¿Qué tanto puede haber influido el clientelismo en el resultado electoral de Tucumán?

¿Qué tanto puede haber influido el clientelismo en el resultado electoral de Tucumán?

Analistas políticos consideran que la victoria del peronismo no puede atribuirse sólo a esta práctica. Remarcaron cuáles fueron las ventajas del oficialismo y los errores de la oposición.

LA GACETA/FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO LA GACETA/FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

Las elecciones del domingo 11 corroboraron que el clientelismo político es una práctica arraigada en Tucumán. El acarreo de votantes, los sorteos entre electores por parte de un candidato y el pago de dinero a cambio de un voto mostraron que hay, además de una transgresión, hay aceptación de esas “picardías” por parte de una parte de la ciudadanía. En rigor, analistas y consultores políticos advierten que detrás de esas travesuras hay una realidad compleja que se ve estimulada por necesidades insatisfechas en la sociedad.

El consultor político Carlos Fara analizó que, en Tucumán y en el resto de las provincias, la crisis económica “es caldo de cultivo para la difusión de la práctica”. “El clientelismo se convierte en una práctica bastante habitual en sectores donde hay menores posibilidades de obtención de trabajo en el sector privado o una fuerte dependencia del sector público”, aseguró a LA GACETA.

Es así como aparece “la cuestión transaccional” que -en definitiva- debería ser considerada como un hábito negativo. “Esta crisis económica permanente evita las posibilidades de progreso individuales”, manifestó el experto.

Siguió la misma línea el politólogo Patricio Thompson, que consideró que el clientelismo “surge por la ausencia del Estado” en lugares donde interviene un referente político en su nombre. “Aparecen personas que le solucionan los problemas a la gente y eso después tiene su retribución. Es un relacionamiento personal y directo con personas que tienen determinadas necesidades que el Estado no puede o no quiere solucionar”, remarcó.

El alcance de las redes

Las llamadas “redes territoriales” son lo que hace mover al electorado de un lado o del otro durante la campaña. Y así es como se explica la victoria del oficialismo provincial -el Frente de Todos (FdT)- según Luis Karamaneff. “El peronismo tiene redes territoriales mucho más extensas, que funcionan con mayor eficiencia y suplen al Estado donde este no llega”, indicó.

Y ejemplificó: “Esto significa que durante el año se tenga un problema para pagar la luz y haya alguien que te ayude, o que cuando muera un pariente haya un cajón para velarlo”.

Sin embargo, Karamaneff resaltó que no porque se hable de “necesidades” significa que es algo que ocurre únicamente en los sectores más vulnerables. “Prestamos más atención a los sectores populares porque entendemos que hay una mayor influencia ahí porque son menos independientes que los otros, y no es tanto así. Depende de cuál es el intercambio que se produce”, advirtió el analista.

Además, resaltó el papel que cumple el sistema de acoples en esta estrategia. “Hace que sea más eficiente el funcionamiento de las redes, porque hay más gente trabajando de diferentes partidos políticos que se suman al Poder Ejecutivo”, planteó.

“Beneficia al oficialismo”

En tanto, el consultor Carlos Germano criticó ambos conceptos. “Estos sistemas van en contra de la institucionalidad y juegan con el libre albedrío del votante”, opinó, acerca del sistema electoral tucumano.

Aseguró que “no dan permiso a que haya alternancia” por lo que “siempre va a beneficiar al oficialismo”. “La dirigencia se quiere empoderar del Estado; nadie quiere dejar de lado su cargo”, consideró.

Con respecto a la entrega de beneficios materiales o económicos durante la campaña electoral, dijo: “En las provincias es una práctica estratégica. La dependencia con los gobiernos es muy fuerte y no sólo del empleado público”, sostuvo el especialista.

En este sentido, Germano remarcó que es un atributo de “toda la dirigencia” y no de un frente en particular, ya sea en Tucumán o en otras provincias. “Los opositores lo critican, pero en el momento en que dejen de ser opositores, intentarán beneficiarse de esto”, apuntó Germano.

Agregó: “La política está en una zona de confort, más endogámica que nunca. Se protegen y tratan de obtener los mayores beneficios olvidándose de las necesidades y preocupaciones de la sociedad. Por eso el grado de ruptura entre ellos y la dirigencia”.

Buenos o mejores

Según este análisis, Fara recalcó que “más allá de las picardías de los oficialismos, también hay responsabilidad de parte de las oposiciones”. Manifestó que hay una serie de identificaciones culturales, sociológicas y estilos de liderazgo a los que “la oposición claramente no llega” y en la que tendrán que trabajar si quisieran enfrentar a los gobiernos provinciales de mayor poder.

En detalle, explicó que se refiere a que la sociedad no encuentra una alternativa en la oposición. “Hay cierta resignación social de algunos sectores que piensan: ‘los que están no son muy buenos, pero no sé si los que vendrían son necesariamente buenos o mejores’”, señaló Fara.

Fallas en la oposición

Lo mismo observó Germano, que dijo que el oficialismo tiene los recursos para “generar más proximidad con el votante”, y Karamaneff, que apuntó a que no es una cuestión meramente institucional.

Este último, además de mencionar la demora en la presentación de candidaturas de Juntos por el Cambio (JxC), principal adversario del FdT, observó “dificultades de articulación” en el partido. “La oposición no construye redes, no entiende a la ciudadanía”, remarcó.

E hizo alusión a las declaraciones del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, respecto de la vinculación entre pobreza y analfabetismo y los votos del oficialismo. “Eso habla de la incomprensión que se tiene de la ciudadanía tucumana. En el fondo, él se expresa hacia su electorado, que no es mayoría ni lo será mientras sigan operando estas cuestiones en su cabeza”, aseveró Karamaneff.

Además, habló de la fuerza electoral que el peronismo tiene en Tucumán. “La experiencia histórica lo indica; el peronismo unido, gana. En San Luis, se dividió y ganó JxC. En la provincia, el único momento en el que ganó (Antonio) Bussi fue cuando el peronismo estaba separado y dividido”, analizó.

Ante esto, Thompson agregó que “las internas de JxC demoraron la campaña y le sacó potencial al frente”. En contraste, “el rápido ordenamiento del peronismo en la provincia, meses antes de la elección, permitió hacer una campaña más organizada y planificada y llegar a más ciudadanos”, observó.

Y siguió la idea del factor relevante que impone el peronismo unido en Tucumán. “En 2021, JxC quedó pocos puntos abajo del peronismo, pero el contexto era diferente. Lo que permitió el desempeño de JxC en ese momento, en realidad fue mal rendimiento del oficialismo”, planteó el consultor político.

“Fueron los defectos de otros y no las virtudes de ellos”, sintetizó. Aunque sí subrayó que lo tomó por sorpresa la diferencia de 20 puntos que la fórmula oficialista Osvaldo Jaldo-Miguel Acevedo impuso sobre la de Roberto Sánchez-Germán Alfaro, según el escrutinio provisorio. 

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