“Era una excelente persona, laburadora y honesta; no se merecía morir de esta forma. Nos queda un vacío y un dolor tremendo que nunca sanará”, dijo Verónica Lazarte, tía de Víctor Emanuel Lazarte, el policía de 22 años que fue asesinado el lunes por la noche en la esquina de su casa, ubicada en el barrio Juan Pablo I. Por el crimen ya hay cinco personas detenidas. Los vecinos y familiares de Emanuel - a quien llamaban “Manu”- manifestaron su disconformidad respecto de la inseguridad que hay en la zona.
Lazarte salió de su casa el lunes pasadas las 20.30 para parchar una de las ruedas de su motocicleta. Cuando regresaba, alrededor de las 21.30, cuatro motochorros lo rodearon para robarle su moto y a 20 metros de su domicilio, ubicado en el pasaje Valdez del Pino, a la altura de la avenida Silvano Bores al 1.000, le dispararon a quemarropa causándole heridas mortales, para luego huir sin llevarse el rodado.
Dos versiones circulan sobre el motivo de los disparos. Una indica que el agente, que estaba de civil y desarmado, intentó resistirse al robo y uno de los delincuentes le disparó a quemarropa. Otra, que los asaltantes lo conocían y al descubrir quién era lo atacaron a balazos.
“Manu” Lazarte iba a cumplir 23 años el 28 de julio y había comenzado a prestar sus servicios como policía en la Dirección de Guardia Urbana del Distrito I hace apenas tres semanas, por lo que todavía no contaba con un arma reglamentaria, al igual que los 500 nuevos efectivos que fueron incorporados a la fuerza de seguridad recientemente. Los familiares de Lazarte le contaron a LA GACETA que el joven estaba en su día de franco laboral por lo que aprovechó para arreglar la motocicleta. “Él salió de la casa solo y vestido de civil. Lo último que nos dijo fue que volvería a dejar la moto en la casa para después ir a cenar en la casa de su novia, que vive a la vuelta, y luego regresaría a dormir porque hoy (por ayer) tenía que entrar a trabajar temprano”, dijo Verónica.
Casi una hora después de haber salido de su hogar, el ruido de disparos alertó a los vecinos del barrio Juan Pablo I. “Escuchamos cuando su mamá gritaba; ahí salimos y lo vimos tirado en el piso. Fue una secuencia horrible”, dijo José Palavecino, un tío de Emanuel. “Cuando oímos los disparos salimos a la calle y lo vimos tirado; los delincuentes ya no estaban. Mi hijo Gonzalo y el padre de ‘Manu’, mi hermano, salieron corriendo para ayudarlo; lo sentaron en una silla y allí comenzó a desangrarse, le salía sangre por todos lados. Ahí empezaron a llegar los vecinos para ayudarnos; llamaron a la ambulancia pero justo se acercó el vecino de al lado, así que junto con mi hermano, mi cuñada y Gonzalo cargaron a Emanuel y lo llevaron hasta el hospital Padilla, pero no lograron salvarlo”, relató la tía, mientras recibía a amigos, familiares y vecinos de Emanuel que se acercaron al domicilio para darle el pésame a la familia.
Emanuel estaba en el medio de sus cinco hermanos y era el primer miembro de su familia en ingresar a la fuerza policial. Según contó su hermana Belén, el joven se estuvo preparando para ingresar a la Policía desde que salió del secundario. “Mientras se preparaba ayudaba a su papá en la construcción; se fueron juntos a Neuquén para trabajar; volvió y siguió preparándose para el ingreso mientras trabajaba en una distribuidora de bebidas. Era una persona muy trabajadora”, contó.
Cinco aprehendidos
Apenas se conoció el hecho, la Dirección General de Investigaciones y Delitos Complejos, al mando del comisario Diego Bernachi, tomó cartas en el asunto. Los policías se acercaron al lugar para realizar las averiguaciones correspondientes, entre ellas recopilar los testimonios de los vecinos y analizar los videos de las cámaras de seguridad públicas y privadas que hay en las inmediaciones.
A partir del material recolectado, la División de Homicidios montó un fuerte operativo que abarcó los barrios de Las Piedritas, El Salvador, San Cayetano y Villa Alem, donde se logró aprehender a cinco sospechosos: César Nahuel Suárez (19), José Manuel Vallejos (18), Gastón David Castillo (27), Agustín Leonel Tapia (18) y Rodrigo Alejandro Villafañe (18). Este último sería pariente de Edgar Villafañe, el imputado por el homicidio del cabo Ramón Sánchez, ocurrido el martes de la semana pasada en la avenida de Circunvalación a la altura de Las Piedritas, a pocas cuadras del crimen de Lazarte.
El segundo jefe de la Brigada de Investigaciones, Miguel Carabajal, aseguró que “las cinco personas detenidas están vinculadas con el hecho”. Por su parte, el jefe de Policía, Julio Fernández, informó que cuatro de los detenidos tuvieron participación directa en el hecho, mientras que la quinta persona está siendo investigada para determinar cuál fue su rol, pero también estaría relacionado. Ahora el caso está en manos de la Justicia, que deberá determinar si presenta cargos contra los cinco aprehendidos, para luego establecer sus responsabilidades en el homicidio del policía Lazarte.
El ministro de Seguridad de la provincia, Eugenio Agüero Gamboa, en diálogo con LG PLAY descartó que haya vinculación entre el crimen de Sánchez y Lazarte, aunque advirtió que es un caso que “está en investigación”.
“Barrios contaminados”
“El gobierno y la Policía se olvidan de los barrios, nos dejan solos y desprotegidos”, dijo Rosa, dueña de una mercería ubicada a la vuelta de la casa de Emanuel. Los vecinos del barrio Juan Pablo II denunciaron la inseguridad que hay en las cuadras y la falta de presencia policial. “Esto es zona de nadie, estamos desprotegidos totalmente. Pasan cosas cada dos por tres y la Policía no está nunca; si llega a pasar un móvil es una vez por semana, pero sólo por la Silvano Bores; no se mete por las calles internas del barrio”, dijo Darío.
Todos los entrevistados por LA GACETA coincidieron al decir que los causantes de los disturbios que afectan a la vecindad provienen de los barrios cercanos; los más mencionados fueron Las Piedritas y San Cayetano. “Lamentablemente esos barrios están contaminados, allí también hay gente buena, gente trabajadora que tiene que estar envuelta en ese ambiente lleno de droga y delincuencia”, dijo Palavecino.
Los vecinos sostuvieron que “es gente muy peligrosa”, motivo por el cual muchos de ellos no se animaron a dar sus nombres, ya que tienen miedo de sufrir represalias. “No podemos ni salir a tomar el colectivo tranquilos porque te atacan. Hace unas semanas a una chica le dieron un culatazo en la cabeza para robarle mientras estaba en la parada”, contó Rosa. También dijo que ella tiene que ponerle una especie de jaula con candado al foco que tiene en la parte de afuera de su almacén porque se lo roban constantemente.
Verónica contó que hace dos años la abordaron en la puerta de la casa y la arrastraron para quitarle la cartera. Al igual que ella, su sobrino también fue víctima de la inseguridad hace unos meses. “A ‘Manu’ en abril le robaron la moto; entraron a la casa durante la noche y se la llevaron; pero después él supo quién era y la recuperó”.
Los vecinos contaron que solía haber un destacamento ubicado sobre la avenida Silvano Bores que habría pertenecido a la seccional 11, pero que los vecinos sacaron en diciembre porque “no servía para nada”. “¿Cómo va a haber un destacamento si los policías casi no tienen autoridad? Los de arriba no les dan un arma reglamentaria ni los dejan trabajar como corresponde. Nos están matando, pero si ellos tocan a un delincuente se quedan sin trabajo”, expresó Jimena, una mujer que vive al frente de la familia Lazarte. “Es una desgracia lo que le pasó a esa familia. A nuestros policías los ataron de pies y de manos; ya no alcanza con pedir justicia, tiene que haber un cambio“.
LA GACETA intentó entrevistar al jefe de la Regional Capital, pero no contestó el teléfono. (Producción periodística: Micaela Pinna Otero).