El triunfo de Javier Milei en las Primarias del 13 de agosto no sólo replanteó el esquema político tradicional de los últimos años en la Argentina, sino que también despierta reflexiones respecto de cuál es el sentido del voto de un 30% de la sociedad al líder libertario. El papel de la democracia tal cuál la conocemos, las deudas del actual sistema de gobierno y la relación de la clase dirigencial con la ciudadanía son algunos de los aspectos que entran bajo análisis.
El politólogo Andrés Malamud es uno de los pensadores que advirtió en los últimos días sobre los riesgos que enfrenta la Argentina en un eventual gobierno de “tercios”. “Milei haciendo la mejor elección del mundo, no llega al tercio en las dos cámaras (del Congreso de la Nación). Un presidente minoritario no llega al quórum, el presidente híperminoritario no llega al tercio, que es lo que le garantiza el escudo legislativo para evitar el juicio político. Los presidentes que no llegan al tercio, no terminan el mandato”, explicó el analista político en declaraciones radiales.
Los ejemplos, mencionó, están muy cerca del país: Guillermo Lasso, en Ecuador; Pedro Castillo, en Perú; y Dilma Rousseff, en Brasil. En todos los casos, tuvieron problemas para formar coaliciones parlamentarias. “Los líderes que rompen puentes terminan sumergiéndose. Para perdurar y dirigir, deben establecer alianzas, pero Milei se comprometió a no negociar con la clase política”, advirtió.
En ese trajín de entender el voto de las PASO se sumergió el especialista, radicado en Lisboa. “Está estudiado que cuando los dirigentes hartaron a la gente, la gente está dispuesta a votar a alguien que perjudique sus propios intereses, si lo que tiene a cambio es deshacerse de los propios dirigentes. La gente está dispuesta a votar en contra de estos ‘bastardos’ aun perjudicándose. Es lo que representa Milei en este momento”, esbozó. “Hay mucha gente que cree que Milei les va a hacer bien, pero hay otra que piensa que no, pero igual lo quieren votar. La gente votaría a Milei por más que explote todo y aun sabiendo que le van a llegar las esquirlas. Está dispuesta a lastimarse, para lastimar, porque lo que quieren es deshacerse de estos tipos, que en muchos casos son los que gobernaron durante los últimos 10 años, no el actual ministro de Economía nada más”, ahondó.
En diálogo con LA GACETA, Malamud se refirió a los 40 años de democracia que están próximos a cumplirse en Argentina, analizó los recientes hechos de vandalismo y de saqueos en diferentes provincias y se animó a ser optimista sobre lo que puede acontecer en el país en el corto plazo. “La convivencia social es posible y se manifestó en la marcha de los cinco millones, cuando los argentinos recibimos a la selección mundialista sin Estado y no hubo ni un homicidio”, destacó.
- Hay un malestar creciente de sectores de la sociedad en buena parte del mundo con la democracia. ¿Esto obedece únicamente a cuestiones económicas? ¿Es una crisis terminal, o puede ser revertida?
- El malestar en la democracia (no “con la democracia”) es global. Las razones son múltiples, pero el bajo crecimiento económico es clave, lo que en Occidente se agrava por la creciente desigualdad. No es una crisis terminal: la mayoría de las democracias resiste, no se quiebra.
- La Argentina se aproxima a cumplir 40 años de democracia; ¿cuáles son las deudas más importantes?
- La deuda de la democracia argentina es la economía. Prácticamente sin violencia política y con bajos niveles de violencia social en comparación con la región, Argentina se caracteriza por el estancamien to económico y la alta inflación, no por el autoritarismo ni por la violación masiva de derechos humanos.
- La creciente pobreza; ¿pone en riesgo el sistema democrático o estamos ante la necesidad de una nueva democracia?
- La pobreza no pone en riesgo directo a la democracia. El problema de la democracia argentina no es su fragilidad sino su baja calidad: provee servicios insuficientes y genera insatisfacción en los “usuarios” (los ciudadanos).
- ¿Cómo se interpreta el resultado de las PASO y la aparición de Milei en el esquema político tradicional?
- La victoria de Javier Milei en 16 provincias es producto de esa insatisfacción social con los resultados de la democracia. El electorado percibe que la política no solo no mejora nuestras vidas sino que además las complica, mientras los dirigentes políticos sí mejoran sus vidas.
- Milei habla de gobernar mediante plebiscitos; ¿es factible esa alternativa? ¿Cuáles son los riesgos?
- No es factible. El artículo 40 de la Constitución establece que las consultas populares vinculantes deben ser convocadas por la mayoría del congreso. El presidente solo puede convocar consultas populares no vinculantes (es decir, cuyo resultado no se transforma en ley).
- Ese voto a Milei, ¿puede revertirse en octubre pensando en un voto más “racional”?
- Algún voto sí, pero más votos parecen orientados a revertirse en sentido contrario, bajo el conocido efecto de “subirse al carro de la victoria”.
- ¿Estamos ante la búsqueda de un candidato “paternalista” que nos solucione los problemas aún a costa de resignar libertades?
- No parece. Milei no propone restringir libertades sino aumentarlas.
- Con la aparición de Milei y los resultados en tercios, ¿se termina la etapa de la polarización y de la grieta en la Argentina?
- Si gana Milei estaremos en presencia de una nueva grieta que substituye a la anterior. El Congreso, sin embargo, no se dividirá en tercios: Milei tendrá amplia minoría.
- Los hechos de inseguridad y saqueos en algunos puntos del país, demuestran ¿anarquía, desesperación social o intentos de desestabilización?
- En Argentina, el crimen organizado se desarrolla en una “zona gris” en que convive con la ley. Desde la venta de autopartes robadas, pasando por los megamercados de ropa trucha y terminando en el narcotráfico, la política y la policía están articuladas con los “malhechores”. Si pudimos ver saqueos masivos por la tele durante largos minutos y nadie los impidió, es porque hubo zona liberada.
- Las crisis recurrentes y la tensión política, ¿cuánto afectan la convivencia social y la posibilidad de diálogo y armonía entre los argentinos de a pie? ¿Hacen falta nuevos liderazgos?
- La convivencia social es posible y se manifestó en la marcha de los cinco millones, cuando los argentinos recibimos a la selección mundialista sin Estado, Policía ni balcón presidencial y no hubo ni un homicidio. El problema es que la política no resuelve los problemas económicos generalizados que los políticos no parecen sufrir, lo que genera una reacción popular en su contra, contra la llamada casta.