Los asteroides causan cierto temor por la posibilidad de que impacten con la Tierra. Las agencias espaciales están desarrollando proyectos para tratar de evitar un impacto. Las posibilidades más simples parecerían ser desviarlo o destruirlo, pero esto no es tan simple porque existe la posibilidad de que la desviación no sea la esperada o que, si se lo destruye, algunos trozos impacten en la Tierra.
La NASA hizo el primer intento de desviar un asteroide, cuando la sonda DART (Double Asteroid Redirection Test), en octubre de 2022, impactó con Dimorphos que se encontraba a 11 millones de kilómetros de la Tierra. Se lo eligió porque por su tamaño y era posible desviarlo con una nave pequeña. Se encontraba lo suficientemente lejos como para que no haya riesgos si algo no salía como se había planeado.
El impacto, que pudo verse en directo y fue exitoso. Se logró desviar el asteroide y se vio la pluma de polvo que se desprendió. Aunque esto parecería el fin del trabajo, en realidad fue el comienzo del mismo para los astrónomos. El asteroide se sigue observando con telescopios terrestres y espaciales, porque hay que saber si quedó en una órbita estable después de la colisión, si se fracturó, cómo se dañó su superficie, etc. Dimorphos giraba alrededor de otro asteroide más grande, Didymos y es necesario saber si hubo algún efecto sobre éste último.
El telescopio espacial Hubble, que lo observó durante un tiempo después de la colisión, mostró un cono de material desprendiéndose del asteroide. Unas horas después el material que se desprendía tomo la forma que tienen las colas de los cometas y luego tuvo dos colas. Se ha podido determinar el tamaño de las partículas y trozos que se han desprendido.
Si bien hay muchos resultados respecto a la colisión, todavía no son suficientes como para intentar un impacto de este tipo con un asteroide cercano a la Tierra. Desde Tierra, ni con los telescopios espaciales se puede ver la superficie de Dimorphos. Tampoco se puede saber si su compañero Didymos ha sufrido algún daño.
La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene previsto el lanzamiento de la sonda HERA en octubre de 2024, para seguir estudiando a Dimorphos, el asteroide que recibió el impacto de la sonda DART. Esta nave tiene por misión estudiar la trayectoria de la manera lo más precisa posible y también estudiar la superficie, para ver la forma del cráter que se debe haber formado durante la colisión. Lleva bordo dos pequeños satélites que harán un estudio por radar de la superficie y el interior del asteroide y se medirá su gravedad. Estos satélites también probarán la comunicación entre ellos, en condiciones de microgravedad y a una distancia enorme de la Tierra.
Parece que desviar un asteroide es una tarea tan sencilla como golpearlo con algo, pero no es así. La colisión puede no tener la misma respuesta que entre cuerpos que se encuentren en la Tierra y se pueden fraccionar o desprender material que pueda causar daño a nuestro planeta.
Entre los asteroides conocidos no existe ninguno que tenga una probabilidad alta de impacto con la Tierra. Sin embargo podría haber algún asteroide cercano que por su tamaño o su posición todavía no se haya descubierto.
El tema es tan importante que hay un proyecto, Planetary Defense, que es coordinado por la NASA y del que participan muchos países, para analizar qué se puede hacer con los asteroides peligrosos.