El proyecto federal de protección de la Sierra de San Javier se encuentra en su etapa de organización, con talleres en los que se coordinan tareas entre diferentes entidades públicas y organismos científicos. El jueves pasado hubo un seminario-taller ambiental en Tafí Viejo, hoy se hará uno sobre infraestructura en la residencia universitaria de Horco Molle, y el jueves 31 se realizará el último, sobre producción, en Lules. Al cabo de esta tarea organizativa, se desarrollará el proyecto para integrar el manejo socioambiental y productivo de la sierra, para conectar la ciudad con el cerro, con la idea de que los recursos del conocimiento ayuden en el diseño urbano y productivo, principalmente del área del piedemonte.

En el proyecto federal intervienen la UNT, el Conicet, la Secretaría de Innovación y Desarrollo Tecnológico (Sidetec), el INTA, las municipalidades de Tafí Viejo, Yerba Buena y Lules y la Secretaría provincial de Grandes Comunas. Precisamente las diferentes políticas entre municipalidades y comunas han dado lugar al crecimiento desordenado del cerro y a la crisis de servicios de saneamiento y circulación que domina toda el área del piedemonte. Tafí Viejo y Yerba Buena han puesto limitaciones pero las comunas de San Pablo o Nueva Esperanza han tenido otros criterios. “Esto es lo que vendría a subsanar. Si bien el proyecto no opera sobre la autonomía de las jurisdicciones, sí potencia una idea común sobre el cuidado del piedemonte y de las restricciones a la expansión urbana. Estamos frente a parámetros de consenso interesantes, sobre todo proactivos, sobre lo que sí se puede hacer en el área. Esto abarca desde la política pública sobre la ocupación del suelo y el equipamiento urbano a gran escala hasta decirle al mercado inmobiliario cómo puede operar”, explicó la arquitecta a cargo de la propuesta, que en el año de trabajo estipulado, abrirá una base de datos para saber cómo promoverá actividades en la sierra compatibles con el ambiente.

Se trata de una iniciativa que parece diferente a los trabajos de análisis y diagnóstico de problemas que no lograron arribar a caminos para hacer frente al deterioro urbano y ambiental en este sector que es el pulmón y la base de protección natural del cerro y la ciudad. Este proyecto va a unir las áreas con diferentes responsabilidades para anudar compromisos y hará experiencias piloto de producción enmarcada en el ambiente. Sería importante que el compromiso político que esto supone se materialice en acciones concretas, ya que la situación apremia, tal como lo se ha planteado en la reciente cumbre climática de las juventudes frente a las amenazas que genera el calentamiento global. “Lo que estamos haciendo es deteriorar territorios y ecosistemas de manera que no se puedan regenerar –dijo un experto-. Ese es el problema y cuando se dice que no hay que poner en juego lo que les vamos a dejar a las generaciones futuras, hablamos de esto, del consumo. Porque, al final, de eso se trata. Claramente esta fractura tiene que quedar en el pasado; tenemos que cambiar el paradigma”.