Elecciones en Tucumán: ¿por qué gana el peronismo en las provincias?

Elecciones en Tucumán: ¿por qué gana el peronismo en las provincias?

Los analistas consideran que los gobernadores van a tener mayor injerencia en el armado electoral nacional.

CELEBRACIÓN. Osvaldo Jaldo, Juan Manzur y Miguel Acevedo festejaron en Casa de Gobierno la victoria en las elecciones provinciales.. CELEBRACIÓN. Osvaldo Jaldo, Juan Manzur y Miguel Acevedo festejaron en Casa de Gobierno la victoria en las elecciones provinciales.. ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

Con una Argentina en crisis, con una inflación que roza el 150% y que lleva a casi la mitad de la población a ponerse cara a cara con la pobreza, ¿por qué en las provincias gana el peronismo? ¿El triunfo en Tucumán es una bocanada de aire fresco para la gestión del presidente Alberto Fernández? Los analistas políticos consideran que hay dos situaciones que pueden servir como primera respuesta a aquellos interrogantes. Lo primero, que los gobernadores aplicaron una vieja receta que hoy da tantos resultados como antes: aplicar más peronismo. La segunda explicación es que ese electorado no encuentra una propuesta interesante en la oposición.

Elecciones provinciales como las de Tucumán permiten, por ejemplo, que un presidente con mala imagen como Alberto Fernández se tome un avión y se suba a un escenario a festejar un triunfo ajeno a su administración, plantea a LA GACETA el politólogo Aníbal Urios. De la misma manera, señala que los triunfos territoriales son eso, concentrados en una zona donde la dirigencia local tiene la fortaleza suficiente para ponerse la mochila de crisis económica que los puede llegar a condicionar electoralmente. “Pero esta forma de colgarse de las elecciones locales no sólo es patrimonio exclusivo de Fernández; muchos dirigentes nacionales salen corriendo hacia los aeropuertos para sacarse foto con un triunfador o con un nuevo político que da un batacazo”, advierte el director de DC Consultora. “La gente los mira con sorpresa y se preguntan qué hacen aquí y, en vez de sacarse fotos o montarse en actos públicos, deberían estar buscando soluciones a los grandes problemas cotidianos del país”, acota. En suma, cree que el peronismo gana en las provincias porque no hay opciones en otros frentes electorales y, en muchos casos, no es el peronismo sino el candidato el que se queda con un triunfo, porque las ideologías partidarias están vacías de contenido.

Urios puntualiza que, más allá de estas expresiones electorales, Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Javier Milei o cualquier dirigente con intenciones presidencialistas “recibirán un cachetazo electoral en las nacionales, porque las victorias como Tucumán, Mendoza o San Luis forman parte de una película pasada cuando la sociedad no sabe cómo llegar a fines de mes”.

En tiempos de problemas económicos, los oficialismos locales tratan de desprenderse de los grandes centros de decisiones, como la Casa Rosada. Eso es lo que intentó hacer el Frente de Todos en Tucumán, focalizándose en las cuestiones provinciales más que en el escenario nacional. Algo similar aplican el resto de los distritos del país con el desdoblamiento de los comicios. “Hay un claro mensaje que ahora se encarna en Juan Manzur y luego en Osvaldo Jaldo, acerca de que los gobernadores van a tener mayor injerencia en las decisiones nacionales y que no serán digitados directamente desde la Casa Rosada”, dice a LA GACETA Cristian Buttié, director de CB Consultora de Opinión Pública. El de Tucumán, por caso, es un mensaje del Norte Grande con la presencia de mandatarios de la región que han reivindicado que la mejor forma de ganar una elección es haciendo peronismo, explica. ¿Qué es esto? Montarse en el aparato partidario, con un discurso de épica local distanciado de las decisiones nacionales. “La elección tucumana, a su vez, ha mostrado otras dos aristas: que Manzur quiere seguir negociando su inclusión dentro de la mesa chica de las decisiones electorales y, algo que no es menor, que el Partido Justicialista sigue con vida, tras un aplastante triunfo”, afirma Buttié. Pero para que eso se consolide, añade, es fundamental que esa estrategia se traslade a la tercera sección electoral bonaerense, donde se dará la madre de todas las batallas electorales.

¿Qué pasó con la oposición? Según el analista político cordobés, uno de los errores de Juntos por el Cambio en Tucumán ha sido la estrategia bicéfala de que el candidato a gobernador Roberto Sánchez cuide más el interior y que Germán Alfaro, candidato a vice y actual intendente, se focalice en la capital. “Fue una condición sine qua non, pero también una debilidad de la coalición opositora, porque no se aseguró un efecto derrame”, sintetiza.

Buttié también expresa que debe haber un replanteo en otras fuerzas electorales, como el caso de La Libertad Avanza, que más allá de la militancia digital, no logra encender el motor electoral en las provincias. “En las encuestas, Milei sigue con una imagen estable y puede llegar a decir que, hasta que su cara no aparezca en la boleta, no juega. Es verdad que en Tucumán se auditó a la Fuerza Republicana de Ricardo Bussi y en La Rioja al movimiento liberal encabezado por Martín Menem, sobrino del ex presidente de la Nación, pero ha quedado en claro que no existe esa fuerza o ese aparato libertario en el país”, remarca.

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