En cualquier investigación compleja un dato o un nombre puede ser la llave que ayude abrir una puerta de salida de un laberinto. Eso es lo que sucede en la investigación del crimen de Lautaro Alexander Ostriz (24 años) registrado hace tres semanas en Estación Aráoz. Hasta aquí, según el testimonio del arrepentido Cristian Leal (24), la desaparición de más de tres kilos de droga que le habrían entregado a la víctima, sería el móvil del homicidio que todavía tiene varias preguntas sin respuestas.

Ostriz fue privado de su libertad el 10 de agosto. No se supo nada de él hasta el 20 de agosto, cuando Leal se presentó ante las autoridades para contar que al desaparecido lo habían matado y que a su cuerpo lo habían arrojado a un descampado. Con su declaración, el fiscal Ignacio López Bustos logró que a él, a Hugo “Negro” Fernández (47), a Miriam Paz (57) y a Roque Tula (32) le dictaran la prisión preventiva después de ser acusados de homicidio agravado por haber sido premeditado y cometido por dos o más personas.

El testigo arrepentido incorporó otro nombre en la causa: el de “Totó”. Según Leal, él había guardado o escondido la droga de los acusados y al que buscarían “apretar” para que diga dónde estaba. El señalado es Mauricio Brandán (23) que fue la última persona que vio con vida a Ostriz. Él fue quien llevó a la víctima al lugar donde fue capturado por los acusados de haberlo asesinado.

Hace exactamente dos semanas, cuando las autoridades buscaban al joven, fue entrevistado por personal de la fiscalía de Delitos Complejos que conduce Mariana Rivadeneira. “Lo dejé allí y me fui a la peluquería. Durante el viaje Lautaro iba mensajeando por celular, pero no sé con quién. Creo que en los mensajes nombraba a un tal Cristian Leal, vi de reojo y me pareció eso. Pero no hablamos nada durante el trayecto”, declaró. Tres días después, la persona que el testigo mencionó terminaría confesando todo.

“Totó”, que es empleado de un corralón en Estación Aráoz, también fue clave en la pesquisa por otro detalle: él fue quien recibió el supuesto mensaje que había escrito Ostriz luego de haber sido capturado. “Decía: ‘Mano me está llevando una mina que es tránsfuga en una camioneta negra en la parte de atrás’. Terminaba diciendo avisá por favor o ayudame, no recuerdo bien”, dijo cuando fue entrevistado en la fiscalía. Ese pedido fue recibido el jueves 10 a las 19.25, horario en el que supuestamente los sospechosos estaban con el por ese entonces desaparecido.

Para los pesquisas este no es un dato menor. Leal reconoció que fue amenazado de muerte para que citara a Ostriz con el único fin de recuperar la droga. También señaló que la autora de ese mensaje podría haber sido Paz momento después de que escuchara que Fernández le dijera a Ostriz que ya arreglaría cuentas con Brandán, el que supuestamente tenía la cocaína. “¿Por qué Lautaro eligió a su amigo y no a un familiar para pedir ayuda? ¿Y si realmente el mensaje que se envió fue un engaño para convocar a ‘Totó’ y hacer lo mismo que hicieron con la víctima?”, se preguntó un investigador.

En su presentación en la fiscalía, el testigo también informó que la víctima se dedicaba a prestar dinero, pero también cerró su entrevista con llamativas palabras: “Quiero que esto se solucione pronto, que Lautaro aparezca porque ya no doy más de mi cabeza. La Policía me pregunta a cada rato y, al que se cruza, lo levantan”. Después de haber cerrado su declaración, entregó su celular que ya está siendo analizado. LA GACETA intentó comunicarse infructuosamente con el joven para que diera a conocer su versión de los hechos.

Investigación

“Son mentiras, pero no vamos a hablar, sólo lo hará nuestra abogada”, explicó una pariente de Ostriz cuando LA GACETA le consultó sobre la versión que indicaba que el joven estaría involucrado en la venta de drogas. La profesional Romina Campero prefirió no hacer declaraciones.

Sí se pudo establecer que ni la víctima ni ninguno de los cuatro imputados por el crimen tienen antecedentes ni aparecen mencionados en alguna causa por narcotráfico. Paz, según denunció en la audiencia de formulación, soportó varios allanamientos y dijo que en uno de ellos denunció a varios funcionarios policiales. “La Justicia le dictó una orden de protección a su favor por el acoso que sufría”, indicó Silvia Furque, defensora de la acusada.

“Es cierto, la allanamos por diferentes causas, pero nunca encontramos drogas. Todos los procedimientos fueron legales y autorizados por un juez competente. No existe ningún acoso”, explicó el jefe de la Unidad Regional Este, Fabio Ferreyra. “Son pedidos falsos que se hacen por una causa de robo y terminan buscando cualquier otra cosa. Son ilegales”, aseguró Furque.

“Todo parece indicar que el crimen fue por una cuestión de drogas. Eso es lo que entendió nuestro defendido. Está aterrado por lo que vivió. Se ordenó que permanezca alojado en un lugar especial para evitar sufrir algún tipo de represalias”, sostuvo Roberto Vicic, defensor de Leal. “Está en condiciones de aportar más datos, pero necesitamos hacer un pacto con la fiscalía para que mejore su situación procesal. Al final él contó todo para esclarecer el hecho y le dictaron más meses de prisión preventiva que a los otros tres imputados”, finalizó.

Mientras tanto, López Bustos espera los resultados de las pericias para avanzar con la pesquisa. El análisis de los celulares será clave para esclarecer el caso.

Los puntos oscuros

- Por qué Cristian Leal se demoró 10 días para informar sobre el crimen.

- Salvo Leal, todos los acusados fueron relacionados con actividades ilícitas. Paz prestaba dinero, Fernández tenía una casa de juego clandestina y Tula traía mercadería que habría sido ingresada ilegalmente al país desde Bolivia,

- Las diferentes versiones sobre la supuesta deuda que mantenía el testigo clave con la víctima. Leal dijo que eran $400.000 y la familia de Ostriz, $9 millones.