Esta historia comenzó en la pandemia de covid-19. Como muchas otras -y fiel reflejo de Argentina- la trama devela necesidades. Se mezclan la desocupación y su consecuente falta de recursos económicos, con la solidaridad -también otro rasgo característico de este lado del mundo-. Isabel Frías, una ama de casa de 38 años y auxiliar en farmacia y agente sanitario, vio de frente y a los ojos a la desesperanza: en una farmacia, un anciano no podía comprar su medicación para la diabetes. Nada más injusto. Por ello decidió ayudarlo y pedir colaboración en las redes. Funcionó.
Esos meses ella fue el nexo entre los necesitados. Cambió de plataformas y hoy -con la ayuda de muchas personas que extienden su mano- piensa en grande: quiere que Tucumán tenga una de las primeras farmacias solidarias abierta al público. “Gracias” hay que decir a aquellos que nos devuelven la esperanza de que se puede o que no estamos tan solos en este mundo, que alguien puede pensar en los demás de manera desprendida y generosa.
“En la pandemia hubo muchas necesidades. No sólo desocupación y falta de medicamentos. También había hambre. Así que esos meses pedía también, a cambio de la medicación, que colaboren con un alimento no perecedero. Llevábamos la comida casa por casa, durante el aislamiento”, cuenta Isabel a LA GACETA. De Facebook, el grupo de colaboración se “mudó” a un chat de Whatsapp, con más de 800 personas. Allí se reparten tareas: algunos aportan medicamentos, otros van a buscar las donaciones y finalmente están los que hacen la entrega puerta a puerta. Tan organizados están, que hasta consiguen remedios que no están en las farmacias o recibieron pedidos de ayuda desde otras provincias, por ejemplo de La Rioja.
- ¿Qué medicamentos tienen mayor demanda?
- De todo tipo: oncológicos, pediátricos, cardiológicos, para diabetes, para hipertensión. La gente nos dona hasta tirillas sueltas que les quedaron como sobrantes. La medicación se entrega sólo con receta correspondiente, firmada y sellada por un profesional. Todo ello sirve para sacar de apuro a las personas.
- ¿Cómo les afecta la coyuntura económica en la que los medicamentos subieron un 20%?
- Siempre tuvimos mucha demanda, pero éstos últimos días los pedidos aumentaron en un 300%. Nos pasan fotos de recetas para que veamos si podemos conseguirles. A veces no tenemos acá, y salimos en busca de la medicación para poder seguir ayudando. Antes nos solicitaban muchas personas que no tenían obra social. Ahora también lo hacen aquellos con obra social y los que tienen Pami. Hasta nos piden pañales y leche. A los que pueden les solicitamos una pequeña colaboración o algún alimento para ayudar a los que no pueden comprar comida o una donación en dinero, de lo que puedan y quieran.
- ¿Quiénes son parte de tu farmacia solidaria?
- Tenemos colaboraciones de personas que trabajan en casas de familia o en instituciones, visitadores médicos y sus familiares. También me ayudan farmacéuticos, por si necesitamos que nos asesoren. Pero eso es en líneas generales. Porque también hay quienes nos dan un par de pastillas que les sobra de su propia medicación; todo sirve.
Hoy los medicamentos están en cajas en una habitación de la pequeña vivienda de Isabel, en el barrio Tula, de Lomas de Tafí. Su idea, y la de sus colaboradores, es terminar con la construcción de una habitación grande para exhibir las donaciones (“para que entren y vean en qué podemos ayudar”) y para recibir a esas personas que necesitan a alguien para que los escuche: “muchos vienen angustiados, necesitan descargarse”. Ese futuro espacio comunitario también pretende ser una galería, en la que se dicten talleres para niños y adultos, y un merendero.
- ¿Cómo se puede ayudar?
- De muchas maneras. Pero principalmente con remedios que ya no necesiten. También estamos vendiendo bonos o con colaboraciones de dinero (ALIAS: ISA.FRIAS) o materiales para terminar la obra.
Por más información, comunicarse a la línea 381-3021684.