudio de impacto ambiental, comenzaron a tener sus consecuencias. Y a estas las estamos pagando todos los vecinos que nos quedamos sin pavimento y gran parte del año aislados por los destrozos de los puentes”, añadió.

Pérez, del paraje que lleva su apellido, se encuentra frente a su casa observando como sus hijos Nicolás y Estebán, con machetes y pala en mano, trabajan limpiando la acequia que pasa por orilla de la ruta. “Lo hacemos para evitar que proliferen las víboras, alimañas y también a fin de que el agua tenga mejor escurrimiento, sino se desborda. No podemos estar esperanzados en la comuna porque por aquí casi nunca nadie viene”, sostuvo. “Este es una ruta por la que se movilizan muchos camiones cargados con granos. Es decir que hay un movimiento económico importante. Sin embargo nadie hace nada por mejorarla”, se quejó Pérez.

El ingeniero Ricardo Abad, titular de la dirección provincial de Vialidad (DPV), explicó que para atender la problemática de  la ruta 334 y a partir de las inundaciones del 2017, cuando desbordó el San Francisco, la Legislatura conformó una comisión de estudio. “De este trabajo -dijo- surge que hay que hacer muchas obras, pero se tiene que empezar desde Catamarca, en donde está la raíz  del problema. Desde ahí y atravesando el sector tucumano,  antes se extendían bañados. Se desmontó y se planta soja. Hubo un  cambio de toda la corriente hídrica que hay que atender”, explicó.

“Tenemos que encarar un gran plan integral de arreglos porque de lo contrario la 334 no tiene remedio. Los bañados se tienen que recuperar. Mientras no paremos el agua que viene desde Catamarca, insisto, no se puede hacer nada”, añadió. “Ahora la situación económica es complicada y se está haciendo algo muy de a poco. No nos sacamos la responsabilidad y por eso para que la gente no quede aislada en el verano tengo un proyecto de construcción de un puente en el Palancho. Así  van a  tener salida hacia  La Cocha y no quedarán aisladas entre dos cauces”, concluyó.