Un punto defendido con uñas y dientes. Un invicto (de la dupla) conservado. Un empate que suma. En definitiva, Atlético se llevó del estadio “Marcelo Bielsa” un empate sin goles que valió más de cero. En verdad, Newell ‘s Old Boys estuvo más cerca de la victoria. Le anularon un gol con polémica e hizo figura a Tomás Marchiori. Pero cuando no se puede jugar, hay que saber luchar.
Y aunque sufrió, el “decano” mostró el carácter necesario para que Sergio Gómez y Favio Orsi por tercera vez consecutiva desde su desembarco en 25 de Mayo y Chile se fueran de la cancha con una sonrisa de satisfacción.
Dueño de la pelota, la “lepra” insinuó pero no concretó en una primera etapa en la que no pasó demasiado. Brian Aguirre hizo todos los méritos posibles para que el Inter de Miami pague su cláusula y lo convierta en socio de Lionel Messi.
El problema para Newell’s fue que todo lo que el pibe generó por izquierda (volvió ‘locos’ a Renzo Tesuri y Marcelo Ortiz) sus compañeros lo desaprovecharon en el área. El equipo de Gabriel Heinze pareció extrañar el peso propio de nombres como los de Cristian Ferreira y Ramiro Sordo. Y cuando el anfitrión acertó al arco, apareció firme Marchiori. Hubo otra muy clara en la que el paraguayo Gustavo Velázquez cabeceó afuera.
Mientras tanto, los hombres de la dupla atendieron su juego. Es decir, esperaron ordenados en su campo y salieron rápido de contra. Tampoco generó demasiado el “decano” en los primeros 45. Aun así, tuvo dos chances claras-claras: un cabezazo de Adrián Sánchez en posición de Marcelo Estigarribia que se fue apenas alto (Gómez y Orsi no lo podían creer) y una avivada de Mateo Coronel, que estuvo cerca de “dormir” a un arquero eternamente adelantado como Lucas Hoyos.
De arranque del complemento nomás se vio que tal como sucedió en el anterior partido de visitante dirigido por la dupla, ante Huracán en el “Palacio Tomás Ducó”, el segundo tiempo pintaba más promisorio que el primero.
Más ambicioso y parado unos metros más adelante, Atlético empezó a sacar provecho de la pobre performance de Pablo Pérez y copó el medio. Difícil de creer el gol que malogró Estigarribia tras una gran jugada de Joaquín Pereyra.
Con pasado en Rosario Central, “Joaco” firmó un cuarto de hora en un nivel que lo hace acreedor del interés expresado por los “grandes” del fútbol argentino por hacerse con sus servicios.
Inesperadamente, ese inicio a todo trapo del “decano” se evaporó como por arte de magia, o por efecto del gol de cabeza de Jorge Recalde luego invalidado por intervención del VAR, que se tomó más de cinco minutos para resolver (se trató de un fuera de juego mínimo –por un hombro, en relación a Matías Orihuela- de Jeremías Pérez Tica, antes de su asistencia al delantero).
Los hinchas, tan cansados como Heinze por varias decisiones arbitrales polémicas desfavorables últimamente a su equipo, atronaron el Coloso con el cántico “Con Newell’s no se jode, con Newell’s no se jode…”
El impacto de un gol festejado y luego anulado no pareció afectar anímicamente a la “lepra”, que fue una y otra vez, mientras que Atlético se refugiaba en su área.
El oxígeno proveniente del banco –Ramiro Ruiz Rodríguez e Ignacio Maestro Puch- no hizo diferencia. Y cuando Gómez y Orsi volvieron a equilibrar el equipo –antes había salido Tesuri e ingresó faltando diez para el cumplimiento del tiempo reglamentario Bautista Kociubinski) quedó claro que el punto le sentaba muy bien.
Newell’s, que venía de dos empates en el Coloso y nunca en esta LPF pudo meter dos triunfos consecutivos, se quedó con las ganas. En la Sudamericana es otra cosa. Atlético no pudo enhebrar su cuarto triunfo al hilo (el último partido con Lucas Pusineri y los dos anteriores de la dupla). Pero la buena noticia para el “decano” ratificada durante su excursión a Rosario es que transita por un espiral virtuoso.