Las bajas temperaturas y el aumento de precipitaciones en el invierno pueden generar grandes problemas para el bienestar de los animales en establecimientos productivos. Para prevenir esto, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda a productores herramientas para que el ganado no se vea afectado por eventos climáticos
En primer lugar, es importante considerar que, ante precipitaciones como lluvia, granizo o nieve, o incluso fuertes vientos o heladas, la mejor opción es contar con un refugio o reparo que brinde a sus animales un espacio de contención. Si bien en producciones intensivas el ganado permanece estabulado gran parte del tiempo -puede ser práctico ante las inclemencias-, en producciones a campo se deja al animal a merced de los eventos.
Dejar al animal encerrado en un galpón sin acceso en el exterior puede resultar perjudicial, ya que requiere cierto nivel de actividad física y de acceso a la luz solar. Lo ideal es brindarle una opción de salida al exterior a voluntad. En caso de no ser posible, una opción es soltarlo todos los días en las horas de mayor temperatura para que pueda ejercitarse. Cuando los animales permanecen en corrales, se pueden colocar reparos laterales dónde predominan los vientos.
Otro factor a considerar para el bienestar animal es el mantenimiento de los suelos. Estos deben mantener un buen drenaje, ya que de lo contrario pueden verse afectado por las precipitaciones. El aumento de barro en terrenos eleva el nivel de estrés en los animales, produce fatiga y transmitir enfermedades, como leptospirosis.