Dos incógnitas aún dan vueltas por la cabeza de los dirigentes oficialistas y opositores de Tucumán. La primera es cuánto será finalmente el porcentaje de electores que concurran a las escuelas. Y la segunda, a quién afectará finalmente esa inasistencia. De lo que nadie duda, a esta hora, es de que habrá menos concurrencia de votantes.
Por supuesto, el antecedente del 11 de junio no es parámetro válido. Ese día, en la que unos 18.000 candidatos pusieron en juego su futuro político y laboral, la movilización fue impactante. Miles de tucumanos acudieron a sufragar en autos alquilados por dirigentes políticos y recibieron como recompensa una retribución económica.
Fue a votar y quedó como presidente de mesa: “No me dieron ninguna capacitación”El contraste de aquel paisaje con el de hoy es irrefutable. De las mareas humanas en los pasillos y en las veredas de las escuelas al vacío de hoy. Negar que aquella logística influyó en que Tucumán haya llegado al 84% de participación no tiene demasiado sentido, sobre todo porque esta provincia fue la única que mantuvo porcentajes de votación similares a los de hace cuatro años cuando en el resto del país, la afluencia mermó.
Por eso la falta de recursos del oficialismo y de un sector de la oposición, sumado al desinterés de los miles de candidatos del 11 de junio por trabajar a destajo hoy permitieron que la imagen de esta jornada fuera tan diferente. Aunque similar a la que se vive en las otras provincias.
Video: dos delincuentes fueron a votar y terminaron a los tiros con la PolicíaSegún datos de la Secretaría Electoral Nacional, en Tucumán ya ha votado alrededor del 35% y todo se desarrolla con normalidad. No hubo denuncias, al menos hasta el mediodía, vinculadas al clientelismo político. El faltazo de las autoridades de mesa, que tanto demoró el inicio de la votación en junio, hoy fue menor. Aunque hubo presidentes de mesa que no asistieron, estos fueron reemplazados con alguna de las autoridades que estaban asignadas a otra mesa de la misma escuela, en la que ya había otra autoridad (siempre se designan presidente y secretario).
Con este escenario, las dos dudas del comienzo se mantendrán hasta bien entrada la noche. ¿La desmovilización impactará en el porcentaje de votos del oficialismo? ¿El ausentismo y la apatía de los independientes perjudicará la performance de la oposición? Por ahora, nadie se atreve a arrojar un pronóstico. Hay demasiados cabos sueltos como para elaborar una teoría en los diferentes campamentos de batalla.