Miami puso el salón, y de la fiesta se encargó Messi

Miami puso el salón, y de la fiesta se encargó Messi

Mejor estreno imposible para “Leo” en Inter: le dio el triunfo a los 94’ con un golazo de tiro libre.

Miami puso el salón, y de la fiesta se encargó Messi

Tenía que ser Messi. Lionel Andrés Messi. Quién otro sino el mejor del mundo para sacudir la mediocridad de un partido que hasta su ingreso en el segundo tiempo no compensaba ni de lejos el valor de la suscripción a Apple TV ni la cantidad de virus que habrán venido de regalo con cada link pirata para ver en vivo su debut con Inter Miami. Quién otro sino el goat para sacar ese golazo de tiro libre de la galera y darle a su partido estreno un cierre pochoclero con su talento extraterrestre. Esas son las cosas a las que Messi nos ha acostumbrado a lo largo de su carrera, y que sin embargo nos siguen dejando con la boca abierta. “Leo” es una fuente inagotable de material para el asombro y la admiración. Demos gracias que somos contemporáneos de su magia y disfrutémosla todo lo que podamos mientras podamos, porque el sol de Miami es el del crepúsculo de su vida como jugador.

La fiesta empezó temprano, mucho antes del inicio del partido. El DRV PNK Stadium estallaba pidiendo por el nuevo “10”, incluso sabiendo que no ingresaría hasta el segundo tiempo. Siendo generosos, esos 53 minutos de juego que antecedieron a su entrada fueron -siendo generosos- un bodrio. Hasta para el propio Lionel, a quien la cámara buscaba en primer plano a cada rato, encontrando por momentos una expresión en la que parecía leerse por qué no me quedé en Europa.

Es que lo de Inter Miami fue malo con ganas durante esa primera media hora de partido. De no ser por el arquero Drake Callender, que ya a los cinco minutos era figura con un par de demostraciones de buenos reflejos, Cruz Azul podría haberse ido con una ventaja de dos o tres goles al descanso. Lo del equipo de Florida fue flojo por todos lados: incapaz de dar tres pases seguidos o de tener la pelota, desconectado en todas su líneas y con una defensa de nivel amateur, cosas que ayudan a entender por qué marcha último cómodo en la Conferencia Este de la MLS.

Si le cabió una virtud a Inter fue haber sido efectivo: en la única jugada clara que tuvo, facturó. Un gran cambio de frente de DeAndre Yedlin encontró a Robert Taylor, que enganchó hacia afuera, se perfiló y sacó un remate inatajable. Otra vez, la cámara buscó a Messi y lo encontró gritando el gol con la efusión de alguien que lleva mucho más que sólo unos pocos días en el club. Podrá no ser Barcelona ni la Champions, pero el compromiso de “Leo” con su nuevo equipo es total.

Tanto como la devoción de la gente por “Leo”. Al minuto 53, cuando se anunció su ingreso en reemplazo del también argentino Benjamín Cremaschi, el estadio estalló en aplausos y gritos. Tanto que casi pasó desapercibido que junto a él entró Sergio Busquets, otro titán histórico del Barça.

Miami puso el salón, y de la fiesta se encargó Messi

El estadio del Inter Miami volvió a estremecerse cuando Messi tocó su primera pelota. Con ella armó una pared con Taylor, y ese solo movimiento ya era mejor que casi todo lo que había hecho el equipo del “Tata” Martino hasta entonces. La velocidad del “10” le dio otra dinámica al ataque del equipo local, y su sociedad con Busquets no tardó en dejar en claro la diferencia de jerarquías con el resto.

El gol del empate de Cruz Azul, un cañonazo de Uriel Antuna que el bueno de Callender no pudo contener, le bajó el volumen a la fiesta por un momento, pero “Leo” se la volvió a subir con sus toques de primera, sus amagues y sus pases filtrados. Como el que le puso a Josef Martínez y que el venezolano no pudo definir por falta de ángulo y de un compañero a quien servirle el gol tras eludir al arquero. “Leo” también tuvo un par de intentos, pero una fue invalidada por offside y en otra le taparon el remate justo a tiempo.

Parecía que el debut de Inter Miami en la Leagues Cup terminaría en empate y en penales, pero Messi se había guardado la última carta para el final. Alguien cometió el error de hacerle falta cerca del área y “Leo” se la cobró con una pintura de tiro libre al ángulo, tras de lo cual corrió a abrazarse con su familia. Esa por la que eligió irse a vivir a Miami. “Me quedó la última. Intenté como hago siempre. Por suerte, fue al arco y el arquero no llegó”. Así se presentó el 10: con la misma humildad y la misma grandeza de siempre.

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