El lunes pasado el ministro de Economía, Sergio Massa, lo había adelantado pero lo condicionaba al avance negociador. Ayer, desde el Palacio de hacienda se confirmó el viaje de la misión del Ministerio de Economía a Washington, para tratar de sellar un rápido acuerdo técnico con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Ese acuerdo técnico está cerquita”, había dicho Massa en las últimas horas con un dejo de optimismo, respecto de repensar el acuerdo con el Fondo porque “así, es inflacionario”, y apuntó que se plantearon variables distintas. Respecto de los avances o elementos que traban la actual negociación, entre ellos la posibilidad de una devaluación o un pedido de ajuste fiscal mucho más fuerte, Massa reclamó paciencia y “esperar la hoja de ruta” y criticó a quienes hacen especulaciones sobre el tema. “Nosotros por profesionalismo lo que hacemos es trabajar una hoja de ruta, no ventilarla. Hay un proceso de negociación y hay confidencialidad”, señaló en declaraciones radiales. Y dejó entrever que el dólar es un tema relevante, no el único, en ese entendimiento todavía inconcluso.
En otro momento de la entrevista, el ministro cuestionó la manera en que se diseñó el programa original del Fondo (la llamada receta), ya que -apuntó- “es un acelerador de la inflación”. “El primer shock (que experimentó este Gobierno) es el lastre que representa para la Argentina el acuerdo con el FMI, que con la dinámica que la entidad desarrolla para que el país acumule reservas para garantizarse el cobro es absolutamente inflacionario para los países en desarrollo, que es lo que venimos discutiendo con el staff del Fondo”, amplió sobre la marcha de las negociaciones.
Sin embargo, desde Washington llegó parte de la respuesta del FMI en cuanto a ceder en los porcentajes de ajuste del déficit fiscal. Fue a través del discurso de apertura de una conferencia sobre economía del Fondo, a cargo de la directora gerente Kristralina Georgieva. Ella afirmó que los gobiernos, sobre todo en los mercados emergentes, tendrán que endurecer la política fiscal para mantener la deuda bajo control y ayudar a contener la inflación.
Además, remarcó que la organización espera un crecimiento económico mundial aproximado al 3% anual durante los próximos cinco años, muy por debajo de los promedios históricos en torno al 3,8%, lo que puede presionar los flujos de capital. Agregó Georgieva que también se enfrentarán a un mayor endurecimiento de las condiciones financieras a medida que persista la inflación, y “puede haber impacto en esos flujos de capital”.