A propósito de la fiesta patria del 9 de Julio y de los 40 años de democracia, los sacerdotes católicos que trabajan en barrios populares de CABA y el conurbano bonaerense emitieron un documento en el advierten que la democracia “no debe dejar a nadie afuera” y hacen una crítica descripción de la situación social. Subrayan que la gente pobre se volvió casi invisible para la agenda política y mediática. Encabezados por Gustavo carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires y el cura villero José María “Pepe” di Paola, presidente de la Federación Hogar de Cristo, expresan: “en este tiempo electoral... lo que queremos expresar es: No se olviden de las y los pobres”.
La advertencia había sido hecha a fines del año pasado por el mismo padre “Pepe”, en su visita a Tucumán. Di Paola realizaba una gira por el país en el marco de los 15 años del Hogar de Cristo, del cual hay nueve sedes en nuestra provincia, con las que el Gobierno de la Provincia articula acciones. El cura dijo entonces que “hay una realidad compleja que se da en toda Latinoamérica y particularmente en la Argentina, en los lugares marginales, más pobres, hay situaciones que cuestan la vida de los chicos; por eso el lema es ‘Ni un pibe menos por la droga’ ”. Añadió que buscan “despertar la conciencia de que toda la sociedad puede hacer algo para ayudar a que los chicos puedan vivir con dignidad en la Argentina”. En ese momento se expresó que el Gobierno estaba ampliando su tarea con las organizaciones no gubernamentales de ayuda a personas adictas y se elogió que se estaba haciendo esfuerzos con la ley contra el narcomenudeo.
Pero ahora, al analizar la coyuntura social, los sacerdotes afirman que “la brecha se agranda”, que “hay al menos 40% de pobres, la mitad de los trabajadores sin derechos, precariedad en el acceso a la vivienda; barrios enteros donde sus vecinos resisten como pueden al narcotráfico”. Denuncian también que “hay miles de personas viviendo en la calle”. Por todo lo anterior, dicen, “se respira un ambiente de resignación”. También expresaron su preocupación porque ven a “las dirigencias desconectadas de la vida de las mayorías, envueltas en internismos, buscando ocupar espacios de poder”. Reclamaron una “presencia inteligente del Estado” en los barrios populares y reconocieron que si bien hay políticas de cuidado resultan “insuficientes”.
En este sentido, resulta inquietante analizar los planteos que realizaron hace 10 días los trabajadores de la Secretaría de Adicciones de la Provincia, que denunciaron “falta de políticas y planes de abordajes serios en la problemática”. Dijeron que hay barrios en los que hay 10 transas por cuadra, que los chicos adictos, cuando son tratados, al volver al barrio “sin trabajo, sin agua potable, sin ningún proyecto de vida... Lo que quieren hacer es volver a drogarse”, y que es bajo el porcentaje de los chicos que logran recuperarse. Dicen que ha bajado la edad de inicio en el consumo de drogas y que no hay protocolos para asistir a niños adictos y desnutridos.
Los trabajadores pidieron que se declare la emergencia en salud mental. Los curas villeros, por su parte, dicen que “urge consolidar y profundizar los programas de cuidado, que organizan la comunidad para la reconstrucción del tejido social”.