Un tucumano inventó un equipo para conservar el pelo durante la quimioterapia: de qué se trata

Un tucumano inventó un equipo para conservar el pelo durante la quimioterapia: de qué se trata

Tras cinco años de trabajo, el ingeniero Lozano desarrolló un aparato basado en la terapia de frío que impide la alopecia causada por el tratamiento de tumores malignos.

DOS PACIENTES EN SIMULTÁNEO. El ingeniero Miguel Lozano muestra cómo funciona su invento con la ayuda de las hermanas Inés Bobovnikov (izq.) y Ludmila Bobovnikov (derecha). LA GACETA / FOTOs DE diego araoz  DOS PACIENTES EN SIMULTÁNEO. El ingeniero Miguel Lozano muestra cómo funciona su invento con la ayuda de las hermanas Inés Bobovnikov (izq.) y Ludmila Bobovnikov (derecha). LA GACETA / FOTOs DE diego araoz

La noticia de que una familiar estaba con cáncer introdujo a Miguel Lozano en una dimensión dolorosa hasta entonces desconocida para él. Presenciar cómo su parienta luchaba para conservar el pelo durante la quimioterapia lo llevó a estudiar el problema y a darse cuenta de que podía fabricar una solución mejor que la que estaba disponible. Investigó y probó alternativas durante cinco años hasta que finalmente consiguió el equipo que imaginaba. Ese aparato está en su casa, donde lo construyó, y espera desde hace más de un año la posibilidad de ser testeado. El ingeniero mecánico asegura que su invento puede beneficiar a miles de pacientes oncológicos que hoy están obligados a padecer la caída del cabello. Su objetivo es empezar por casa. “Me dijeron ‘llevá tu invento a Estados Unidos’ y yo digo ‘no’ porque aquí está la gente que quiero ayudar primero”, comenta Lozano.

El fundador del emprendimiento Kryos dice que su vivencia del cáncer fue especialmente difícil y que eso lo motivó a hacer algo -por suerte su familiar se curó-. “Yo hasta ese momento desconocía por completo las implicancias de esta enfermedad y la existencia de opciones como la terapia de frío para contrarrestar el efecto de la caída del pelo”, recuerda. Y agrega: “me puse a leer mucho y encontré estudios científicos que le dieron sustento a mi idea de construir una máquina. En ese momento me preguntaba por qué no había aparatos basados en la terapia de frío en el mercado argentino si su fabricación no parecía difícil. Hay muchas respuestas sobre por qué no hay aquí, y sí en Europa y en los Estados Unidos”.

Convencido de que la base médica existía y era sólida, el ingeniero se empeñó y construyó el primer prototipo. “Lo hice para aprender y adquirir la información que me faltaba, como mediciones. Después hice un equipo operativo, y, por fin, un modelo de uso médico que cumple la normativa y los estándares tecnológicos”, detalla. Se trata de un aparato con una cantidad mínima de componentes importados. “Esto es fundamental para que sea accesible: el costo es decisivo para que la máquina llegue a todos los que la necesitan”, precisa.

El dispositivo del emprendimiento Kryos está pensado como un instrumental complementario de la quimioterapia que reciben los adultos para atacar tumores sólidos. En la actualidad, quienes pretenden conservar el pelo deben colocarse unos cascos de gel que previamente tienen que congelar en sus casas. “Es algo problemático porque necesitás entre 10 y 12 productos dado que hay que cambiarlos cada media hora. Esto obliga a ir a la clínica con una conservadora pesada y a disponer de un freezer grande en la vivienda”, apunta Lozano. La idea es que la cabeza esté fría al momento de recibir el medicamento indicado contra el cáncer, y se mantenga así durante la aplicación y, en función de la combinación de drogas, hasta 45 minutos y una hora y media después de que termina la sesión.

PANTALLA TÁCTIL. La máquina de Kryos puede ser programada y controlada a a distancia.   PANTALLA TÁCTIL. La máquina de Kryos puede ser programada y controlada a a distancia.

El procedimiento de los cascos resulta difícil de sostener, y es por eso que un número significativo de pacientes oncológicos se resigna a usar pañuelos y a raparse. La máquina de Kryos simplifica al máximo el esfuerzo. “Tiene una pantalla táctil, se conecta a internet y se puede monitorear desde cualquier parte”, acota el ingeniero graduado en la Universidad Nacional de Tucumán durante una conversación en la Redacción de LA GACETA. El equipo está diseñado para atender a dos pacientes en simultáneo. Lozano dice que la estación funciona con un líquido aprobado por la Food and Drugs Administration estadounidense (FDA) que circula internamente y se enfría durante el recorrido que lo lleva a los gorros: “el enfermero que suministra la quimio lo único que debe hacer es asegurarse de que los implementos estén bien colocados y controlar el tiempo”.

Contra la depresión

En la Argentina se detectan alrededor de 118.000 casos de cáncer por año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lozano, quien tiene 45 años, calcula que el 90% de esos pacientes podrían aprovechar su invento. “El desarrollo, que es lo más engorroso, ya está hecho. Falta una parte de prueba y en este punto me gustaría que el Estado colabore para su uso en el sector público”, manifiesta.

La máquina de Kryos aguarda una habilitación desde marzo de 2022. “Se podría estar usando tranquilamente”, asegura el ingeniero. ¿Qué pasó en ese lapso? Burocracia. El ingeniero relata: “el trámite ante la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) presenta una demora de un año y medio. Además, hice avances con la patente, algo que tampoco es fácil aunque en teoría se puede gestionar todo vía on line, pero en los hechos es imposible. Hay que pagar un servicio en Buenos Aires. La máquina está terminada, puede mejorar la calidad de vida del paciente oncológico, pero sigue a la espera de una habilitación de su testeo”.

El estudio de mercado que llevó adelante el emprendedor arrojó que en el mundo se comercializan dos máquinas similares a la que él fabricó: una de origen sueco y otra inglesa. Esta última llegó a ingresar al país e incluso hay al menos una en Tucumán. Al respecto, el inventor comenta: “el equipo importado sinceramente es inviable para el uso masivo. Por eso me metí a trabajar con este tema: veía que se podía hacer un producto útil y rentable para un segmento que lo necesita muchísimo”.

EL GORRO. Este casco permite aplicar la terapia de frío durante la sesión de quimioterapia. EL GORRO. Este casco permite aplicar la terapia de frío durante la sesión de quimioterapia.

Lo que se busca es que el pelo no quede a expensas de las drogas dirigidas a liquidar el cáncer. “La terapia de frío hace básicamente dos cosas: por un lado, reduce el metabolismo al lograr que las células consuman menos oxígeno y, por el otro, producen una vasoconstricción. Ello preserva al cabello de la acción devastadora de la quimioterapia, que agrede a las células de reproducción rápida, tanto las malas como las buenas. Se quiere erradicar el cáncer, pero eso acarrea efectos colaterales y no existe ningún medicamento para contrarrestarlos”, dice Lozano.

El problema de la pérdida del cabello no es sólo estético, sino también anímico. El emprendedor cuenta que hay pacientes que le dijeron que estaban más preocupadas por quedarse peladas que por la enfermedad en sí: “está demostrado científicamente que la caída del pelo produce depresión y que eso afecta la recuperación. Por eso yo digo ‘no sé qué estamos esperando’”.

Como su abuelo

Kryos compite en este momento en el concurso Naves que organizan el Banco Macro y la Universidad Austral (el proyecto pasó la fase local) y su fundador insiste en que confía en la solvencia de su propuesta. No es el primer invento que consiguió, sino que va por la vida armando y desarmando máquinas desde que se acuerda: cree que heredó esa pasión de su abuelo José Ragout, al que no conoció. “Mi mamá me vive diciendo que soy como él. Y mi papá cree que el destino me bendijo porque nunca tuve dudas sobre mi vocación: hay gente que jamás descubre qué le gusta hacer”, reflexiona Lozano. En el pasado, el ingeniero fabricó una rampa para discapacitados. Después, participó de una iniciativa para armar un auto eléctrico con un emprendedor australiano que al final se detuvo por diversos motivos, entre ellos los problemas de importación.

“En la pandemia me metí de lleno con el proyecto de la terapia de frío. Me di cuenta de que no podía dedicarle sólo unas horas: tuve ayuda de algunos proveedores, pero ahora necesito que la máquina empiece a funcionar”, subraya. Hizo todo lo que pudo desde su hogar y ahora enfrenta la parte difícil de convencer a quienes deben dar una oportunidad a su invento. Aunque por momentos la impaciencia le juega una mala pasada, Lozano está persuadido de que llegará a ver el fruto de su trabajo. Con alegría resignada dice: “tengo claro que esto es emprender”.

La receta de Kryos

1) Pensar una solución para el paciente oncológico y su familia.

2) Interrumpir el efecto de caída del pelo durante la quimioterapia.

3) Generar un impacto enorme a un costo ínfimo.

4) Prestar un servicio simple a adultos con tumores sólidos.

5) Ayudar a quienes lo necesitan primero en Tucumán.

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