En los últimos años, la creciente demanda de programadores impulsó la generación de cursos intensivos para aquellos que no tienen conocimientos de programación o los llamados “bootcamps”, prácticas intensivas para aprender lenguajes de programación en proyectos reales. Estos entrenamientos proporcionan un nivel inicial de capacitación, pero a veces pueden resultar frustrantes para personas con altas expectativas de conseguir un trabajo en una industria que, a pesar de tener una alta demanda, requiere conocimientos específicos y en constante evolución. Es por eso que una alternativa interesante para aquellos que no deseen aprender programación, pero sí involucrarse en proyectos tecnológicos, son las plataformas llamadas “nocode”. Como su nombre indica, estas herramientas ofrecen soluciones digitales sin la necesidad de conocer de código. Aunque pueden parecer de menor impacto, con las plataformas “nocode” se pueden construir aplicaciones web, diseñar sitios corporativos, automatizar procesos e incluso crear soluciones basadas en inteligencia artificial.
La clave de esta tendencia, que ya lleva varios años en crecimiento, radica en el entorno visual que ofrecen estas aplicaciones. En lugar de mostrar pantallas llenas de caracteres incomprensibles, se construyen a partir de módulos prediseñados que guían al usuario para seleccionar y arrastrar componentes según sus necesidades. Por ejemplo, un formulario, una imagen o el menú de una página. La lógica de trabajo se puede entender como un rompecabezas o piezas de Lego, que se ensamblan de forma modular para que el producto sea funcional de manera sencilla y ágil. En resumen, el usuario puede ver lo que está desarrollando en tiempo real, lo que facilita su comprensión.
En el mercado tecnológico también existen plataformas “lowcode”, que requieren ciertos conocimientos de programación pero son accesibles para personas sin formación específica. De hecho, este movimiento surgió antes con la idea de democratizar el acceso a la creación de proyectos digitales, como sitios web o aplicaciones móviles, con la menor cantidad de código posible. Estas plataformas no son un sector residual ya que están generando ganancias significativas en el mercado. Según Statista, la demanda mundial de tecnologías “lowcode” creció un 23% de 2020 a 2021, un incremento mucho mayor que el 6% registrado por el mercado de tecnologías de la información. Además, se estima que los ingresos del mercado global de este tipo de plataformas alcanzaron casi los 22.500 millones de dólares en 2022 y se espera que lleguen a aproximadamente 32.000 millones de dólares en 2024.
Para comenzar a explorar estas aplicaciones, es recomendable tener claro desde el principio qué se desea lograr. Es decir, antes de invertir tiempo en aprender una nueva tecnología, es fundamental identificar el problema que se quiere resolver. Por ejemplo, si se necesita un sitio web, una de las herramientas más populares es Wordpress. Si se necesita trabajar en una aplicación móvil, quizás Bubble o Glide sean las plataformas más adecuadas. Si se requiere gestionar bases de datos, una de las mejores alternativas es Airtable. Y si la solución implica automatizar plataformas o procesos, una de las aplicaciones más populares es Zapier. Estas son solo algunas de las plataformas más utilizadas, todas ellas ofrecen planes gratuitos para comenzar, y aunque son intuitivas, requieren tiempo para estudiarlas y comprender todo su potencial.
Es importante tener en cuenta que ninguna de estas herramientas reemplaza por completo a un programador. De hecho, tanto “nocode” como “lowcode” no implican que el mercado requiera menos profesionales, sino todo lo contrario. Estos entornos son desarrollados por programadores y diseñadores que crean soluciones más accesibles para la mayoría de los usuarios. El crecimiento de este movimiento en los últimos años se debe a la creciente demanda de organizaciones que necesitan digitalizar sus procesos utilizando diferentes recursos y posibilidades.
Estudiar una plataforma “nocode” puede ser una alternativa interesante a la programación, pero también puede presentar desafíos. Requiere dedicar horas, días o incluso semanas a la capacitación, pero sobre todo, es necesario comprender claramente el valor que aportan estas soluciones en los diferentes entornos laborales en los que se pueden aplicar.