Un libro que recopila historias de mujeres que salieron al mundo

Un libro que recopila historias de mujeres que salieron al mundo

La periodista Silvina Quintans rescata a las pioneras en su obra “Viajeras. Historias de aventureras, exploradoras y piratas”.

Un libro que recopila historias de mujeres que salieron al mundo

Durante la pandemia, aquellos que dedicaban su vida a viajar o a hablar sobre viajes vieron suspendidos en el aire sus proyectos. Algo similar le pasó a la periodista Silvina Quintans, que se desempeña en FM Continental, pero que incluía su trabajo: “Tuve que replantearme qué haría con la columna radial de viajes de los domingos: ¿cómo iba a sostener el espacio cuando no se podía salir -literalmente- ni a la esquina? Pensé en levantarla pero me di cuenta de que era más necesaria que nunca: los viajes invitaban a la imaginación y a la esperanza en momentos de tristeza y confinamiento”, recordó la periodista en el prólogo de su libro “Viajeras. Historias de aventureras, exploradoras y piratas”.

“El viaje es salir hacia afuera, afuera de la casa y al mundo para las mujeres. Las historias que recogí fueron realmente las de pioneras que se caracterizaron por haber derribado muros que en la época eran pocos comunes: mujeres que dieron la vuelta al mundo en bicicleta y que viajaron a tierras inhóspitas”, dijo sobre las 10 historias excepcionales que recopila en su libro.

Los viajes estuvieron siempre presentes en su carrera y en su vida. “Hoy está muy de moda armar grupos de mujeres que viajan por el mundo pero inclusive hoy, en estos tiempos, viajar para las mujeres es un desafío”, destacó la autora sobre este libro que resume su trabajo como periodista desde hace 25 años con los dos temas que son de su interés: los viajes y la cuestión de género, algo que aborda en sus columnas en el programa de Fernando Bravo, “Bravo Continental”, semanalmente.

“Durante el siglo XVIII, los viajes se daban en las clases más altas. Algunos hacían algún tour por Europa y visitaban las grandes capitales. Las historias que narro en el libro son distintas, porque se trata de mujeres que son de otras clases sociales”, destacó.

Material visual

La edición del libro merece describirse en un párrafo aparte. Cada historia se presenta con mucho material visual que enriquece las historias. Algunos apartados -con una impronta muy periodística- contextualizan lo que sucedía en la época en la que estas mujeres decidieron romper el molde y enriquece el relato, algo difícil de describir por sí mismo. “Las historias vienen de lugares distintos, los viajes y las motivaciones de cada una de estas mujeres son variados, pero hay algunos hilos conductores. Por ejemplo, el hecho de que ninguna había llegado a tener educación superior, la mayoría era autodidacta, había tenido un hecho en su infancia como la pérdida del padre que era el sostén y eso las empujó a la autonomía -una cosa que era muy poco común en la época y en las mujeres que pasaban de ser hijas a esposas-. Sin embargo, estas mujeres ya habían quebrado algunas barreras porque, de alguna manera antes del viaje, habían tenido que salir a sostenerse económicamente”, dijo la periodista.

La presentación del libro en Buenos Aires se realizó en la Alianza Francesa y fue acompañada por un grupo de mujeres vestidas a la moda de la época victoriana. La vestimenta, es tema recurrente dentro de las historias de mujeres que vieron en ella un impedimento para trasladarse. “Ana Becker, por ejemplo, la gaucha rubia que recorrió América a caballo- se vestía con traje de gaucho y así cabalgó desde Buenos Aires hasta Canadá. El resto de las mujeres comenzó a viajar con polleras largas y fueron modificando su ropa o, directamente, se vistieron de hombres para poder subir a los barcos en donde se no permitía que ingresen mujeres. Una forma de travestirse”, reflexionó.

“Nelly Bly, la periodista que dio la vuelta al mundo en 72 días (1889) decidió hacerse un trajecito que le sirviera para invierno y verano, una idea original para aquel entonces pero que le servía mucho para viajar”, agregó.

El material surgió de mucho indagar en archivos, libros y material de todo tipo que circula por el mundo entero. Las cartas fueron siempre importantes en las historias de estas mujeres, sin embargo Quintans destacó el hecho de que la mayoría de ellas escribió sus propias experiencias en libros, diarios, cartas y artículos en periódicos: “No hay que perder de vista que estas viajeras construyeron sus propios personajes a través de sus relatos y que tal vez se hayan tomado ciertas licencias, del mismo modo en el que colocamos filtros para subir nuestras fotos a las redes sociales”, concluyó.

Dos ejemplos

Annie Londonderry

En junio de 1894 Annie, esposa y madre de tres hijos, dejó su casa de Boston, EEUU, para dar la vuelta al mundo en bicicleta. Su travesía fue financiada con publicidad del modelo de bici para mujeres Columbia, de la Pope Manufacturing Company. La acompañaron dos activistas por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Annie no era militante, sino una mujer en busca de aventuras que había aprendido a pedalear unos días antes. Aunque para algunos su experiencia no estuvo completa -utilizó otros medios de transporte en algunos países-, se convirtió en la primera mujer en dar la vuelta al mundo en bicicleta. Volvió 15 meses después a reencontrarse con su familia.

Ada Elflein

Fue pionera en la Argentina de los viajes de mujeres. En 1905 ingresó al diario La Prensa recomendada por el general Bartolomé Mitre. Entre 1913 y 1919, con su amiga Mary Kenny, recorrió muchos rincones del país y describió sus encantos para formar la identidad nacional. Según ella explicaba, se proponían romper la rutina de los viajes cuyo punto de partida es el hogar cómodo, y el destino, un hotel igualmente confortable. Para muchos fue una precursora del turismo de aventura. Ya había viajado con un grupo de amigas al centenario de la Revolución de Mayo, en 1910. Una de sus mayores aventuras fue la de seguir los pasos del general San Martin, durmiendo en carpas y subiendo hasta los 3.600 metros a lomo de mula. En sus escritos se burlaba de los prejuicios hacia ellas: “‘¡No hay mujer -y eso lo escuchamos nosotras que somos mujeres- que resista semejante jornada!’”, escribía.

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