Cuenta la historia que el alimento para animales de compañía se inventó en 1870, luego de que un empresario viera cómo un grupo de marineros arrojaba galletas a mascotas en un puerto. Esas piezas, hechas de harina, agua y sal, eran lo que mantenía a los tripulantes con vida en el mar; el producto, fácil de preparar, era duradero. Y hacer algo similar para estos amiguitos de cuatro patas le pareció una buena idea al empresario James Spratt, que más tarde sacó las croquetas al mercado. Durante más de un siglo fueron la forma predilecta para nutrir a perros y gatos, pero hoy hay quienes lo ponen en duda.
“Se te va a terminar muriendo el perro, Brenda”, fue la frase que se hizo viral en TikTok hace algunos meses. La veterinaria tucumana Patricia El-Kadi (@elkadiveterinaria) fue la responsable; con esas palabras respondió la consulta de una usuaria, que quería saber si el balanceado con el que alimentaba a sus animales era bueno. Entonces la pregunta es clara: ¿un buen balanceado, clave para la mejor vida de mi animal de compañía?
No hay una respuesta, sino varias. Es que además de estos ultraprocesados, cada vez se habla más de otros tipos de alimentación: dietas secas, dietas húmedas, dietas BARF... El abanico de posibilidades es amplio. Pero, ¿por dónde empezamos? “Imagínense comer todos los días de su vida hamburguesa o algún alimento empaquetado. ¿Rendirías bien? ¿Tendrías un buen ánimo? ¿abarcarías todos los nutrientes que necesitas? Lo mismo pasa en nuestras mascotas, servirles exactamente todos los días el mismo alimento y que no tenga una opción alternativa… sienten lo mismo que nosotros”, explica a LA GACETA Sofía Juárez Masclef (@puroinstinto.tuc), médica veterinaria con orientación en nutrición.
Consecuencias
El balanceado -indica- no es lo mejor para los animales. “Es un comestible, es decir, algo que se come, pero no significa que favorezca la salud o que nutra. Lejos está de ser un alimento real, ya que algunos de sus ingredientes, los cuales muchas veces son restos de la industria humana, pasan por un proceso de cocción a elevadas temperaturas para formar harinas; además, están conformados con altos porcentajes de hidratos de carbono, los cuales superan los requerimientos”, advierte.
La buena vida de los animales depende de la alimentación; no es un mito. Y no hay que esperar hasta la vejez para ver las consecuencias de una mala dieta, asegura a este medio El-Kadi. “Es 100% cierto. Somos lo que comemos; pero el problema no son todos los balanceados. Si vos le das uno que sea de un laboratorio bueno, te asegurás con esa inversión que a la larga vas a gastar menos en veterinaria y vas a prolongar la vida del animal. Lo que pasa es que los alimentos económicos utilizan el cereal que esté disponible en el momento; no mantienen su formula y usan proteína de baja capacidad de absorción”. No recomienda comprar los de supermercado, ni de distribuidoras, y aconseja evitar cualquier tipo de croquetas que se vendan a granel.
Una dieta deficiente -alerta- puede producir problemas hepáticos. “Ya a la temprana edad se ven las consecuencias de esa alimentación; les produce diarrea, vómitos, o ves que la mascota engordó mucho”. Y eso es sólo una parte. “Muchas enfermedades que vemos hoy en nuestros pacientes son crónicas, como alergias, insuficiencias renales, y cáncer, predispuestas tanto por el estilo de vida, como por la alimentación”, enumera.
En los felinos las consecuencias son más visibles, confirma Cecilia Carretero, veterinaria y miembro de la Asociación Argentina de Medicina Felina. “Lo más común es lo que se ve a nivel digestivo y renal (es común que se les produzcan cálculos), pero también pueden haber efectos en la piel, en el sistema osteoarticular. La mayor casuistica es a nivel digestivo: sobrepeso, obesidad, problemas en la vesícula, o a nivel renal”, enumera.
¿Natural o artificial?
“Un ultraprocesado de calidad tiene que tener una buena fuente de proteína; no tiene que ser subproducto ni tener harinas de soja o de trigo. Tiene que ser una fuente de proteína animal -considera Carretero-; para saber si es bueno o no, hay que ver además la fuente de grasas que aporta el alimento, qué aditivos o conservantes tiene. En los gatos, es fundamental además tener en cuenta la suplementación de taurina”.
Y acá viene el debate. ¿Es mejor cocinarles? Las opiniones son diversas; El-Kadi asegura que es posible que las mascotas tengan una vida larga y sana comiendo balanceado, siempre y cuando el producto sea de buena calidad. En caso de optar por una dieta “casera”, hay que ser cuidadosos. “Es difícil hacerlas en casa porque llevan muchos elementos, que muchas veces ni nosotros preparamos”, reflexiona.
Pero es posible, confirman las otras dos veterinarias. “Es conveniente darles alimentos reales, frescos, con proteínas de alto valor biológico. Esto llevará más tiempo de preparación, pero el beneficio en su salud y el disfrute al comer es muy gratificante. Nosotros elegimos tener animales a cargo y dependen 100% de nosotros. Es por eso que por lo menos tenemos que saber que existen otras opciones diferentes al momento de alimentarlos y poder elegir lo que consideremos mejor”, dice Juárez y enumera: “existen distintos modelos de alimentación, dietas cocinadas, dietas mixtas, dietas BARF, dietas crudas, con huesos y sin huesos son algunos ejemplos, cada una se adapta mejor a un animal, de acuerdo a sus tolerancias digestivas, patologías, razas. Recomiendo asesorarse con veterinarios que se dediquen a la nutrición para hacer el cambio, ya que hace falta un proceso de transición”.
Carretero la llama alimentación fisiológica o real. “Se adapta a la especie, siempre bajo el consejo y guía de un nutricionista veterinario -advierte-; debido a la incrementación de ultraprocesados, desde chiquitos o desde la panza de la mamá empiezan a generar una mala nutrición. Yo sí recomiendo este tipo de alimentación, pero también es cierto que hay gente que no puede pagar ni un nutricionista ni cumplir con todos los requerimientos para una buena alimentación. O quizá quieren, pero se les hace cuesta arriba por los tiempos, la organización y el número de animales en casa. En esos casos, lo que aconsejo es darle al menos una vez al día una porción de carne con vísceras, acompañada de alguna verdura, todo hervido. Y, el resto del día, comer ultraprocesados, que en lo posible sean de veterinaria, que tienen una materia prima con una calidad superior a los alimentos de súper o de forrajería”.