Lucas Aráoz se llevó de regreso a La Plata mucho más que los tres premios Mercedes Sosa que ganó recientemente. La consagración alcanzada le hizo llenar la valija de ilusiones, proyectos y expectativas, que comenzaron a tejerse cuando se radicó lejos de casa, aunque manteniendo siempre la mirada en su provincia natal.

La cara de la Negra en dorado en un cuadro que representa el Oro del galardón mayor y las estatuillas por mejor composición por su álbum “Ñandubay” (un árbol de madera firme, quizás una alegoría de sí mismo) y por mejor dueto con Ricardo Mollo en “Mis penas” son la expresión material de un reconocimiento como artista independiente que le permite proyectar su futuro sobre suelo firme. En 2021 ya había ganado un Mercedes Sosa por su canción “Cerca de vos”, grabada junto a la cantautora colombiana Marta Gómez.

“Haber recibido estos premios fue una sensación hermosa, sobre todo por el cariño que fui recibiendo de colegas, familia y amigos. A veces el camino del artista tiene etapa silenciosas, más allá del apoyo de los cercanos, por lo que uno no sabe realmente cómo está haciendo las cosas. En ese marco, el premio fue un lindo abrazo que permite creer en que está bueno lo que uno viene haciendo, que está bueno seguir apostando y seguir creciendo. Se van abriendo puertas, más con un reconocimiento como los Mercedes Sosa que están teniendo una evolución nacional increíble y te da mucha visibilidad desde Tucumán”, destaca.

El arte se respiraba en su casa desde siempre, con una abuela (Inés Aráoz) poeta y un padre (Nicolás Aráoz) teatrista y cineasta. Pero por más facilitador que sea el entorno, la decisión de arriesgarse en el mundo creativo cultural siempre es individual, en especial luego de una década de carrera y a un lustro de haberse emancipado de su grupo tucumano Jet Lag Diacromático.

Las claves

Y todo se potencia cuando el riesgo se asume a más de 1.000 kilómetros de ese hogar. “El desafío más grande para cualquier disciplina que se desarrolla en otro lugar es estar distante de la familia, de la gente que uno conoce, de salirse de la comodidad. El resto es igual de difícil en todos lados para un artista: hay que abrirse camino, hacerse un nombre. Pero con trabajo, disciplina, estudio y perseverancia uno va construyendo un espacio entre la gente, pero todo logro se empieza a ver de a poco”, describe.

“En La Plata hay muchos proyectos, mucha música, mucha gente muy grossa. Eso implica un nivel de exigencia mayor que en otros lugares del país para aparecer en el mapa, porque uno tiene que estar en forma, en movimiento constante, haciendo cosas, constantemente al día y muy presente. Es cierto que uno tiene el acceso a más contactos, como estudios grandes y productores, pero aparte de eso, no sé si es muy distinto a hacer música en la provincia”, agrega.

Aráoz destaca que los avances que existen facilitan los vínculos a la distancia, y no sólo en lo familiar. “Vivir en esas grandes ciudades te permite contactar con músicos que viven de su trabajo con facilidad, estar más cerca, contactarlos y poder hacer colaboraciones; pero hoy uno puede radicarse en cualquier lado y viajar; ir y compartir su arte en cualquier lugar”, remarca.

Por lo pronto, su música presenta una síntesis de su “amplia búsqueda sonora y poética, entre diferentes matices, sin cerrarme a un sólo género y apostando a un estilo propio”, resume. Ese propósito lo lleva a recorrer el rock, el pop, el folclore y otros ritmos latinoamericanos como la bossa nova como puede confirmarse en el material subido a las redes sociales (“Últimamente” es su canción más reciente disponible en internet, con video incluido junto a Rocío Arredondo).