Los caracoles son el souvenir más común que las personas que veranean en la playa recolecta en la arena y se llevan a sus casas porque a través de ellos vuelven a "conectar" con el mar. Sin embargo, la filosofía oriental del feng shui recomienda no tenerlos en los hogares ni mucho menos usarlos como objetos de decoración.
Los caracoles ayudan a limpiar las aguas de los mares y océanos. Además, su presencia es sinónimo de una buena salud en el ecosistema. Esto se explica porque están compuestos principalmente de proteínas y de carbonato de calcio, por lo que con el paso del tiempo se desintegran y adhieren a la arena acrecentando la inmensidad de las playas.
Los caracoles son sinónimo de salud en el ecosistema, pero no en todos lados, según el feng shui, un sistema filosófico chino de origen taoísta, basado "en la ocupación consciente y armónica del espacio, con el fin de lograr de este una influencia positiva sobre quienes lo ocupan".
El feng shui recomienda no tenerlos bajo ningún concepto. Esto se debe a que "las energías se arruinan" y la zona se vuelve poco agradable para vivir: su naturaleza no "encaja" con las ubicaciones creadas para la asistencia constante de individuos.
Por qué no debemos tener caracoles de mar en el hogar
Si bien los caracoles limpian las aguas de los mares y océanos, esto no coincide con lo que es más saludable para los humanos. El movimiento asiático lo plantea porque busca promover una influencia positiva del espacio.
En realidad, se trata de "naturaleza muerta" que no tiene capacidad de brindar buenas vibras. Si bien son lindos y agradables a la vista, colocándose sobre estantes, en frascos y otros sitios, lo más adecuado es deshacerse de todos ellos y no dejar ni un rastro, dice el feng shui.
Por supuesto, lo que se guarda es el caparazón del caracol, el cual antes tuvo un molusco. Este, al ser extremadamente lento, simboliza el estancamiento en planes, proyectos y otras cuestiones de la vida presente y futura. En su lugar, se recomienda reemplazarlos por otros adornos.
Como consecuencia, también podría terminar en problemas relacionados con el orden y la limpieza, dejando de permitir el correcto acomodo de las cosas y la estabilidad del ambiente. Cabe aclarar que la teoría aplica para todos los animales muertos, incluyendo los disecados que a veces se ubican en la pared, los esqueletos y las pieles (por ejemplo, las alfombras).
Para no tener un domicilio lleno de oscuridad, mala energía y con "vibras deshabitadas", la solución está en no tenerlos, llevarlos a otro lado o, si se puede, devolverlos al mar.