08 Julio 2023
Natalia Oreiro habló públicamente del trastorno neurológico que padece desde la niñez, la misofonía. En una entrevista para el ciclo Caja Negra, aseguró que “hay ciertos ruidos que me dañan” y advirtió que “no tiene cura”.
"Tengo un tema con el ruido que me hace daño, que se llama misofonía, que es odio al sonido y hay ciertos ruidos que me dañan y eso sí es neurológico", dijo la artista. Y puntualizó: “Es difícil de explicar porque no hay un solo un patrón que te diga lo que es”.
"Si estamos cerca y vos está haciendo un ruido, una descarga de ansiedad, ya sea masticando chicle, con el pie o la lapicera y eso no para, la persona empieza a absorber la ansiedad de la otra persona", explicó la actriz.
Y añadió: "Lo tuve siempre, antes no se encontraba diagnosticado como una enfermedad. En los exámenes tenía que ir a la dirección porque no podía concentrarme. Era difícil decirle a un compañero 'che, no masques chicle porque me desconcentra o me lastima'".
Además, Oreiro aseguró que la trataban de “loca” y que el sonido que produce el chicle “es el punto máximo”, aunque también hay otros sonidos que hacen que se manifieste la misofonía.
“La lapicera por ejemplo es otro de esos sonidos que me generan ansiedad, palpitación, sudor, frío y no puedo concentrarme en otra cosa que no sea eso. No es un toc sino es una enfermedad neurológica”, contó. De acuerdo al relato de Oreiro, comprender de qué se trata esta enfermedad “fue un alivio”. “Por suerte lo controlo", destacó
Qué es la misofonía, la enfermedad que padece Natalia Oreiro
La misofonía es una afección provocada por una fuerte reacción a sonidos y ruidos específicos. Etimológicamente proviene de las palabras "miso" (odio) y "phonia" (sonido), por lo que también es conocida como el "odio al sonido", aunque es importante tener en cuenta que no debe confundirse con la hiperacusia que consiste en percibir ciertos sonidos de una forma anormalmente alta, y sentir incluso dolor físico al escucharlos.
Se trata de un trastorno neurológico en el que los estímulos auditivos, y en ocasiones visuales, son malinterpretados por el sistema nervioso central. Es decir que las personas con misofonía reaccionan al escuchar un patrón de sonido específico, como el ruido de masticar chicle, la tos, los golpecitos con un lápiz sobre la mesa, los estornudos, u otros.
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