MOSCÚ.- El clima de tensión en Rusia pareciera estar bajando de nivel. El grupo Wagner, que había avanzado la mayor parte del camino hacia Moscú, comenzó a retroceder y eliminó así un importante desafío al poder del presidente Vladimir Putin. El líder los mercenarios, Yevgueni Prigozhin, firmó un acuerdo con el Kremlin mediante el cual se prometió “evitar el derramamiento de sangre” después de la amenaza rebelde.
Los “salvajes rusos” se oponían al mando militar del Ministerio ruso de Defensa, al que acusan de las bajas en sus tropas en el este de Ucrania. En reiteradas ocasiones, se ha criticado al ejército ruso por no equipar suficientemente a sus mercenarios o por entorpecer sus avances con trámites burocráticos. Fue así como Prigozhin atacó directamente a los responsables rusos y afirmó su intención de “llegar hasta el final”, derribando helicópteros y habiéndose apoderado de instalaciones militares en Rostov.
Durante la noche, el Kremlin reforzó las medidas de seguridad en esa ciudad, en Lipetsk y en Moscú para intentar frenar al grupo mercenario. Putin, en tanto, calificó la rebelión de los Wagner como una “traición” que acarrearía un “inevitable castigo”. Sin embargo, y para la tranquilidad de los ciudadanos rusos, la tensión se habría distendido luego de que Prigozhin y sus tropas comenzaran su retirada de la ciudad de Rostov del Don.
Sobre esto, Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, confirmó que dado que las tropas frenaron su avance, la Justicia rusa no continuará con el proceso penal iniciado en contra del mayor líder rebelde. “Ustedes me preguntan qué pasará con Prigozhin; se retirará el caso penal en su contra y se irá a Bielorrusia”, respondió, aunque no brindó detalles acerca de qué hará allí.
Asimismo, confirmó que tampoco se llevará ante los tribunales a los oficiales sublevados contra las Fuerzas Armadas. “Siempre hemos respetado sus actos heróicos en el frente”, sumó al descartar esta posibilidad.
Dichos del líder
La oficina del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, dijo que había hablado con el líder de los Wagner para desescalar la situación.
En un mensaje de audio difundido por su servicio de prensa, Prigozhin dijo: “Querían disolver la compañía militar Wagner. Emprendimos una marcha de la justicia el 23 de junio y en 24 horas llegamos a 200 kilómetros de Moscú. En este tiempo no derramamos ni una sola gota de sangre de nuestros combatientes”.
Además, continuó diciendo: “Ahora ha llegado el momento en que se podría derramar sangre. Comprendiendo la responsabilidad de que se derrame sangre rusa por un lado, estamos dando la vuelta a nuestras columnas y regresando a los campamentos de campaña según lo previsto”.
Desde el anuncio de la rebelión el viernes, los hombres de Wagner estaban presentes en tres regiones rusas: Rostov, Voronek y Lipetsk. Putin había condenado la traición de Prigozhin y alertado del riesgo de una “guerra civil” en pleno conflicto con Ucrania.
En esta situación, el mandatario ruso obtuvo el apoyo de los presidentes del Congreso y del patriarca Cirilo, jefe de la Iglesia ortodoxa de Rusia, quien llamó a la “unidad” ante los “intentos de sembrar la discordia”.
Antecedentes
En mayo, en una declaración publicada en el sitio web del Kremlin, Putin felicitó a los mercenarios de Wagner por su desempeño en la captura de la ciudad ucraniana de Bakhmut. Semanas más tarde, apoyó la medida del ministro de Defensa que obliga a los mercenarios a firmar contratos de servicio con las fuerzas militares rusas antes del 1 de julio, algo que enfureció a Prigozhin.
Finalmente, según el nuevo acuerdo, los mercenarios se sumarán a las fuerzas del ministerio de Defensa.
Por precaución
Tras la tensión con el grupo Wagner, importantes figuras políticas y oligarcas rusos tomaron la decisión de abandonar Moscú en aviones privados.
Según informó el portal ruso Vazhnye Istorii, se ha detectado un éxodo notorio de la capital rusa en medio de una incertidumbre creciente. Entre ellos, se reconoció al oligarca Arkady Rotenberg, que aterrizó en Bakú y a Denis Manturov, viceprimer ministro ruso y el miembro más rico del gobierno de Putin, que se trasladó a Turquía. (Reuters)