El ex Hotel Edén en la ciudad de La Falda, en Córdoba, se convirtió en un escenario recurrente de los aficionados a lo paranormal. La historia de sufrimiento que guardan las paredes del enorme edificio son un atractivo para quienes aseguran que en el Edén aún hay almas atrapadas.
La reconocida youtuber Angie Velasco quiso sumarse al desafío de hacer un recorrido por el afamado hotel construido a fines del siglo XIX. La historia cuenta que en su periodo de esplendor, el edificio estaba destinado a la dispersión de las familias más acaudaladas. Los alemanes, en particular, se encontraban entre los visitantes frecuentes. Entre ellos, muchos militantes nazis.
Hacia mediados del siglo XX, el Edén era un ambiente ideal para los enfermos de tuberculosis. El clima de las sierras se consideraba propicio para que los afectados se recuperaran con tranquilidad. Además, el hotel constituía un atractivo para los turistas del hemisferio norte que quisieran escapar a su crudo invierno.
La visita de Angie Velasco al hotel “embrujado”
Cansada de no saber si lo que veía en tantos videos era real o no, Angie Velasco decidió comprobar por sí misma la aventura que ofrecía el Edén. Acompañada de su padre y un sencillo equipo de exploración, la youtuber fue escoltada por un guía asiduo de las travesías nocturnas por el edificio.
El recorrido de la influencer estuvo lleno de exabruptos, ruidos cuyo origen nunca se pudo precisar y sensaciones físicas extrañas. El protagonista de la expedición fue el detector de campos magnéticos, un dispositivo permite registrar campos provocados por corrientes eléctricas o electroimanes.
Un extraño juego de luces en el
Si bien la expedición transcurrió sin apariciones fantasmagóricas, las sensaciones físicas y los inexplicables cambios bruscos de temperatura acompañaron a los exploradores todo el camino. Además, los momentos de mayor tensión fueron aquellos en los que el detector empezó a registrar señales eléctricas.
Pese a que las habitaciones estaban vacías y los visitantes sentían mucho frío, el dispositivo hacía juegos de luces constantemente, como si hubiera estado percibiendo algún movimiento cercano. El guía, por su parte, explicaba que para pasar a cada espacio solía pedir permiso y, al marcharse, saludaba e incluso se disculpaba por las molestias ocasionadas.
Sucede que, en una de las habitaciones, el indicador del detector reaccionó de formas exageradas sin que sus portadores conocieran el motivo. Ante la situación, Angie y su equipo decidieron retroceder y pedir disculpas por la irrupción.
El cuarto de Ana en el hotel Eden
El punto álgido de la recorrida fue el cuarto de Ana, una de las destacadas huéspedes del Eden. Ana es, según cuentan los visitantes, la figura que más aparece a los curiosos que ingresan a la edificación abandonada. “Los guías me contaban que veían una nena de ocho años, flaquita, que los invitaba a jugar”, contó Valentín, el guía.
Cuenta el mito que la leyenda que, enferma de tuberculosis, la niña falleció en su habitación del hotel luego de agonizar por semanas. “Ella busca a quien aferrarse en este plano para salir de ahí”, aseguró Valentín.
En cuanto el grupo ingresó a la habitación, intentó comprobar si alguien (o algo) respondía a su llamado. “Ana, ¿estás ahí?”, preguntó Velasco al vacío de la habitación oscura. De inmediato el detector retomó su juego de luces. “Sentí como que se me estaban durmiendo las piernas”, contó el padre de Angie al salir del cuarto.
Mientras el Eden sigue ofreciendo tours guiados, tanto de día como de noche, los turistas y curiosos siguen acercándose al lugar a la espera de que algún curioso encuentro los aleje o los vuelva aún más adeptos a la fantasmagórica historia del hotel.