La proximidad de las PASO, y la inocultable ausencia del Presidente en las negociaciones con el FMI, quizás generada por la incómoda situación de tener que desconocer lo que antes firmaron con Guzmán, legalizando el brutal endeudamiento. En este escenario, el acreedor, sabiendo que las políticas fiscales y monetarias no alcanzan para salir de la trampa del endeudamiento, profundizó las exigencias en un momento decisivo de la contienda política. La inexperiencia del Presidente no le permitió advertir la presencia de otro adversario político, que sin figurar en el padrón electoral, pero acompañado por la oposición, condiciona el voto de los argentinos. El novel, pero poderoso contendiente político, utilizando los ya conocidos argumentos de presión sobre una megadevaluación del peso en el orden del 20%, un riesgo de default, y la necesidad de fondos frescos, está llevando a los argentinos a deambular por la cornisa electoral que se inicia el 13 de agosto. La incertidumbre del resultado de la gestión por el acuerdo coloca al precandidato a presidente por UxP frente a un escenario económico y político complejo, que tendrá que resolver antes de las PASO, de lo contrario puede complicar el resultado electoral y tirar por la borda su futuro político. Massa, como candidato peronista, tiene la obligación irrenunciable de velar por la felicidad del pueblo, materializando las sugerencias de la Vicepresidenta de la Nación, cuando le advirtió que”…para ganar hay que apostar...”, lo que significa que debe transitar por la nueva ruta de la seda, por la que ya lo hacen más de 144 países.
José Emilio Gómez
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