En medio de la tensión social que atraviesa algunos puntos del país por incidentes e intentos de saqueos, los referentes de comedores y de organizaciones sociales de Tucumán remarcaron que no están involucrados en el fomento de estos delitos, aunque sí “son los más apuntados” cuando se generan este tipo de situaciones.

“Hay gente que pasa hambre, pero también hay quienes sólo quieren hacer daño”, diferenció Jacqueline Pérez, que trabajaba en un merendero. El grupo de ayuda social se disolvió, hace dos semanas, a causa del agravamiento de la situación económica.

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“Teníamos planeado festejar el día del niño, pero no recibimos ayuda así que se suspendió. Se llamaba ‘Conquistando Sonrisas’ y asistían entre 45 y 50 personas, pero tuvimos que dejarlo”, contó.

En tanto, Yanina Domínguez, del comedor/merendero “Por una sonrisa feliz” ubicado en El Manantial, indicó que muchas veces no llegan a cubrir la demanda de gente que tienen a diario. “Aumentó muchísimo la concurrencia y ya casi no tenemos cupos. Muchas veces no llegamos a darle de comer a todas las familias que vienen”, lamentó.

Sin embargo, señaló que esto no significa que estén a favor de los incidentes que se generaron en algunas provincias. “La situación que estamos pasando (en los comedores) ya viene hace bastante tiempo, entonces (siguiendo esa lógica) ya habría habido saqueos por necesidad hace mucho”, defendió.

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En ese sentido, dijo que quienes los responsabilizan de estos actos vandálicos “se tendrían que tomar el tiempo de caminar por los barrios”. “Así verán que la mayoría de la gente de bajos recursos son trabajadores y, aunque hay muchísima pobreza, la gente trata de salir adelante como puede”, remarcó Domínguez.

Mercadería insuficiente

Por su parte, el Movimiento Argentino Rebelde (MAR) está compuesto por cinco merenderos distribuidos en diferentes localidades y pueblos. Cristina Selman, quien está a cargo, mencionó que solían trabajar como comedor, pero por la falta de mercadería redujeron este servicio a una vez por semana.

La situación es cada vez más complicada y “se ve mucho hambre” en la sociedad. Es por eso que hoy por la mañana realizaron un corte de ruta para manifestarse en busca de respuestas del Gobierno, aunque sin violencia y -en definitiva- sin saqueos.

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“No estamos a favor de la agresividad, de ir a sacarle al comerciante su trabajo. Nosotros respetamos eso”, aseveró Selman. Incluso, la mujer contó: “Hoy antes de salir dudábamos con mis compañeros porque sabíamos que no faltarían las personas que vayan a saquear y nos involucren a nosotros. Pero no vamos a ir a romper un vidrio o a tirar cosas, eso no es lo nuestro”.

La falta de trabajo también es algo que se ve mucho en los barrios populares. Selman expresó que mientras que a principios de mes alimentan entre 350 y 400 personas, “llegando a fin de mes se llena; no sólo niños, sino también adultos”. “Es angustiante”, resaltó.

Un llamado de atención

Lucas Gómez, en tanto, forma parte de una organización social que administra 170 centros comunitarios en toda la provincia y que le da de comer a 12.000 niños. Aseguró que aunque cada día se complica más el día a día de los sectores vulnerables, “siempre fueron garantes de la paz social”.

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“Existen algunos inescrupulosos que se montan en este tipo de situaciones para generar tensión, pero todo tiene que ver con la situación social y económica del país. Nadie quiere volver a esa triste imagen de finales de 2001, pero parece que en Argentina se está generando un llamado de atención al Gobierno nacional”, consideró el coordinador social.

Mientras tanto, Santiago Camuña, vocero del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), dijo que “es importante aclarar que las organizaciones sociales no estamos, de ninguna manera, llamando a saqueos ni generando ningún tipo de clima excluyente”.

Al contrario, alertó que “ciertos sectores aprovechan para criminalizarnos teniendo en cuenta que somos quienes vienen reclamándoles a los gobiernos provinciales respuestas que no dan”.

Los reclamos, detalló, giran en torno a la poca mercadería que llega desde Nación. “Nos dura siete o 10 días, como mucho, teniendo en cuenta que cinco días a la semana damos meriendas y, cuando se puede, ollas populares”, determinó Camuña.

El referente aseveró: “Razones nos sobran para estar en la calle, pero decidimos -esta semana al menos- no participar para no generar esto. De ninguna manera vamos a estar en estas provocaciones”.