Adultos mayores: ponerse a prueba después de los 65

Adultos mayores: ponerse a prueba después de los 65

Lejos de rutinas sedentarias, cada vez más adultos mayores apuestan a una vejez activa y participan de competencias que otorgan un nuevo sentido a esta etapa de sus vidas.

Adultos mayores: ponerse a prueba después de los 65

Son las 10 de la mañana y en el centro deportivo CEF 18 decenas de jóvenes están a punto de pasar una prueba. En un extremo, donde está la jaula de lanzamiento de disco, Oscar Federico Sánchez, se prepara para su rutina de atletismo. Trota durante varios minutos. Salta una y otra vez. Nadie en este predio diría que tiene 83 años. Pero él lo cuenta orgulloso, con los brazos cruzados sobre el pecho, donde exhibe algunas de las muchas medallas que ganó. El deporte, el deseo de poder competir y volver a la pista, lo ha ayudado a atravesar los momentos más difíciles de su vida. Durante 36 meses luchó contra un cáncer. Lo superó. Y ahora solo piensa en el próximo torneo. Quiere entrenar y ganar. “Es lo que me da ganas de seguir viviendo”, confiesa.

Benito Montoya está convencido: “si estoy vivo es gracias al deporte”. Después de jubilarse, el médico le dijo que debía sí o sí hacer ejercicio. “Como soy diabético, no tenía opción. Esta enfermedad ya se había llevado algunos de mis familiares y eso me preocupaba. Empecé a venir al CEF a trotar y al principio me sentía ridículo entre tantos jóvenes. Un día, un profesor me vio y me preguntó si quería sumarme a un grupo de adultos mayores que entrenaban y competían. Ya tenía más de 74 años. Probé y me gustó. Y se hizo el milagro. Aquí estoy, muy bien; voy a cumplir 81 años”, resalta el hombre que desafía al tiempo en carreras de 100, 200 y 400 metros.

Como ellos, cada vez son más los adultos mayores que entrenan más allá del hobby o del ejercicio simple recomendado por los profesionales para esa franja etaria. Competir, para muchos de los que tienen más de 65 años, es un estímulo que les permite estar en forma y sanos, sentirse plenos, sociabilizar, viajar y, a la vez, tener siempre un objetivo en el horizonte.

Por eso -y también gracias a que la expectativa de vida va mejorando cada vez más-, desde hace un tiempo ya no sorprende ver en maratones o competencias de atletismo a personas de hasta 100 años, explica la entrenadora nacional Mary Veliz, de la Asociación de Atletas Masters de Tucumán (Atam).

Van al gimnasio tres veces por semana a levantar pesas. Salen a correr. Practican un deporte. Eligen una alimentación saludable. Y cada año se anotan, mínimo, en una competencia. Como Julio César Ibarreche, de 84 años, que ya está pensando en su viaje a Misiones, donde en agosto se hará un campeonato de atletismo y él pondrá a prueba sus habilidades en salto y lanzamiento de bala.

Julio se declara fanático de la actividad física. “Si alguien me pregunta qué soy, respondo deportista”, sostiene el abogado, que se jubiló hace varios años. También fue docente y diputado nacional. Es papá de seis hijos y tiene 16 nietos y dos bisnietos. Según cuenta, desde muy chico empezó a practicar deportes. A los 17 años -y por casualidad- entró al mundo del atletismo. Ganó varios campeonatos nacionales en su juventud. A los 31 se alejó de las pistas en las que hacía todo tipo de pruebas. Aunque nunca dejó de entrenar, lo hacía en forma más relajada. Hasta que cumplió los 70 y decidió que iba a sumarse a las competencias másters. A los 71 y a los 76 estuvo en dos mundiales. En el primero salió sexto, luego de participar en lanzamiento de bala y salto en largo. “El año que viene me gustaría ir al mundial de Suecia. Dios dirá si puedo. El es ahora mi técnico”, sostiene.

Aunque no se priva de nada, trata de llevar una dieta saludable y evitar los excesos. No tiene ninguna enfermedad y eso se lo atribuye al deporte. “Si bien uno siente el paso de los años en el cuerpo, me siento bien especialmente porque me puedo manejar solo. Quisiera vivir más, pero antes que nada tener calidad de vida; no ser una carga para otra persona. Y creo que en eso es fundamental la actividad física. También ayuda mucho a nivel cerebral. Aunque lo más importante para mí es que me siento feliz. Hacer deportes es invertir en alegría”, resalta.

A veces gana, a veces pierde. “Ya no tiene importancia. Es una competencia conmigo mismo poder llegar a la meta, no importa el tiempo en que lo haga. Sí me esfuerzo en los entrenamientos y me exijo para mejorar. Pero también soy consciente de que con los años hay más limitaciones”, reflexiona (se entrena semanalmente en el Complejo Deportivo Tercer Centenario, en el parque 9 de Julio).

Los mejores años

Para Dardo Miguel Torres entrar al mundo de la competencia fue pura casualidad. Empezó a correr a los 70 años. Nunca antes lo había hecho. Ahora, a los 82, nos cuenta un secreto: “estos son los mejores años de mi vida; me siento muy bien”.

Corre en velocidad y hace lanzamiento de disco y jabalina. Dice que ya tiene unas 200 medallas. Y quiere más. “Gracias a la actividad física no tengo ningún problema de salud”, remarca Dardo, que se jubiló como mecánico electricista de locomotoras. Ahora sigue ejerciendo su otro oficio: es pedicuro. Está casado, tiene siete hijos, 14 nietos y tres bisnietos. No imagina ni un día sin realizar actividad física.

“Me encanta exigirme. Trato siempre de superar mis tiempos. Puedo correr 400 metros en un minuto y 37 segundos”, describe Torres, que en el último mundial estuvo entre los ocho atletas más veloces en su categoría. “Eso no me conforma, quiero estar en el puesto número uno”, resalta con seguridad. “Es un gran satisfacción competir y ganar. Me hace sentir joven y vital. En el último Sudamericano traje cinco medallas”, cuenta, orgulloso.

María del Carmen Atella, a sus 65 años, es también una de las corredoras más veloces de la provincia. Y del mundo. Participó en tres mundiales. En uno de ellos, en Málaga (España), obtuvo la medalla de bronce.

Aunque siempre le gustaron los deportes (hizo danza y softbol), María -que es contadora- se enamoró de las carreras de velocidad después de jubilarse. Corre 100, 200 y 400 metros. También hace salto en alto y le gustan las carreras largas. “Esto te mantiene activo y en buen estado; pero sobre todo feliz”, cuenta la mujer, que tiene dos hijas y cinco nietos.

Juan Carlos Sánchez, de 81 años, cuenta que tiene una pieza llena de trofeos. Empezó a competir a los 46, cuando era empleado bancario, y no paró más. “Gracias a eso estoy en perfectas condiciones de salud; no tomo ni un remedio”, resalta. Luego, cuenta que tiene un sueño: quiere vivir 100 años. Y llegar a esa edad corriendo en una pista.

Hoy todo lo que hace es relacionado al deporte. Además de correr 5.000 y 10.000 metros, juega al newcom (voley adaptado), es jurado y fiscal de boxeo y va al gimnasio tres o cuatro veces a la semana.

“Cuando corro, me siento como de 20 años”, dice. Sus compañeros, Sánchez, Montoya y Atella, le dan la razón. Destacan también otro aspecto importante del deporte: el compañerismo.

¿Tienen pensado dejar de entrenar o de competir en algún momento?, les preguntamos. Todavía no tienen respuesta. Es más, la mayoría asegura que si le dieran a elegir, quisieran morir corriendo; estar en una pista antes que en una cama de hospital.

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