A lo largo de la historia, los estado y los diferentes gobiernos ofrecían a los intelectuales y artistas satisfacción económica y promoción social, no por amor al arte, sino por estrategia, recibían de ellos a cambio las armas ideológicas y culturales para imponer el orden según sus intereses, encargándose de preparar a la sociedad para legitimar y justificar todos sus actos. Si alguna vez te preguntaste dónde están los artistas en esta difícil etapa de la Argentina, que no te parezca extraño que hoy desde ese grupo se sienta un absoluto silencio cuando se trata de opinar sobre la complicada situación que hoy vive la sociedad. Estos son financiados, en su mayoría, por los gobiernos o pueden ser censurados por este. Pero hay un grupo de figuras públicas muy influyentes en la sociedad argentina totalmente alejada de la política del país, los futbolistas, que no tienen pelos en la lengua cuando tienen que hablar sobre cuestiones actuales que no les gustan del país. En una sociedad sin referentes culturales que terminen con el viejo paradigma parece ser que los futbolistas son nuestros nuevos artistas, los pioneros en voltear el viejo discurso por uno más acorde a la realidad y más acorde a los jóvenes. El peronismo desarrolló un proceso, no de apropiación, pero sí de asimilación con la cultura futbolera identificando al partido con el deporte popular. Los presidentes de la República Argentina en los momentos que la Selección ganó la Copa del Mundo tuvieron la foto con los Campeones como una forma de canalizar la victoria y la gloria. Esto se hizo incluso en tiempos de dictadura en 1978 tenemos la foto de Videla y de los campeones del mundo, esta identificación de la política y el fútbol se repitió en 1986 con la copa traída por Diego Maradona donde lo vimos con el presidente Alfonsín símbolo de la democracia, apenas terminada la Guerra de Malvinas y la dictadura, proyectando una imagen del gobierno y del país de victoria, de gloria y de nuevos tiempos. Esa identificación de la política con el deporte y con el fútbol tuvo un quiebre en estos últimos años, lo que significó un debilitamiento de la proyección cultural de la vieja política, identificada con el deporte popular, sobre la sociedad. La actual selección argentina no quiso ir a la Casa Rosada, no quiso una foto con el presidente, quiso estar en las calles con su pueblo y esto transmite un mensaje a la sociedad. Por un lado un distanciamiento y rechazo a la clase política. Por otro lado, jugadores como Dibu Martínez o el propio Messi hicieron su carrera profesional no en Argentina, se consagraron en Europa. Pareciera ser incluso que debutar en primera es una etapa transitoria y que la consagración está en el Viejo Continente. Los europibes que se desarrollan futbolísticamente no en este país pero incluso así muestran que el sentir argentino va más allá del lugar de nacimiento. ¿No transmite esto un mensaje en la juventud? Haciendo una analogía con la sociedad argentina, por mostrar un ejemplo, nació  una tendencia en los jóvenes a mirar su futuro fuera del país, esto es el reflejo del fracaso de las políticas sociales y económicas. Es un nuevo mensaje totalmente desligado de la política.

Lionel Agustín Pacheco Ortega  

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