Hace 12 días había cumplido años. Entró sonriente al colegio Sagrado Corazón, con el mismo entusiasmo con el que una niñita llega por primera vez al jardín de infantes. No correteaba pero llevaba el paso lento y seguro, de quien está feliz de su decisión. Rosita Carrezani se apoyó en el brazo de su hijo y llegó hasta la mesa N° 132, en la que le tocaba votar en las elecciones 2023.
Sacó su documento y aun cuando la edad siempre es un tema que se mantiene en reserva, especialmente cuando se pasa el medio siglo de vida, en este caso no pudo pasar inadvertido. El DNI avisaba que el pasado 30 de mayo había cumplido nada más ni nada menos que 101 años.
Rosa puso el sobre dentro de la urna y fiscales y autoridades de mesa estallaron en un aplauso espontáneo inevitable. “Mientras uno tenga la posibilidad de votar. Uno tiene que votar. No se puede regalar a nadie la posibilidad de no elegir. Así he educado siempre a mis hijos”, manifestó Rosita, que también recordó tiempos en los que no se podía sufragar por cuestiones antidemocráticas.
Feliz, después de votar, recordó sus años de juventud en la que estudiaba en el Colegio Nacional, que era mixto, y resaltó el valor de la escuela pública. Recordó también su paso por la Universidad Nacional de Tucumán, donde se convirtió en la segunda egresada como farmacéutica.