La cifra de palestinos muertos en el operativo a gran escala del Ejército de Israel en Yenín, Cisjordania, aumentó a 10. El ataque en el campo de refugiados es una operación a gran escala -la mayor desde la Segunda Intifada- contra milicias locales, que comenzó la madrugada del lunes y llevaba hasta ayer un total de 10 palestinos muertos y unos 100 heridos.
La operación del Ejército está centrada en debilitar a la Brigada de Yenín, grupo armado que aglutina a varias milicias del campo y que ganó peso en el último año.
Según dijo un portavoz militar en un comunicado, que reprodujo la cadena alemana DW, en las últimas horas “localizaron un pozo subterráneo que se utilizaba para almacenar artefactos explosivos” y desmantelaron dos salas “pertenecientes a organizaciones terroristas”. También “neutralizaron un lanzagranadas” y “confiscaron armas y equipamiento militar”, en una operación que incluyó ataques aéreos desde drones y una incursión terrestre con un millar de efectivos dentro del campo de refugiados de Yenín, uno de los epicentros de la resistencia armada palestina en el norte de Cisjordania ocupada.
Los intensos combates por las estrechas calle del campo de refugiados dejaron a sus residentes sin agua ni luz y escasos alimentos, y anoche unas 3.000 personas fueron evacuadas.
El conflicto vive su año más letal desde hace dos décadas, con 153 palestinos muertos en enfrentamientos de milicianos con tropas israelíes, pero también civiles, incluidos 26 menores. La proliferación de nuevos grupos armados palestinos ha dejado 25 muertos del lado israelí, la mayoría colonos.
Las agencias de ayuda de Naciones Unidas dijeron que había restricciones en el acceso médico.
La Cruz Roja se mostró “extremadamente preocupada por la intensificación de la violencia armada” en Yenín.
La Organización Mundial de la Salud y Médicos Sin Fronteras también hicieron un llamado de atención sobre los ataques contra la atención médica, incluida la prevención del acceso a las personas heridas, dijo el portavoz, Christian Lindmeier, y agregó que las restricciones impuestas por las fuerzas israelíes implicaban que los primeros en responder no podían llegar a los heridos críticos dentro del campamento.
Médicos Sin Fronteras dijo que las excavadoras militares habían destruido las rutas que conducían al campamento, lo que hacía casi imposible que las ambulancias llegaran a los pacientes. “Los paramédicos palestinos se han visto obligados a avanzar a pie, en un área con disparos activos y ataques con aviones no tripulados”, dijo.