Y todo el pueblo cantó: Riqueeelme, Riqueeelme, Riqueeeelme.
Casi 10 años después de su último partido oficial, Juan Román Riquelme tuvo la merecida fiesta de despedida como futbolista. Y fue todo lo que cabía esperar del homenaje a uno de los mayores ídolos en la historia de Boca. La Bombonera fue el escenario de un show espectacular y emotivo, que de a ratos logró la hazaña de ablandar la coraza expresiva que caracteriza al hoy vicepresidente y arrancarle sonrisas y hasta algunas lágrimas. Román estuvo feliz, y eso era lo que importaba. Hasta se dio el lujo de tener a Lionel Messi y compartir su torta de cumpleaños con él en el centro de la cancha.
La fiesta empezó temprano, y la espera se amenizó con las actuaciones de Trueno, Onda Sabanera y Damas Gratis. Poco después de las 18, cuando ya era de noche, un impactante show de luces anunció la entrada de la leyenda. Desde el vestuario, serio pero a la vez embargado por la emoción, emergió el último 10 puro que vistió la camiseta azul y oro. Y el estadio se vino abajo.
Luego sí, el fútbol. Del lado de Riquelme estuvieron otras grandes figuras históricas de Boca y ex campeones de América, como Óscar Córdoba, Mauricio Serna, Jorge Bermúdez, Clemente Rodríguez, Marcelo Delgado y Antonio Barijho. Para la Selección formaron, entre otros, Messi, Ángel Di María, Pablo Aimar, Javier Saviola, “Lucho” González, Leo Franco y Fabricio Coloccini.
A pesar de la evidente desventaja física, Boca se puso en ventaja con un doblete del “Chipi” Barijho y un gol de Pablo Ledesma, mientras que “Lucho” González descontó para la Selección. Román tuvo sus chances, pero siempre prefirió asistir con alguno de sus pases exquisitos, virtud que mantiene intacta a pesar de los años.
Pero la fiesta no hubiera sido completa sin un gol de él. Y como un perfecto resumen de su carrera, marcó uno de puro sello riquelmeano: encarando desde afuera del área, enganchando hacia afuera con el empeine y rematando al primer palo. Tampoco podía faltar el de Messi, por supuesto. “Leo” eludió al “Mono” Navarro Montoya y se ganó la reverencia del público.
La última caricia para Román fue el ingreso de su hijo Agustín. De un rebote suyo llegó el último gol, firmado por otra gloria “xeneize”: Sergio “Manteca” Martínez.
“Yo llegué en el 96 y el 10 de noviembre entré en una película, la más linda que le puede tocar a una persona”, comenzó Riquelme su discurso de agradecimiento. “De chiquito, cuando corría en Don Torcuato, soñaba con ser futbolista y comprarle la casa a mi vieja. Quería ser como el ‘Beto’ Márcico, como el ‘Manteca’ Martínez. Los tuve de compañeros y me hicieron muy feliz. Pero también tuve la suerte de jugar con el más grande que yo vi cuando era chico: Maradona”, agregó Román, antes de sacarse la camiseta y ponerse la 10 de Diego.
También tuvo palabras de agradecimiento para José Pekerman, Alfio Basile y Carlos Bianchi, tres de los entrenadores más importantes de su carrera: “José, me ayudaste mucho desde que era chico. ‘Coco’, gracias por todo lo que me enseñaste, en el fútbol y en la vida. Y Carlos, usted es el culpable de que los hinchas de Boca creyéramos que ganar la Libertadores era fácil”.