La inseguridad marcha de la mano del delito. A diario, el temor acompaña al vecino que se halla a expensas de los delincuentes en sus distintas variantes, sean motoarrebatos, robos en las viviendas y en la vía pública. El robo de piezas de medidores de gas en los domicilios particulares se ha profundizado en los últimos meses. En julio pasado, una fuga provocó alarma en la primera cuadra de Virgen de la Merced, luego de que desconocidos se robaron los caños de cobre de uno de los medidores de la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento.

El ciudadano se siente indefenso ante estos ataques que le generan un perjuicio de varios de miles de pesos a su economía. “Nos llevaron el tubo de gas. Preferimos no hacer la denuncia en la empresa porque otras personas nos dijeron que si los llamábamos nos iban a pedir los planos de toda la propiedad y otros papeles que al final de cuenta iban a demorar todo. Preferimos contratar un gasista particular. Nos cobró $14.000, pero al otro día teníamos nuevamente gas”, contó la propietaria de una farmacia meses atrás. “Cuando pasó todo, hicimos el arreglo con un gasista particular, porque si hacíamos el reclamo a la empresa íbamos a estar, fácil, 10 días sin servicio. En cinco horas ya teníamos gas de vuelta; lo pudimos solucionar rápido porque mi señora trabaja en una empresa que vende todos los reguladores homologados por Gasnor”, dijo otro vecino.

Ante la indefensión y la repetición de este delito, muchos ciudadanos buscaron alternativas, como soldar sus casillas de gas para evitar sufrir nuevos ataques. “No sé si es seguro o no, pero no me queda otra porque sufrí tres ataques. Dejé un espacio para que puedan realizar la lectura del medidor”, afirmó la farmacéutica, mientras que otro vecino dijo: “Tuvimos que ponerle un fierro a la tapa para que no nos pase de nuevo porque Gasnor no se hace cargo. Ellos por seguridad no quieren que lo pongamos pero tampoco nos dan seguridad para evitar que pasen estas cosas. La segunda vez que intentaron robarnos nos salvamos porque ya estaba soldada la puerta, si no, íbamos a tener que pasar otra vez por lo mismo”, señaló.

Los ladrones abren la casilla de gas, cierran la llave de paso y extraen el regulador de presión que tiene un flexible de cobre que es el que venden en chatarrerías. Gasnor informó que entre el 1 de enero y el 28 de febrero, registraron unas 600 denuncias de ataques, es decir, 10 por día. La cifra se ha incrementado seguramente en los últimos meses y hay que tener en cuenta además que no se conocen la cantidad de casos en los que se no se han hecho las denuncias. Gasnor aconseja, entre otras cosas, no soldar o enrejar la puerta del gabinete porque, en caso de una fuga de gas o cualquier otra emergencia, el operario demorará en solucionar el problema porque tendrá que destrabar la tapa donde se halla el medidor.

Son válidas las recomendaciones, pero no se brindan soluciones. Se trata de prevenir el delito, de evitar el daño. No se conoce que la Policía haya diseñado un plan de prevención sobre la base del mapa de estos robos diseñado por Gasnor. Por lo general, la vigilancia concluye a las 22 o 22.30, por ejemplo, en la zona del centro, donde ha incrementado este latrocinio (calles Córdoba, Mendoza, Balcarce, Monteagudo, Entre Ríos, Moreno, Las Piedras). Estos robos se cometen a la madrugada cuando no hay patrullaje policial. Sería importante que la Policía trabajara en la prevención y no que actuara sobre el hecho consumado, como suele suceder históricamente. Sin duda, el vecino se sentiría más protegido.