Hacer más con menos. De eso se trata la efectividad, una virtud que en el fútbol vale muchísimo, sobre todo cuando se enfrenta a un rival que milita en una categoría superior. Esa fue la clave de la sorpresa que dio Talleres en cancha de Central Norte, donde le ganó 2-0 a Unión del Norte, el campeón liguista de 2021. El “león” de Tafí Viejo supo aprovechar la velocidad de Emir Ojeda para morder de contragolpe en el segundo tiempo y meterse en cuartos de final de la Copa “Provincia de Tucumán”.
El ritmo de batucada con el que la hinchada taficeña coloreó la fría e inexpresiva siesta del feriado empujó a los dirigidos por Víctor Concha, que salieron en quinta marcha, presionando bien arriba y tratando de anticiparse a los pases largos. Los de Burruyacu acusaron recibo y una vez acomodados pasaron a controlar el juego desde el medio campo, aunque sin encontrar claridad. Sus opciones más claras llegaron desde lejos: un disparo de Nelson Martínez que se fue cerca y otro de Franco Flores que iba al ángulo y que el arquero Nicolás Córdoba tapó con una gran volada.
Hasta ahí la defensa de la “T” había respondido bien, pero daba la sensación de que el gol de los “cuervos” del norte iba a caer por decantación. Pero no, lo único que cayó fue un disparo de Ojeda que intentó ser centro y que se metió en el segundo palo. Golazo. En Unión del Norte se miraban todos, nadie entendía lo que había pasado. Y antes de que pudieran procesarlo, llegó el segundo de Emir, también de contra: controló a la carrera un preciso pelotazo de Víctor Carrizo, enganchó hacia adentro y sacó el zurdazo. A cobrar.
La expulsión de Gastón Antúnez fue una luz de esperanza para el equipo dirigido por Mauricio Galván, que a partir de entonces se lanzó con todo al ataque. Aunque lo hizo con más ímpetu que orden, y a medida que se fueron consumiendo los minutos, cayó en la desesperación de llenar de centros el área. Y siempre se encontró con la firme respuesta de Córdoba. “Vine a este club para tener la oportunidad de jugar. No hay palabras para describir esta felicidad”, se sinceró el arquero, una de las figuras.
En cuartos, Talleres se medirá con San Pablo, que le ganó por penales a Alto Verde. Pero para eso falta; ahora es tiempo de una merecida celebración.
Ojeda y la parábola del gol
La parábola que describió la pelota desde que salió despedida de la zurda de Emir Ojeda hasta que se coló por el segundo palo (nada que reprocharle al arquero Juárez) bien podría ser analizada desde una óptica geométrica por su mismo autor, que además de futbolista con dos décadas de trayectoria es profesor de Matemática y de Física. “Aunque no estoy ejerciendo”, aclaró la figura, que eligió ese particular camino cuando jugaba en San Jorge y lo consumó cuando vestía la camiseta de San Martín.
Y hablando de física, Emir hizo gala de un físico privilegiado en el triunfo sobre Unión del Norte, con algunos sprints en el segundo tiempo que parecían de un jugador recién ingresado. “Son muchos años, muchos partidos, muchos vestuarios. El cuidado personal es muy importante”, explicó el goleador, que a los 37 años ya visualiza el final de una carrera que lo llevó por muchos clubes de Tucumán, y que ahora lo ha traído de vuelta adonde todo comenzó hace 20 años: Talleres de Tafí Viejo.
“Son muchas sensaciones. Ya en la última etapa de mi carrera es muy especial volver a jugar con mi gente, con mis amigos, con mi barrio. Sabía que algún día iba a volver, y ahora estoy dando lo mejor de mí para que este grupo esté lo más arriba posible. Somos un equipo de la B, humilde, y sabemos que nuestro campeonato es el que viene, para luchar por el ascenso. El año pasado nos quedamos en la puerta de lograrlo, pero seguimos con esperanza y energía dando batalla”, cerró el goleador matemático.