Son muchas las infusiones –común pero incorrectamente llamadas “té”– que se utilizan con diferentes fines. Para adelgazar, para conciliar el sueño por las noches, para calmar la ansiedad y hasta para tener prosperidad. La manzanilla, la lavanda y la valeriana, en particular, son conocidas popularmente por tener efectos tranquilizantes. Sin embargo, ¿son realmente beneficiosas para calmar los nervios?
El portal web MayoClinic hizo un listado de algunas infusiones que, se cree, tienen beneficios para la ansiedad. En el recopilatorio, se incluyeron la lavanda, la manzanilla, la valeriana y algunas hierbas más y se expusieron algunos beneficios pero también algunos cuidados y recomendaciones para su consumo.
¿Sirven estas infusiones para calmar la ansiedad?
Manzanilla. Hay estudios acotados que muestran que el uso a corto plazo de la manzanilla puede ser seguro y eficiente para los síntomas de la ansiedad. Sin embargo, estas hierbas presentan algunas contraindicaciones.
La manzanilla no es recomendable, por ejemplo, para los pacientes que estén medicados con anticoagulantes. La colina, una de sus propiedades, podría alterar en cierta medida la densidad de la sangre y potenciar el efecto de los anticoagulantes, potenciando el sangrado.
Lavanda. La lavanda es uno de los productos más utilizados en la industria de la limpieza y la aromaterapia. Sin embargo, su consumo en infusiones también se ha difundido ampliamente bajo la teoría de que permite la relajación.
Pese a la creencia popular, hay escasa evidencia de que esto sea así. La lavanda oral, además, puede provocar estreñimiento y dolores de cabeza o incrementar el apetito y el efecto sedante de otros medicamentos como también producir una baja de tensión arterial.
Valeriana. Algunos estudios indican que quienes consumieron valeriana reportaron una baja en los síntomas de estrés y ansiedad. Otros estudios, en cambio, no reportan modificación alguna en los individuos que ingirieron esta hierba.
Las investigaciones llegan a la conclusión de que la valeriana puede ser recomendada en usos esporádicos. Sin embargo, no hay evidencia que demuestre la seguridad de sus efectos en el largo plazo, por lo que se recomienda que su consumo no exceda las dos veces por semana.