“Me destrozaron la vida con la pérdida de mi hijo; ya no quiero vivir. Quisiera preguntarles a esos policías: ¿qué sintieron ellos al matar a una criatura?”, dijo entre llantos Mercedes del Valle Ferreira, la abuela de Facundo Ferreira (12 años), el niño que fue asesinado de un disparo en la nuca el 8 de marzo de 2018, mientras circulaba como acompañante en una moto en la zona del parque 9 de Julio.
En la segunda audiencia del nuevo juicio solicitado por la Corte y que tiene como imputados a los policías Gabriel Díaz Cáceres y Javier González Montes de Oca., declararon miembros de Criminalística, familiares de Facundo y J.A., el chico que estaba con Facundo cuando falleció.
La primera en declarar ante los jueces Stella Maris Arce, Alicia Freidenberg y Patricio Prado fue la abuela de la víctima. Mercedes del Valle Ferreira contó cómo fueron las horas previas al crimen de Facundo y dijo que el niño ese día había estado en la casa de su vecino U., jugando a la PlayStation. “Esa noche volvió a la casa y me dijo: ‘mami, ya me voy a dormir’; se bañó y se acostó. Nos dimos cuenta de que se había ido cuando mi hija Rita me levantó después de la una, diciendo que la llamaron por teléfono para avisarle que Facundo estaba internado porque había tenido un accidente de tránsito. Pero cuando llegamos nos dimos cuenta de que se habían equivocado y que él había muerto de un disparo en la cabeza”.
Ante la consulta del abogado querellante, Carlos Garmendia, Mercedes denunció que ella y su familia sufren amenazas por parte de la Policía y por la madre de Cáceres. “Todo el tiempo me molestan. Me mataron al perro que era de él, hicieron varios allanamientos en los que me dieron vuelta la casa; me dijeron que deje de hinchar las pelotas y soy hostigada por la madre de Cáceres, el policía que disparó y mató a Facundo; pero ya no tengo miedo; voy a seguir al frente porque quiero justicia”, finalizó.
El testimonio clave del día fue el que brindó J.A., el joven que conducía la moto en la que iba Facundo esa noche. En una declaración que se extendió durante casi dos horas, dio su versión de los hechos.
Según explicó, ambos se habían escapado de sus casas para ver una picada de motos en el parque 9 de Julio junto con dos amigos más, pero no lograron llegar a su destino. “Yo iba en una moto C-90. Lo pasé a buscar de una esquina, le cambié un cable a la moto porque no me andaba; ahí nos encontramos con U., que iba en una moto junto con otro amigo de él, y fuimos juntos para la picada”, comentó.
El joven dijo que mientras transitaban por la avenida “donde está el casino”, U. subió hacia la estación de servicio para cargar nafta y cuando él estaba bajando del lugar se cruzó con varias motos que iban a alta velocidad. “Yo salí en contramano, pasé por las vías y Facundo me dijo: ‘ahí vienen los policías’; en la misma esquina di vuelta y sentí los disparos de atrás de los policías. Cuando frené, Facundo cayó de costado y boca abajo; ahí le vi un disparo en la cabeza”. J.A. dijo que apenas cayó Facundo, Díaz Cáceres y González Montes de Oca llegaron a donde estaban ellos. “Me apuntaron en la frente y me empezaron a patear; sentía que yo también me iba a morir; le doy gracias a Dios que llegó un testigo a filmar todo; no me mataron por eso”. También contó que estuvo alrededor de una hora y media esposado, tirado en el piso hasta que fue trasladado a la seccional 1a y que en ese tiempo no vio ninguna ambulancia. “No anduvimos haciendo nada malo; sólo fuimos a ver una picada; no estábamos robando”.
Denuncias y tensiones
Dos momentos de suma tensión sucedieron casi al final del testimonio de J.A. Uno se originó por una contradicción que alertó el defensor Macario Santamarina al interrogar al joven. El abogado le consultó de dónde provenían los disparos, a lo que el testigo contestó que sólo habían sido realizados por los oficiales, ya que si hubieran disparado desde las motos que iban delante de él “me habrían dado a mí”. Al escuchar esa respuesta, Santamarina le advirtió al tribunal que había una incongruencia entre su relato actual y sus declaraciones previas, presentadas en la fiscalía como evidencia, y en su testimonio expuesto durante el primer debate, ya que en dichos expedientes J.A. habría declarado que hubo disparos de ambos lados. La jueza Arce le indicó al defensor que debido al fallo de la Corte todo lo que había sucedido en el primer juicio quedaba sin validez y tampoco dio lugar a reproducir el video de la cámara Gesell a la que fue sometido el testigo cuando era menor. Finalmente Santamarina dijo que denunciará a J.A. por falso testimonio agravado.
El otro momento de tensión se dio cuando J.A. denunció haber sido atacado por agentes penitenciarios de Villa Urquiza, lugar donde se encuentra cumpliendo una pena por otro delito. “Me pegaron antes de venir, no querían que venga a declarar o que lo haga en contra de Facundo”, informó. Acto seguido le mostró a toda la sala las lesiones que tenía en la zona del pecho y el abdomen. Ante semejante situación, la fiscala Estela Giffoniello, Garmendia y la defensora Aurora Díaz Argañaraz solicitaron que sea revisado por el médico forense del MPF y que se haga el peritaje de las cámaras de seguridad del penal. Stella Maris Arce dio lugar al pedido, se comunicó con el director del centro penitenciario para ponerlo al tanto de lo ocurrido y pidió la colaboración de los penitenciarios presentes en el lugar. “Exhorto a todos que hagan los aportes como un buen ciudadano y un buen funcionario”, advirtió.