Todos sabemos que el hecho histórico más importante de nuestra nación ocurrió en Tucumán, en lo que nosotros llamamos Casa Histórica y el resto del país llama Casita de Tucumán. Lo que no todos saben es por qué fue elegida San Miguel de Tucumán como sede del Congreso en el que deliberaron los representantes de las mayorías de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta elección no fue casual, sino que se basó en varios factores que resaltan el espíritu estratégico de la región. A continuación, tres datos clave que explican por qué Tucumán fue seleccionada como sede del congreso:
Los historiadores Facundo Nanni y Valentina Mitrovich en su libro “Los tiempos del Congreso en 1816” explican el rol de la provincia. “Se escogió esta ciudad para evitar el recelo que hubiera ocasionado la elección de Buenos Aires como sede. Los pueblos vinculaban por entonces a Buenos Aires con un poder centralista”.
La crisis política del año 1815 resultó en la caída del general Carlos María de Alvear, y en el enjuiciamiento de sus aliados políticos. Este evento tuvo como consecuencia un profundo descrédito y desconfianza hacia la ciudad de Buenos Aires por parte de las provincias del interior del país, que parecían insuperables.
Una vez establecida la sede del Congreso la pregunta siguiente sería ¿por qué esa casa? Por aquel entonces la ciudad de San Miguel no disponía de grandes edificaciones, existía el Cabildo que era utilizado para la administración del gobierno provincial. Las necesidades del congreso no solo requerían de un amplio salón para las deliberaciones de los diputados sino que también despachos administrativos, secretarías, salas de audiencias, etc.
Y se terminó escogiendo una vivienda familiar que ya había sido utilizada como cuartel para el Ejército del norte en 1812 y unos años después, en 1815, la alquiló el gobierno revolucionario para instalar la aduana y el almacén de guerra. La casa de Francisca Bazán de Laguna era él ámbito adecuado para ser sede del Congreso.
Al respecto, Nanni comenta: “Francisca era de una familia de élite pero eso no le quita importancia a su rol. Alquilar su casa para el Congreso para mi es una prueba indirecta de que aprobó la revolución, no fue a las armas como Manuela Pedraza o Juana Azurduy pero se muestra como alguien que sólo alquiló su casa pero no creo que haya sido muy realista. Es una muestra indirecta de que ella aprobó el proceso revolucionario”.
A pesar de llevar a cabo sus sesiones en un contexto marcado por la guerra, los diputados mantuvieron el orden y establecieron reglas internas. Existían tres tipos de sesiones: las ordinarias, extraordinarias y las secretas. Nosotros vamos a hablar de las secretas, puntualmente una en la que participó Manuel Belgrano.
El 6 de julio, tres días antes de la firma de la declaración, se lleva a cabo una sesión secreta, o sea no se le permite a nadie que no sea del congreso asistir, no había público.
“Belgrano transforma la sesión y plantea una especie de balance de lo que pasaba en Europa, sabe que Europa estaba en un momento conservador de retorno a las monarquías absolutistas. En este contexto Belgrano plantea ir a la monarquía pero con una especie de mezcla, una monarquía Incaica. Entiende que con un rey inca los pueblos del Alto Perú iban a dar su apoyo. A pesar de los argumentos estratégicos de Belgrano los diputados no están de acuerdo con esto”, sostiene Nanni.
El plan incaico era apoyado por otros hombres como Martín Miguel de Güemes y José de San Martín. Este proyecto abrió nuevos interrogantes con adhesiones y rechazos que fueron discutidos en los días posteriores a la declaración de la independencia.