El empate otorga un punto por bando, pero anoche, en La Plata, Estudiantes y San Lorenzo sumaron una unidad que a decir verdad les resta. Es que el “pincha” y el “ciclón” se jugaban, tal vez, la última oportunidad de subirse al tren de la lucha por un campeonato que sigue a pedir de River.
Fue 1 a 1 porque Santiago Ascacíbar adelantó al dueño de casa en un primer tiempo que había resultado muy a favor del equipo dirigido por Eduardo Domínguez; y porque Adam Bareiro aprovechó el buen inicio del segundo tiempo que había concretado San Lorenzo para traducirlo en el resultado.
En tiempo de descuento, un penal torpe de Gastón Campi sobre Eros Mancuso le dio la chance al local de quedarse con la victoria y de subirse al podio del torneo. Hubo de todo a partir de ahí. Muchas palabras, roces, amarillas, bronca y la enorme atajada de Augusto Batalla sobre Benjamín Rollheiser.
El 1-1 dejó un sabor amargo en ambos vestuarios, porque Estudiantes y San Lorenzo se quedaron con ganas de algo más. Festejan River (sobre todo) y Talleres, que se encaminan a un mano a mano furioso en el final. De La Plata, en tanto, sólo se fue feliz Batalla.