La sensación de inestabilidad sigue presente. Pero la política tucumana ha respirado. El martes transcurrió sin novedades de la Corte Suprema de Justicia de la Nación respecto de la posibilidad de un nuevo aplazamiento de la fecha de elecciones provinciales, tal como lo pidieron judicialmente el Partido de la Justicia Social y CREO. No hubo dirigente que no haya ingresado al sitio oficial del máximo tribunal a la espera de una resolución de los vocales. Todos estuvieron en modo “F5”. Refrescar y actualizar; actualizar y volver a refrescar para confirmar si los expedientes se movieron. Nada de eso ocurrió, al menos hasta anoche. Los rumores se propalaron durante todo el fin de semana. Algunos señalaban que el mismo sábado se había depositado la respuesta en el casillero del Gobierno con una nueva suspensión de la convocatoria a elecciones en la provincia. En los días posteriores se mencionó que la decisión se iba a tomar el martes que pasó y que hoy se daría a conocer el texto del fallo.
Todos los movimientos son casos de estudios. El fin de semana, el candidato a gobernador por el Frente de Todos por Tucumán, Osvaldo Jaldo, salió a recorrer de punta a punta la provincia, mientras que en la Capital y en algunos lugares del interior el actual gobernador Juan Manzur continuó con la estrategia de fidelización de votos. Jaldo continuó con las reuniones el lunes, pero Manzur realizó un repentino viaje a Buenos Aires. ¿Motivos? Varios: desde un análisis con su equipo de abogados respecto de la decisión de la Corte, pasando por un eventual encuentro con algunos dirigentes peronistas (no se descarta que se haya reunido con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, el delfín presidencial de Cristina Fernández) hasta un sondeo respecto de lo que le deparará el futuro después del domingo 11 de este mes. El gobernador regresó ayer y al mediodía mantuvo un almuerzo de trabajo en Casa de Gobierno con dos de sus principales asesores políticos: el sociólogo Hugo Haime y el consultor Adrián Kochen. La siesta sorprendió a los visitantes. Manzur salió a despedirlos. Bajó las escaleras del primer piso de la Casa de Gobierno hasta la puerta principal del edificio de 25 de Mayo y San Martín, con la convicción de que el domingo el oficialismo se impone con una diferencia de 12 puntos. Eso es lo que le transmitieron los consultores. El gobernador sabe que la base de su sustentación política es el triunfo holgado. Pero la mayor carta de presentación a nivel nacional será una victoria en San Miguel de Tucumán. La puja electoral será muy cerrada en el distrito que hoy gobierna el líder del Partido de la Justicia Social y candidato a la vicegobernador por Juntos por el Cambio, Germán Alfaro. Él también tiene mucho en juego. Sostener el poder en la Capital de la mano de su esposa, la senadora Beatriz Ávila, es vital para las aspiraciones del PJS, más allá de este turno electoral. Roberto Sánchez, en tanto, también puso en juego su imagen. Ayer, la precandidata presidencial de la coalición opositora, Patricia Bullrich, le pidió que sea él mismo en el debate de los postulantes a la gobernación que anoche organizó LA GACETA. “Eso marcará la diferencia, porque la gente quiere ver a la persona, más que al candidato”, le sugirió. Algo similar le transmitió Elisa Carrió hace algunos días. Bullrich vaticina un poker electoral para el domingo: Mendoza, Corrientes, San Luis y Tucumán. Los opositores sostienen que están en condiciones de vencer al aparato peronista, que -a su entender- se ha sustentado en una montaña formada de millones de pesos que inundaron la plaza financiera provincial. El Frente de Todos, sin embargo, pudo reponerse a la decisión anterior de la Corte y tomar nuevamente impulso. Hoy será un día de mucho movimiento interno, porque las listas oficiales y los acoples necesitan combustible para llegar el domingo con las mismas aspiraciones que tenían el pasado 14 de mayo.
El día después
Los días se consumen. Todos, o casi todos, no ven las horas que pasen con mayor celeridad para llegar al domingo y que las urnas hablen. La campaña ha sido muy desgastante en todos los frentes. A las coaliciones más tradicionales les costó sostener la estructura y fidelizar voluntades para llegar a la meta con la menor cantidad de heridos posibles. En el oficialismo el proceso ha sido casi similar, aunque desde el vamos había una clara distinción acerca de quiénes se presentarían en las listas oficiales y quiénes integrarían los acoples. Los frentes con menor estructura padecieron las suspensiones a base de endeudamiento y de venta de propiedades para poder seguir apostando al “negro 11” en la gran ruleta electoral.
Nadie arriesga a decir qué sucederá el día después de las elecciones. La transición será demasiado larga para pensar en otra lección, aunque en la provincia saben que retener el poder, a nivel nacional, no será sencillo debido a la situación económica que atraviesa la Argentina. “La inmensa mayoría de la sociedad sigue convencida de que el próximo gobierno debe ser capaz de consensuar con todos los sectores políticos y que además debe optar por medidas gradualistas. El centro moderado sigue siendo el gran espacio en disputa de cada a las primarias y especialmente de cara a la elección general”, señala el último sondeo nacional elaborado por la consultora cordobesa Zuban, Córdoba y Asociados. Es muy claro que en el tablero electoral, tres son multitud. El temor de los gobernadores peronistas es a perder la base de sustentación financiera en un país que, inexorablemente, se encamina hacia un ajuste. Hoy en la sede porteña del Consejo Federal de Inversiones (CFI) no habrá cantos de sirena, pero sí un rosario de lamentos y de quejas por los recortes observados en los últimos meses al giro no automático de recursos por parte de la Nación. Los mandatarios provinciales quieren a uno de ellos en la futuro fórmula presidencial. Manzur no estará en la cumbre. No tiene previsto viajar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una ausencia que no debe sorprender porque ha sido una constante en los últimos meses. Sin embargo, mantiene los canales abiertos frente a un potencial llamado a retornar al corazón del poder político nacional.
El día después en Tucumán también implicará reposicionamientos políticos de cara a los comicios nacionales. ¿Quién o quiénes definirán la nómina de candidatos a diputados nacionales? ¿Estará Manzur dentro de la oferta oficialista para ocupar una banca en la Cámara Baja? ¿Osvaldo Jaldo reclamará espacios para su tropa? Esa es la discusión que se avecina, como también el proceso de estructuración del nuevo gobierno, sea cual fuere el signo político que gane el domingo en las urnas. Tucumán, en ese sentido, sigue siendo el laboratorio político donde se elaboran las más arriesgadas estrategias electorales.
La desgastante campaña está llegando a su fin. Tal vez sea recordada como la más rara de los últimos tiempos o la más cara en términos de inversión electoral. La sociedad toda ha visto en sus buzones y debajo de la puerta una variada oferta de candidatos, algunos más conocidos que otros. Muy rara vez ha recibido un plan de gestión que le explique qué harán esos postulantes cuando asuman. En la Argentina todo parece indicar que preocupan más las caras que los programas. Algún día esas prioridades deberían modificarse.