Una riesgosa conjunción se dio ayer en nuestra provincia: la aparición de fuertes ráfagas de un viento zonda que elevó las temperaturas a niveles de tórrido verano, una intensa sequía y la inveterada práctica de esta época de quemar pastizales o cañaverales. En esta ocasión, el fuego se hizo debajo de la línea de alta tensión El Bracho-Independencia, lo que produjo un corte masivo de energía que afectó San Miguel de Tucumán, San Andrés, Yerba Buena, Lules y Famaillá, entre otras localidades del Gran Tucumán y zonas aledañas.

La distribuidora de energía (EDET) informó que la quema causó que “varias estaciones transformadoras vieron afectado su suministro de energía”, minutos antes de las 13. En algunas áreas, el apagón duró hasta altas horas de la tarde. No se conocieron precisiones acerca de daños o de inconvenientes causados por el imprevisto, aunque es de imaginar que además de los padecimientos por el calor hubo problemas con artefactos domésticos y con los de comercios o instituciones que no tienen generadores de energía, además de la paralización de los servicios administrativos en oficinas públicas y entidades privadas de servicios públicos.

Hace pocos días se advirtió de los riesgos que se corren en esta época de intensa sequía en la provincia, en la que agosto y septiembre son meses que exigen cuidados máximos porque una chispa puede causar daños de incalculable magnitud, como ocurrió hace dos semanas en Tapia, donde el fuego arrasó con 1.500 hectáreas de bosques. Los bomberos trabajaron durante cuatro agotadoras jornadas para combatir las llamas. “Los fuegos están relacionados a los malos hábitos que tenemos los tucumanos de hacer fuego o de tirar colillas de cigarrillos encendidas, por ejemplo. Los incendios intencionales tienen que ver con quemas de basurales, quemas de cañas o de terrenos que sus dueños pretenden lotear”, explicó el jefe de los Bomberos Voluntarios. Hace pocos días se informó también que la cantidad de focos observados en la primera quincena de agosto hacía prever que en este mes se van a duplicar los focos de junio y julio juntos, si bien los funcionarios de Defensa Civil estimaban que hasta ahora ha habido menos incendios que en los dos años anteriores. Estos funcionarios, no obstante, reconocieron que prácticamente poco pueden hacer para perseguir y multar a quienes causan los incendios, en los casos en que se descubre que son intencionales. También se advirtió sobre la necesidad de ahondar la concientización, mediante campañas, para tratar de atenuar la tendencia a hacer fuego en este tiempo. Hay un programa para estimular la producción limpia en los cañaverales, que viene intensificándose desde hace más de una década, que, si bien ha logrado ya certificar cosecha sin fuego en 47.000 hectáreas, todavía tiene un largo camino por recorrer, ya que hay unas 260.000 ha de cañaverales.

El apagón de ayer debería generar alarma para que se busquen más estrategias para concientizar y también para buscar modos efectivos de identificar y sancionar a los responsables.