Martín Rejtman: “Sigo intentando contar historias no contadas”

Martín Rejtman: “Sigo intentando contar historias no contadas”

Rejtman participó del Festival Internacional de Literatura. Los universos creativos en sus filmes y en sus cuentos y las distintas formas de escribir.

Martín Rejtman, escritor y director, es un ícono del llamado Nuevo Cine Argentino, junto a Lucrecia Martel o Fabián Bielinsky, entre muchos otros.

Sus películas son un elogio a lo independiente en términos narrativos y de producción: tramas inteligentes matizadas con un particular humor dan volumen a un austero esquema financiero.

Se convirtieron en obras de culto. Nacidas en la década de los 90,  representan un punto de inflexión para el cine nacional. “Rapado” (1992) le cambió el tono a la forma de narrar sociedad argentina al incluir situaciones y personajes hasta entonces no contados.

Le siguieron “Silvia Pietro” (1999), “Los guantes mágicos” (2003) y “Dos disparos” (2014). Parte de su obra, restaurada y digitalizada, puede verse en una retrospectiva  disponible en la plataforma de streaming Mubi.

Rejtman acaba de finalizar su nueva ficción, “La práctica”, filmada en Chile y Portugal, que tendrá su estreno en el festival de San Sebastián en septiembre. El cineasta visitó la provincia en el marco del Festival Internacional de Literatura y recibió a LA GACETA para contestar preguntas acerca de su proceso creativo.

- Además de ser un director emblemático del cine argentino también publicaste libros de cuentos. ¿Cómo se combinan esos universos en tu obra?

- El universo de mis libros y de mis películas es el mismo, abordo personajes y situaciones similares. Lo que cambia mucho es mi actitud cuando me siento a escribir literatura o un guión para una película; en esto último siempre soy consciente de todas las limitaciones o condicionamientos que tiene filmar. Entonces pienso en situaciones y en locaciones que sean posibles, en actores que van a poder decir los textos. Cuando escribo cuentos espero que el lector los lea con el mismo ritmo que pienso cuando los escribo. En el cine, en cambio, tengo la posibilidad de poner eso en escena; es más precisa la sincronía entre el espectador y yo. En literatura es más difícil saber cómo va a resultar esa combinación.

- ¿Cómo es su universo creativo, de dónde y cómo se disparan las ideas y los temas?

- Escribo sin tener una trama determinada en la cabeza cuando empiezo a trabajar. Eso me pasa tanto en literatura como en el cine: nunca sé a dónde voy a llegar. Comienzo con alguna situación o algún personaje que me interesa o que me llama la atención. A partir de ahí empiezo a unirlo con los otros personajes y las otras situaciones y armo una trama con eso. Hubo un momento que intentaba tener una trama antes de empezar a escribir. Eso me limitaba muchísimo y estuve varios años completamente bloqueado: no funcionaba. Entonces me di cuenta de que tenía que escribir y dejar que eso fluyera, que se convierta en una historia. De otra manera me resulta aburrido.

- Hay un tratamiento muy interesante en los diálogos de las películas. ¿Cómo es tu forma de concebirlos?

- En ocasiones surgen de mi cabeza y en otras son citas textuales de situaciones que escucho. Por ejemplo, me habían invitado a un festival en Salta y, durante el desayuno, en una mesa cercana había una persona hablando. Empecé a tomar nota de todas las cosas que decía y eso son los diálogos textuales que aparecen en una escena en mi película “Dos disparos”. Armo las escenas alrededor de los diálogos. Eso empezó a pasar de a poco, me costó mucho encontrar la forma de que los personajes hablaran.

- ¿Cómo se traslada a los actores?

- Los actores aportan a los diálogos su presencia y sus maneras de decir, pero no los textos. A veces tenemos charlas donde se hacen sugerencias, pero no hay improvisación nunca. Pienso los diálogos, las escenas y sus ritmos cuando estoy escribiendo. Después ensayo con ellos para encontrar el mismo tono que había pensado en el momento de la escritura. Me resulta extraño cuando hay sorpresas respecto a respetar rigurosamente el texto. En el teatro, por ejemplo, eso no sucede: cuando hay un texto, el texto se respeta. Pero en el cine, a lo mejor se cree que la libertad es mayor y en muchos casos es así. A veces son cosas que vienen de dinámicas televisivas donde los actores tienen muy poco tiempo para memorizar los guiones y entonces se acepta mucho la improvisación. Interviene también esta idea de que en el cine los actores deberían hablar de las mismas formas que habla la gente en la calle y yo creo que no es así. Creo que la forma de hablar en cine siempre es diferente. Siempre hay un sistema que de algún modo regula los diálogos: ya sea intentar un naturalismo callejero o hacer otra cosa,  es un trabajo que hay que construir la manera de hablar.

- Con “Rapado”, en los 90, marcaste una nueva forma de retratar la sociedad argentina desde lo formal y también mostrando situaciones y personajes no contados hasta ese momento. ¿Cuál era la situación del cine en país en ese momento?

- Era mi primera película, la filmé creyendo en lo que hacía pero sin tener idea de qué resultado iba a tener. Mi intención en ese momento era contar una historia cercana; una historia de personas similares a mí. Un universo cotidiano que no se contaba en el cine argentino que, en ese momento, tenía ideas un poco más ambiciosas en el mal sentido. Se presuponía que el cine tenía que tener intenciones políticas explícitas, retratar una sociedad en un momento determinado o ser, de algún modo, una gran obra de arte. Son cosas que a mí nunca me interesaron como punto de partida, incluso siento que es el punto de partida equivocado. En todo caso podría ser el de llegada, pero nunca de partida. Lo que el cine tiene que hacer primero es contar una historia. A lo mejor, después esa historia aporta un punto político del momento, a lo mejor refleja una sociedad y a lo mejor se convierte en una obra de arte. Pero lo primordial es contar una historia.

- ¿Existía ese conflicto en la literatura de los 90 o con el arte en general?

- Creo que mucho menos. Al cine se le pide mucho más relación con la realidad que a otras artes. Al ser registro y al tener una parte documental importante, se le exige que se relacione con la realidad de una manera más política o de una manera más directa.

- ¿Intuís cuáles son los personajes y situaciones no contados hoy?

- Sigo intentando contar historias no contadas y mostrar cosas que no se vieron; de hecho para mi última película me fui a filmar a Chile porque quería salir un poco de lo que ya había visto en la Argentina. Quería trabajar en nuevas locaciones, con otros actores, con otra forma de hablar. En ese sentido sí busco siempre algo que no se vio, poner mi mirada en otra realidad. Pero pasa el tiempo y la vida se hace más limitada. No tengo tantas situaciones sociales donde conocer cosas nuevas todo el tiempo como antes. Eso se va limitando con el paso del tiempo. Pienso que por ahí le corresponden a las nuevas generaciones descubrir en qué otras cosas poner el ojo.

- Algunas de tus películas de aquella época fueron restauradas y digitalizadas, y se redescubre su vigencia, ¿cómo viviste esa situación?

- Había mucha gente muy joven en las proyecciones. Me entusiasmó ver que todavía mis películas lleven un público a una sala. Independientemente de que estén en alguna plataforma o que la gente las pueda ver pirateadas o en televisión, que se tomen la molestia ir al cine a verlas me gustó mucho.

- ¿Qué opinás de las redes sociales, streaming e Inteligencia Artificial.

- No tengo mucho para decir sobre el tema. No soy muy activo en las redes sociales. Me baje el Chat GPT. Intenté que escribiera un tema musical para una película que estoy haciendo ahora. No lo hizo. Me dio instrucciones de cómo hacerlo. No fue muy buena esa experiencia.

- ¿Y respecto a las series y contenidos de plataformas?

- No tengo mucho para agregar a eso. Creo que las series son una especie de droga, ocupan un poco el lugar que antes tenían las telenovelas. Las plataformas todavía están intentando definirse.  En todo caso, el problema que existe es el soporte o el lugar donde se guardan las películas. Si no están en una plataforma por ejemplo, casi no existen. Antes estaban los video clubs, los vhs o los dvd. Ahora no hay prácticamente forma de tener una película en fotomatón físico.

- Se predijo muchas veces la muerte del cine, pero sin embargo se sigue produciendo ¿qué es lo que lo mantiene tan vivo?

- La verdad es que no sé. Lo cierto es que creo que es cada vez más difícil producir películas.

Las actividades de la última jornada en el Museo de la UNT

El clima viene acompañando las jornadas del Festival Internacional de Literatura de Tucumán. Entre las tardecitas soleadas en el MUNT y las agradables noches que viene entregando el fin de semana va transcurriendo el cruce de temáticas, debates y expresiones artísticas que caracteriza al encuentro. Esta noche la séptima edición del FILT se cerrará en el museo universitario (San Martín al 1.400) y será a pura música, siempre con entrada libre y gratuita. Pero antes se desarrollará una extensa programación.

Habrá lectura de poesía, mesas panel, las clásicas secciones fijas, la charla sobre guión cinematográfico a cargo de Inés Bortagaray y la conferencia de Juan José Becerra, imperdible sobre todo para quienes recorren la apasionante aventura de escribir. En cuanto a la clausura del festival, la fiesta comenzará a las 20.30 con la actuación de Dani Umpi, el polifacético artista uruguayo que es una de las figuras invitadas del encuentro. Luego, a las 21, tocará La Llorona y su Jardín de Dragones, y el epílogo, desde las 22, será con San.

El siguiente es el detalle de la cartelera prevista para esta tarde.

En la Sala Audiovisual:

- A las 16.30: Victoria Daona presentará su libro “Una familia para mí” (editorial Mandarinas Bajo el Sol), junto a Rossana Nofal, Gisela Juliano y Pedro Noli.

- A las 17.30: “Pronto, listos, ya; una charla sobre guión cinematográfico” estará a cargo de Bortagaray. Moderan Pedro Ponce y Elena Burgo de Chazal.

- A las 18.30: será el turno de Becerra y su conferencia “Escribir: una cosa de locos”.

- A las 19.30: de la lectura de poesía participarán Denise León, Jeymer Gamboa, Pablo Romero, Cecilia Vega, María Lucesole, Tamara Tenenbaum y Pablo Dumit.

En el patio:

- A las 17: vuelve la sección “Modelo para armar”, esta vez con Matías Muzzillo, Jo Medina, Liliana Massara y Marcos Escobar.

- A las 18: a otra de las secciones habituales del FILT, “3x3”, fueron invitados Tenenbaum, María Lobo, Guillermo Monti y Florencia Sabaté.

- A las 18.30: Agustina Rivadeneira atenderá el Consultorio Lector, en la feria de editoriales que seguirá funcionando durante toda la jornada en las galerías del MUNT.

- A las 19: “No acepto críticas” se titula la mesa en la que intervendrán Pedro Arturo Gómez, Horacio Baca Amenábar, Fabricio Jiménez Osorio, Elena Burgo de Chazal y Ruth Contreras.

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