La música influye en nuestro estado de ánimo y no hay que olvidar que la conducción es una tarea que requiere de toda nuestra atención. Hay varios estudios que hablan sobre la mejor y la peor música para conducir. Uno de ellos, realizado por la universidad St. John’s de Newfoundland, en Canadá, revelaba que es el ritmo de la música el que realmente afecta al pulso cardíaco y a la actividad cerebral. Para llegar a esta conclusión sometió a un grupo de hombres y mujeres a diferentes pruebas de concentración utilizando diversos tipos de música y valores comprendidos entre los 53 y 95 decibelios. Conclusión: las personas que escuchaban música con ritmos más acelerados y con el sonido más elevado tenían un 20% más riesgo de sufrir un accidente de tráfico porque su tiempo de reacción aumentaba en el mismo porcentaje. Si la canción tiene un ritmo rápido, el conductor tiende a pisar más el acelerador. Además, si subimos el volumen, la capacidad de atención se reduce. Otro estudio de la universidad alemana de Dortmund concluía que los conductores que escuchan música pop-rock tienen a conducir más rápido y de manera más agresiva que los que eligen música clásica. ¿Qué más dicen los estudios?
Los expertos sí recomiendan la música clásica y música pop como las mejores para conducir porque favorecen una actitud más relajada. “La música pop es simple y repetitiva, la gente tiende a saberse la letra de memoria, por lo que ocupa menos espacio en la mente del oyente”, explica Vicky Williamson, psicóloga y una de las responsables de este análisis. En general, todos los estudios sobre cómo la música influye en la conducción concluyen que la música más rockera o heavy-metal nos puede provocar pisar más fuerte el acelerador, el rap conlleva una conducción más agresiva y con menor nivel de atención, mientras que la clásica nos facilita una conducción más relajada. Pero esto último no siempre es así. Algunos estudios también dicen que las sintonías de los clásicos pueden provocar más errores al volante porque nos hacen perder la concentración más fácilmente. Los expertos dicen que la canción más segura es la que tiene un tempo similar al del corazón, entre 60 a 80 latidos por minuto. El nivel de atención a la conducción no es siempre el mismo. Así cuando viajamos por una autopista o autovía se recomienda escuchar una música más estimulante o un programa de radio interesante que evite la somnolencia y la monotonía. Durante un atasco es preferible escuchar música más relajante, tertulias, cursos de idiomas que eviten reacciones agresivas o de nerviosismo. En cambio, cuando llegamos a una zona urbana tras un viaje largo, o circulamos por el centro de grandes ciudades es aconsejable evitar el sonido para prestar atención a todos los estímulos que vamos a encontrar: señales de tráfico, bicicletas, motos, peatones… Una cosa está clara: la música puede alterar nuestra percepción del tiempo y crear una realidad temporal alternativa. Puede, incluso, hacerte desconectar y aislarte dentro del habitáculo del vehículo y, por tanto, hacerte perder el sentido de la responsabilidad con tu seguridad y la del resto de los usuarios.