La elección de Tucumán le dio la razón a Javier Milei. Cuando no hay intereses personales o cuando la plata no la moviliza la política se queda dormida. En esta campaña de las PASO no hubo el reparto de dinero que tuvieron los comicios provinciales y el oficialismo perdió.
¿Por qué los tucumanos –y casi todo el país- le dieron este espaldarazo a Milei? La respuesta no la tiene Milei que centró su discurso en despotricar contra el ejercicio de la política actual y del rol de muchos actores principales de la vida institucional argentina. La explicación debieran darla esos dirigentes y políticos que vienen dilapidando el poder que les delega la sociedad para solucionar sus problemas.
Pero la confianza no es total para el líder de la Libertad Avanza, por eso lo separa apenas dos puntos de Bullrich. Pero tampoco le dejo sólo a ella esa responsabilidad ya que también le sacó dos puntos a quien sería su inmediato seguidor, Sergio Massa. Los tres aún pueden soñar con octubre, el triunfo final depende de su estrategia para seguir sumando votos y no perder los conseguidos. Lo primero que deberían hacer es revisar las encuestadoras que los secundan porque la equivocación fue total.
Es tal el desquicio de muchos políticos argentinos que era imposible no augurar una buena perfomance de Milei. Pero nadie imaginó que la sociedad estuviera tan hastiada.
Milei fue contundente ayer. Les dijo a los argentinos que la política tradicional con las recetas de siempre y con las figuras conocidas no sirve para estos tiempos.
Patricia Bullrich fue auténtica. No se balanceó como Rodríguez Larreta según las necesidades del momento. Con la bendición escondida de Macri, la ahora candidata le dijo a su gente que hay por lo menos dos temas (seguridad y narcotráfico) que no admiten discusión.
Milei y Bullrich se fueron a dormir en paz esta madrugada. En Tucumán, Mariano Campero se tomó revancha de las PASO 2021 y escribió su primera página como líder de la oposición. Mientras los arrebatos le pagan bien a Milei, a Campero suelen salirle caro. Habrá que ver si maduró lo suficiente para no malgastar sus logros. Ricardo Bussi, en tanto, mostró un olfato político inusitado: descartó los mimos del oficialismo y los coqueteos de Juntos por el Cambio. Acertó y resucitó a Fuerza Republicana.
Germán Alfaro no estaba en condiciones de pelear. Todavía groggy por los resultados del 11 de junio se subió al ring, pero nunca pudo levantar los brazos, ni siquiera ayer.
En el lote de perdedores también se anotaron Juan Manzur y Osvaldo Jaldo que subestimaron estos comicios.
Quedan 60 días, una eternidad, en esta era de liderazgos efímeros y de tiempos veloces.