El radicalismo tucumano pasa por uno de los momentos de mayor zozobra de los últimos tiempos. Las elecciones provinciales dejaron un sabor amargo general y sólo un puñado de celebraciones particulares en el partido medular de Juntos por el Cambio (JxC). Los resultados sí fueron mejores que los de la contienda anterior, de 2019, pero los números de esas elecciones fueron tan penosos que ni siquiera los toman como parámetro.
En los días previos a los comicios del 11 de junio, las expectativas sobre la fórmula Roberto Sánchez-Germán Alfaro estaban por las nubes e, inclusive, había dirigentes que ya ensayaban el diseño de un eventual Gabinete ¿Cómo puede haber fallado tanto el termómetro? El impacto de la paliza fue mayor porque, a diferencia de años anteriores, tomó por sorpresa a la mayoría.
Con el diario del lunes, la dirigencia apunta a que sobrestimaron las encuestas y a la dupla y subestimaron al aparato del oficialismo provincial y al sistema de acoples, que beneficia ampliamente al PJ gobernante. También apuntan a que el armado no abarcó todo el territorio y que la estrategia de habilitar tantas colectoras diluyó posibilidades.
Ante el shock, las diferencias entre el radicalismo y el alfarismo reverdecieron y las dos vertientes principales de la oposición quedaron una vez más e implícitamente escindidas.
Si bien estrictamente en lo que respecta a la UCR, mantuvieron las tres intendencias (Yerba Buena, Bella Vista y Concepción) y multiplicaron las bancas en la Legislatura (de dos a seis) y los concejos deliberantes, la alianza que integra perdió el Municipio de San Miguel de Tucumán, el espacio de más poder que tenía y ese golpe noqueó a todos.
La dirigencia no llegó a digerir la situación y tuvo que emprender otra campaña, la de las PASO. Si bien el despliegue proselitista hasta el momento fue tibio, tomará impulso durante las próximas semanas. Y hay otra dificultad: las dos listas que quedaron en carrera dentro del frente para las internas ponen en un intríngulis al radicalismo.
La nómina para diputados que apoya la precandidatura a vicepresidente del titular nacional del partido, Gerardo Morales, está encabezada por el intendente Germán Alfaro, aliado del presidenciable Horacio Rodríguez Larreta. La otra alternativa, que lleva en la boleta a Patricia Bullrich, está liderada por el radical Mariano Campero, el intendente de Yerba Buena fue uno de los promotores de Sánchez y uno de los vencedores de las provinciales (impuso a su sucesor en su ciudad y ganó como legislador por el Oeste).
En el medio, hubo fricciones entre el alfarismo y parte del radicalismo porque Alfaro consiguió la exclusividad de llevar a Larreta en el voto y dejó sin esa posibilidad a una lista que encabezaba el legislador José Ricardo Ascárate. Confiesan puertas adentro del partido que la intención de esa alternativa era quitar votos a Campero, no a Alfaro. La jugada de Campero, que se rumoreaba desde hace meses, generó ruido en parte de sus correligionarios.
Hay al menos cinco asuntos que quedan pendientes y que la dirigencia trata de resolver. Saben que las PASO terminarán de ordenar el partido y que es probable que haya una nueva configuración del poder dentro de JxC. Por ello todas las expectativas estarán puestas en el 13 de agosto.
1- ¿Quién lidera la UCR?
La respuesta es casi unánime entre miembros de diferentes líneas: Sánchez es el presidente del partido ¿Lo lidera? La mayoría considera que tuvo dificultades para hacerlo, por motivos personales y también externos. Inclusive hasta en el sanchismo consideran que el eje de liderazgo se va corriendo hacia otros nombres, principalmente hacia Campero. El intendente es una figura que genera controversia interna desde hace años. Hay quienes valoran su ímpetu y que tenga una mirada de construcción a largo plazo. Ellos seguirán con atención lo que suceda en las PASO. A otros grupos de radicales con más experiencia no les convencen sus formas ni decisiones y consideran que está inmiscuido en un proceso más personal que colectivo. Creen que el liderazgo y las decisiones tienen que surgir de una mesa de diálogo y de consenso dentro del partido y de los órganos partidarios.
A la vez, hay nombres de los que también se habla. Las líneas de Silvia Elías-José María Canelada (los más votados de la Capital); de los Romano Norri y de José Cano obtuvieron bancas. En Bella Vista, Sebastián Salazar pudo mantener la intendencia, pero no llegó a la Cámara y ahora va en la nómina de Campero.
Tras el golpazo de la derrota, Sánchez eligió el perfil bajo y decidió, inclusive, no ser candidato a diputado. En su entorno comentan que tuvo ofrecimientos para encabezar la lista de Larreta junto a Silvia Elías y Alfaro. El rechazo, explican, tuvo que ver con que no quería ir en contra de sus convicciones y ser postulante a un cargo que ya tiene. Además, habría tenido que competir contra Campero. Según sus allegados aparecerá poco en la campaña hasta las Primarias. El diputado se tomó unos días de descanso y retomará la actividad esta semana. Se espera que mantenga una serie de reuniones y dé algunos indicios de su postura frente a las Primarias. En las huestes del sanchismo lo tienen claro: ellos apoyan a Larreta-Morales y a Campero.
2- ¿A qué lista apoya el radicalismo?
En gran parte del mundo radical dan por hecho que el corte de boleta reinará en agosto. Asumen que votarán para la prepostulación para la presidencia a Larreta- Morales y que para diputados optarán por la opción de Campero. Ergo, cortarán a Alfaro y a Bullrich. Además de optar por ser orgánicos, hay segmentos radicales que quedaron molestos con Alfaro tras las provinciales; otros que nunca aceptaron que esté en JxC y algunos que se indignaron cuando “bajó” a Ascárate.
Hay una conversación recurrente en las filas sobre el panorama nacional y es la necesidad de que la UCR nacional tenga a futuro su propio presidencial y no termine, como ahora, inmersa en la interna del PRO
3- ¿Cómo se organizarán en la Legislatura?
Es una de las grandes incógnitas. El radicalismo no se ha sentado aún a hablar sobre este tema. Actualmente cuentan con dos legisladores y dos unibloques. Para la conformación que viene alcanzaron seis escaños (Elías-José Seleme; Campero-Raquel Nievas; Cano y Agustín Romano Norri). Con ese número podrían ser la primera minoría. Es altamente probable, sin embargo, que no estén todos en el mismo grupo. Al menos en los alrededores de Cano ya adelantaron que tendrá uno propio. Por JxC, el alfarismo, en tanto, anotó cinco y el PRO, una. En todas las líneas consideran que terminarán conviviendo en una especie de interbloque que podría votar en consonancia.
4- ¿Qué pasará con los radicales alfaristas?
Los que trabajan cerca de la Intendencia lamentaron la pérdida de la gestión. Aseguran, sin embargo, que Alfaro sigue siendo una pieza clave dentro de JxC y que no hay que subestimarlo. En el alfarismo, en cambio, asumen que es posible que después de octubre no cuenten ya con sus aliados, aunque creen que dependerá de lo que suceda en las internas nacionales.
En 9 de Julio y Lavalle son críticos con el partido radical y afirman que notan que está “sin rumbo ni conducción”. Advierten, por ejemplo, que Alfaro habría llamado a Sánchez durante el armado de las listas nacionales y que no habría obtenido respuesta. Aseguran que no son aliados confiables. Son conscientes de que habrá corte de boleta, pero consideran que no será significativo.
5- ¿Cuál es el futuro de los correligionarios en el oficialismo provincial?
Hay distintas posturas y es una discusión dentro de la fuerza. Hay quienes consideran que los radicales que migraron al Gobierno provincial tienen que renunciar y otros, que deben ser expulsados. Advierten que después de la contienda nacional habrá una “limpieza” y que esperan desvincularlos.
En la UCR local abundan las dudas y también los reproches. Son conscientes de que el internismo y los personalismos les juegan en contra. Hay coincidencia en que el partido debe sentarse a dialogar después de octubre y que es prioritario sentar las bases para fortalecer la estructura y proyectarse hacia lo que viene ¿Podrán hacerlo?