Cecilia ofla las supremas. El proveedor le había dejado poca mercadería a la espera de los nuevos precios. “¿Qué vas a llevar?”, pregunta la pequeña comerciante. Por las dudas, se ataja. Mira la televisión y registra que la economía no se calma y que el dólar sube y sube. “¿Ves? Ya no sabemos qué hacer con mi marido. La única estrategia y cobertura que nos queda es aguantar. Es el Plan Aguantar”, dice resignada. Ofrece el kilo de supremas de pollo a $ 2.100, $ 300 más que el viernes anterior a las PASO. “Nos vamos acomodando a la nueva realidad”, puntualiza.

La visita es ahora a una carnicería. Las pizarras están en negro; no hay precios a la vista y los carteles de las tradicionales ofertas diarias han desaparecido. “Maestro, lleve ahora el asado o el blando para las milas, porque no sabemos con qué precios llegamos hasta el fin de semana”, indica el carnicero. Las ventas han bajado. Los clientes aplican las mismas recetas del mercado y creen que hay un “overshooting” en el sector cárnico, es decir, una sobrereacción o un aumento excesivo en el precio. La devaluación ha puesto de cabeza a la actividad. Los empresarios se subieron a la ola de remarcación aplicando un 20% de reajuste en todos los cortes cárnicos. “Hay temor y hasta desabastecimiento”, señala Hugo Benejam a LG Play. Tras la suba del gasoil, el flete es más caro y transportar la hacienda tiene entonces un sobrecosto. “El dólar alto muestra la enorme incertidumbre de todos”, indica el empresario frigorífico durante la entrevista.

Benejam lanza un dato inquietante: en el interior del país el novillo en pie se está pagando a entre $ 960 y $ 1.000 el kilo. “A eso tenes que multiplicar por dos cuando la media res llega a la carnicería”, apunta. La historia no concluye allí: resta que el comerciante defina el precio al consumidor, con lo que, con suerte, los cortes de mayor salida pueden llegar a costar $ 4.000 el kilo, aquel 20% más que la semana pasada. “El traslado de ese reajuste seguirá firme en la medida que se mantengan los precios porque tanto en el mercado vacuno como en el porcino afirman que no hay precios estables. “Nos dicen tomá, llevala y después me pagas para que no desabastezcas. Y el después que se yo”, confiesa el ejecutivo.

El Ministerio de Economía de la Nación busca contener una estampida de aumentos en las góndolas como consecuencia del salto devaluatorio que definió el lunes tras las PASO y tras las fuertes remarcaciones que le siguieron, en medio de la aceleración de los dólares paralelos, en particular el blue, que ayer orilló los $ 800. La carne es un tema especialmente sensible, por su alta incidencia y peso relativo en el índice de precios. Benejam aclara que el mercado tucumano no sufrirá desabastecimiento durante el fin de semana largo. Reconoce, no obstante, que la semana arrancó con un nivel de ventas extraordinario. “Ahora, por la suba, creemos que habrá un freno”, puntualiza Benejam, que acota que la carne es un alimento insustituible en la mesa de los argentinos.

Walter Ledesma atiende una carnicería ubicada en 9 de Julio y Crisóstomo Álvarez de esta ciudad. “No sé qué pasará con los precios. Ayer me dieron uno, hoy tengo otro y no sé si más tarde tendré uno nuevo. Las proveedoras directamente cerraron el lunes en Buenos Aires y no hay precios, entonces se está vendiendo a base de lo que se pueda vender sin aumentar”, agrega.

El comerciante recuerda que hubo épocas como ésta, “pero tan así no; no así de golpe, de un día para el otro y sin precisiones. Antes la gente llevaba $ 3.000, ahora mide según lo que gana por mes y lleva la mitad”, explica sobre el cambio de hábito de consumo.

Estela, dueña de una carnicería en Tafí Viejo, señala que desde hace una semana y media empezaron los aumentos. “Desde ahí hasta ayer a la noche, tuve un aumento del 70% en todo lo que es carnicería; en el pollo, fue de un 40%”, cuenta. “Me van avisando por día, no con anticipación. Siempre minimizan el aumento de la carne; en realidad siempre es más de lo que dicen”, reconoce.

En una recorrida por el centro, se constató que hay carnicerías que ofrecen cuatro kilos de carne a $ 10.000, pero no asado. Sí molida, hamburguesa y primo. Si se paga en efectivo, puede haber descuento. Pero con tarjetas, el interés es cada vez mayor. (Con la colaboración periodística de Bárbara Nieva)