Qué quiere el Fondo Monetario Internacional

Qué quiere el Fondo Monetario Internacional

FMI FMI

El Fondo no quiere dominar a la Argentina ni ser herramienta para dominación alguna. Eso es un mito útil para quienes no aceptan asumir los costos de gobernar en serio. Pero sí es una organización política y sirve para objetivos políticos. De lo contrario no hubiera sido tan indulgente con el país.

El FMI fue creado en 1944 en el marco de la Organización de las Naciones Unidas con el objetivo declarado de contribuir a la cooperación monetaria internacional y generar un marco de estabilidad cambiaria (sin devaluaciones competitivas) y sistemas de pagos que apoyen la expansión del comercio internacional. En lo tocante a la Argentina lo principal es su capacidad de atender crisis de balanza de pagos.

Tal crisis es una salida de dólares a una velocidad que impide adaptaciones de bajo costo. Recuérdese el año 2001. Cada dólar saliendo del sistema implicaba una reducción de un peso en la base monetaria y de más de un peso en la cantidad de dinero (por el multiplicador monetario). El vuelco masivo y rápido de pesos a dólares implicó caídas bruscas en la cantidad de dinero y cortes en las cadenas de pagos, originando contracción de la economía y desempleo. La adaptación hubiera sido bajar simultáneamente todos los precios, incluyendo salarios y ganancias de empresas.

Para verlo en la actualidad, al 18 de julio de 2023 el agregado monetario M3, que incluye circulante, cheques cancelatorios en pesos y depósitos en pesos de los sectores público y privado era de más de 32,7 billones de pesos. Pero toda la economía podría funcionar exactamente como ahora con sólo 32,7 pesos. Claro, si todos los valores monetarios fueran divididos al mismo tiempo por un billón. Que eso ocurra según se van los dólares y en todas partes al mismo tiempo en la misma proporción es imposible.

Para casos así existen los préstamos. Lo ideal sería uno rápido que atendiera la salida de divisas y mantuviera la cantidad de dinero en la economía hasta frenar el egreso de dólares. ¿Cómo? Depende. Si la crisis tiene causas exógenas (como una sequía) el crédito permite ganar tiempo hasta que el contexto mejore o el país se adapte. Si tiene causas internas, hasta que se tomen las medidas necesarias para eliminarlas. ¿Cuáles? Depende. Una crisis de balanza de pagos por desconfianza sobre el pago de la deuda podría resolverse renegociando con los acreedores. Si la desconfianza se debe al déficit público crónico, al reducirlo o eliminarlo. Y en general el ritmo de las crisis tiene mucho que ver con el precio del dólar. Bajo tipo de cambio libre la mayor demanda por la divisa eleva su precio y quita velocidad a la salida. Pero bajo tipo de cambio fijo (como durante la convertibilidad) o fijado con minidevaluaciones atrasadas (como ahora) la cotización no amortigua el flujo. De allí que se aconseje devaluar.

De eso trataron los acuerdos de Argentina con el Fondo Monetario. Pero entonces, ¿por qué el país sigue en problemas? Porque firmó 22 compromisos con el organismo y habría cumplido sólo uno, cuando Adalbert Krieger Vasena era ministro de Economía (1966-1969). En esa historia la política tiene mucho que ver. El Directorio del FMI está formado por representantes de gobiernos y por lo tanto las relaciones internacionales influyen en las decisiones. Por eso es tan difícil ser duro con los incumplidores y hubo semejante cantidad de acuerdos de asistencia. Cualquier banco privado hace mucho hubiera expulsado a la Argentina como cliente. Pero no el Fondo.

Ahora bien, el cumplimiento de los acuerdos tiene problemas de política interna. Entre los pedidos típicos del FMI están la reducción del déficit fiscal incluyendo baja de gastos ineficientes, eliminación de impuestos distorsivos y ampliación de la base tributaria de los no distorsivos y consecuente disminución de sus alícuotas. Pero hay una importante desigualdad en la distribución de costos. La reducción del gasto público implica perturbar a sectores claramente identificados y concentrados, como la burocracia estatal o los empleados de empresas públicas. Afectarlos significa un alto costo político incluyendo movilizaciones y huelgas relativamente baratas de organizar. En cambio, la incidencia de los impuestos es difusa, para los contribuyentes suele resultar caro manifestarse comparado con el aumento de carga tributaria y no son proclives a las rebeliones fiscales. Las medidas quedan entonces en que no se toca el gasto público y la ampliación de base es aprovechada para aumentar las alícuotas. Es decir, ajuste sólo para el sector privado y aunque no se cumple lo acordado los costos se achacan a “obedecer” al Fondo. Y las cosas empeoran. Los incumplimientos reiterados conducen a plantear compromisos más detallados y profundos para asegurar que el problema que requirió la asistencia no vuelva a presentarse, pero son más difíciles de cumplir (ningún Presidente puede asegurar un resultado legislativo) y más chocantes con la sensibilidad política. Una espiral descendente. El Fondo aprendió de los problemas de inicio de siglo y es menos exigente en condicionalidades, pero si los países incumplen…

Nadie obliga a pedir prestado. Si Argentina lo hace es por fallas propias, pues sus crisis son por políticas internas equivocadas (si fueran causas exógenas no habría habido tantas). Y el FMI no tiene la culpa de los trastornos. No quiere decir que si se hubieran cumplido los acuerdos el país estaría mejor, pero sí que lo malo es culpa local.

En cuanto a las declaraciones de Sergio Massa de no aceptar tratos que restrinjan el desarrollo, el FMI está únicamente para lo básico. Porque no se crece ni hay movilidad social ascendente cuando el déficit fiscal se cubre con una emisión que impulsa una inflación creciente ni con un atraso cambiario que acentúa la escasez de divisas (que sí frena el desarrollo) que se pretende compensar con cepos o devaluaciones disfrazadas de impuestos a las importaciones. El Fondo sólo discute condiciones necesarias, no suficientes. Un acuerdo específico depende de las circunstancias, pero lo que siga es responsabilidad exclusiva de los países.

Comentarios