Alerta: vienen tiempos propicios para incendios
Aunque viene disminuyendo notablemente, todavía en época de zafra suelen verse quemas de cañaverales. Casi todos los productores azucareros saben que la práctica conlleva perjuicios, antes que beneficios. Pero igualmente ocurren fuegos accidentales u intencionales que deben prevenirse. La sociedad toda debe entender que todos resultan afectados.
La producción de caña de azúcar es muy importante para Tucumán. Tiene un poquito más de 200 años de existencia -comenzó en 1821, con el obispo Eusebio Colombres a la cabeza-; fue la primera industria pesada del país y permitió como actividad productiva generar trabajo genuino a muchas familias en el campo, en los ingenios y en pueblos y ciudades aledaños, lo que permitió motorizar la economía de todo el conjunto de la provincia y de la región.
Como todos los años los beneficios productivos laborales y sociales son muchísimos. Pero lo indeseable son las quemas. En este sentido LA GACETA Rural de hoy publica algunas notas, que muestran el deseo de que esta práctica vaya disminuyendo en la actividad.
Al cierre de esta edición, en Tucumán están moliendo nueve ingenios, y la zafra va avanzando. A medida de que vaya pasando el tiempo se irán sumando más ingenios y, por ende, más frentes de cosecha por los cañaverales tucumanos. A esto se suma que el período de lluvias empieza a desaparecer de a poco, y a medida de que avance el invierno -que llega en pocos días-, las precipitaciones desaparecerán por completo y el tiempo seco aumentará, lo que creará condiciones favorables para que más incendios aparezcan en los campos.
Todo el sector sabe que la quema se encuentra en un proceso de erradicación, debido a que se trata de una infracción ambiental prohibida por la Ley Provincial Nº 6.253. Pero existen riesgos por quemas accidentales o ocasionadas por personas ajenas a las explotaciones cañeras.
La quema, en general, es un problema cultural en Tucumán, con diversos orígenes, que van desde quemas de residuos domiciliarios y de banquinas hasta quemas de caña o de residuos de cosecha.
La quema es una práctica que degrada los suelos y daña el ambiente, la salud de la población, afecta la seguridad vial, la infraestructura de servicios y el ciclo de producción en el campo.
Lo bueno es que ya se viene trabajando desde hace mucho para que la quema vaya desapareciendo. Fruto de un trabajo mancomunado entre agentes gubernamentales y privados, y entidades de investigación agropecuaria, que se manifiesta en la Mesa de Gestión Ambiental (MGA), que aborda la problemática con productores y con la sociedad civil.
Mucho se viene haciendo desde este lugar, con diversas herramientas que permiten que la quema disminuya. Una de ellas es el uso de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).
Se trata de un conjunto de principios, de normas y de recomendaciones técnicas aplicables a la producción, al procesamiento y al transporte de materias primas y de alimentos. Están orientadas a asegurar la protección de la higiene, de la salud humana y del ambiente, mediante métodos ecológicamente seguros, higiénicamente aceptables y económicamente factibles.
Actualmente el sector cañero suma más de 46.000 hectáreas que fueron certificadas bajo las normas Local G.A.P.. La idea de la MGA es seguir trabajando para que esa área aumente, en beneficio del ambiente.
Muchos productores cañeros e industriales están trabajando con el sistema de cosecha integral.
Incorporan rastrojo mediante equipo de paquetes de discos junto con la abonada.
Hacen los desmalezados y el rastrado de callejones frecuentemente. Sacan la vegetación de alambrados y de acequias para impedir la propagación de fuegos de otros campos o de banquinas.
Respetan la distancia de las torres de energía eléctrica, respecto del cultivo, y mantienen sin cobertura vegetal las zonas aledañas a estas.
También realizan otras labores para evitar focos de incendio: mantienen sin basura los campos y las instalaciones, y hacen el mantenimiento de maquinarias para que trabajen seguras y tengan pocas posibilidades de provocar incendios.
El sector sabe que el fuego afecta al sistema productivo cañero porque al quitar la cobertura y generar una pérdida de materia orgánica en los suelos se pone en riesgo la pérdida total del cultivo al no ser cosechados por máquinas.
Es necesario que también la sociedad colabores en acciones que no generen focos de incendios. Y en eso la MGA también trabaja a full.
Todos deben saber que durante los meses de zafra y de menor ocurrencia de lluvias en Tucumán, cualquier foco de fuego puede pasar a los cañaverales y provocar un incendio que, por efecto del viento, puede llegar hasta zonas urbanas con la peligrosidad que eso conlleva.
Debido a ello, la MGA pide que los ciudadanos tomen recaudos y eviten quemar basura, tirar colillas de cigarrillos en lugares que puedan prenderse fuego, no encender incendios en banquinas, en rutas o en caminos.
Prevenir es fundamental. Y todas las acciones que se llevan adelante con todo lo que se viene realizando apuntan en ese sentido.