Elecciones 2023: impacto de los acoples en la representatividad legislativa

Elecciones 2023: impacto de los acoples en la representatividad legislativa

En 2019 bastaron poco más de 8.650 votos para sentar un legislador por la sección Capital. La cifra significaba un 1,95% del padrón.

DIFERENCIAS. Muchos legisladores por la sección Capital no necesitaron una avalancha de votos. DIFERENCIAS. Muchos legisladores por la sección Capital no necesitaron una avalancha de votos.

Cuando sancionaron la Constitución nacional, los políticos de mediados del Siglo XIX dejaron muy en claro que a un sector de la población le cabría el rol de representante, mientras que otra parte ocuparía el lugar de representado.

El artículo 1 de la Carta Magna de 1853 precisa que la Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal. El artículo 5, incluso, ordena que la Constitución de cada una de las provincias se dictará bajo el mismo sistema representativo y republicano. Y el artículo 22 lisa y llanamente establece que el pueblo solo deliberará y gobernará por medio de sus representantes.

Pero, ¿qué confiere el estatus de representante? El voto, sin dudas; al menos en lo que refiere a la administración de dos poderes del Estado. Es decir, un factor cuantitativo: los candidatos más votados llega a los espacios destinados para los representantes del pueblo.

Sin embargo, cuando uno comienza a desmenuzar los distintos sistemas electorales advierte que no necesariamente llegan a ocupar cargos los candidatos más votados. Un ejemplo de esto es el acople.

La proliferación de listas baja el piso a partir del cual se puede acceder a una banca. Es decir, basta un puñado de votos, respecto del padrón total de una sección, para que un candidato resulte electo legislador, y acceda a la categoría de representante del pueblo.

Por ejemplo, en la actual conformación de la Legislatura, casi una decena de integrantes que accedieron por la sección capital lo hicieron con menos de 10.000 votos. Esto implica más de la mitad de las 19 bancas que corresponden a esta sección electoral. El último de los legisladores que lograron un escaño mediante el sistema D’Hont es Javier Morof. En junio de 2019, su acople, “Nueva Organización Social”, fue votado por 8.657 ciudadanos, sobre un padrón -en aquel momento- de 444.319 electores. En otras palabras, el número de votantes de Morof representa un 1,95% del total de ciudadanos que ese año estaban habilitados para sufragar en la sección Capital.

Pero este caso no es el único. El partido por el cual se postuló el legislador Daniel Deiana, “De la Renovación y la Dignidad”, cosechó solo 12 votos más que Morof, por lo cual el insignificante porcentaje prácticamente no varía. Y algo similar ocurre con Gerónimo Vargas Aignasse (acople “Nuevo Espacio Popular”, con 8.978 votos), con Gabriel Yedlin (“Frente Justicialista por Tucumán”, 9.484), con Raúl Pellegrini (“Viva la Ciudad”, 11.094), con Reneé Ramírez (“Frente Solidario Laborista”, 11.381), con Federico Masso (“Libres del Sur”, 11.836), con Tulio Caponio (“Militancia Popular”, 12.339), y con Carlos Assán (“Marea Verde”, 14.517), entre otros.

En el caso de los otros legisladores, tampoco es que obtuvieron una avalancha de votos. Verbigracia: la lista más votada en la capital en los comicios provinciales de 2019 había sido Fuerza Republicana: con 43.939 adhesiones sentó cinco legisladores; es decir, a un promedio de casi 8.788 votos por legislador.

De hecho, aun si se suman los votos obtenidos por todos los partidos que en aquella elección sentaron al menos un legislador -221.332-, el número representa un 47,8% de los 444.319 electores de la Capital para aquel año. En otras palabras, más de la mitad del padrón de esa sección en aquellos comicios no eligió a ninguno de esos llamados representantes.

En el este

En líneas generales, algo parecido ocurre en la sección electoral este. Ni el apabullante dominio de la lista “oficial” del partido gobernante alcanza para que el porcentaje de votos cosechados resulte significativo, respecto del padrón total. En la elección de 2019, el “Frente Justicialista por Tucumán” había obtenido 81.896 votos, sobre 292.714 posibles; es decir, un 27,98%.

Pero en este caso, si se suman todos los sufragios colectados por las fuerzas que obtuvieron las 12 bancas que corresponden a esta sección, el porcentaje supera el 50%: 185.714, sobre 292.714: 63,4%. Claro que casi un 30% de este total lo explica el grueso caudal de votos al oficialismo.

Oeste

A la sección electoral oeste le corresponden 18 de las 49 bancas. En 2019 ocurrió algo semejante a la sección este: tanto la lista “oficial” del Partido Justicialista, como los acoples adictos a Casa de Gobierno arrasaron en cuanto a la cantidad de votos obtenidos.

En el caso de esta sección electoral, los partidos o frentes que lograron al menos una banca sumaron 274.406: el 56,2% de los 488.012 electores habilitados en 2019 para esta parte de la provincia. El porcentaje no resulta contundente, a la hora de hablar de representatividad, ya que casi un 44% de ciudadanos no eligieron a ninguno de esos legisladores. De hecho, el último en alcanzar una banca, el legislador Raúl Albarracín, obtuvo 16.736 adhesiones con el Partido por la Justicia Social. En la Capital, con esa misma performance habría estado cerca de conseguir dos escaños.

Comentarios